Foto: Trabajadores de la construcción sentados en la viga de un rascacielos de la ciudad de Nueva York en 1932
El 1º de mayo de cada año se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores, fecha que desde fines del siglo XIX ha tenido un alcance planetario. Ya en 1890 se celebraba en nuestro país y en la mayoría de los países del planeta, salvo algunas excepciones como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, que lo celebran en otra fecha; en lugares como Japón, Arabia Saudita, Sudán, Yemen, Dinamarca y unos pocos más, ni siquiera se realizan marchas o alusiones.
La fecha, que no podría ser considerada como una jornada de festejo —aunque generalmente los trabajadores y trabajadoras del mundo aprovechan para encontrarse con sus compañeros y compañeras de trabajo disfrutando de un momento de distensión y hasta diversión—, se ha utilizado habitualmente en los países periféricos (“del tercer mundo”[i]) para mostrar las injusticias, abusos, arbitrariedades y atropellos que sufren los trabajadores por parte de sus patrones.
Mientras que en los países del llamado “primer mundo” comenzó con el objetivo prioritario de hacer valer la jornada máxima de “ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso” (Dommanget, 1956, p. 158), una vez logrados estos reclamos, el 1º de mayo ha tomado un carácter más conmemorativo, salvo algunas excepciones (discusión de leyes laborales, reclamos por represión de las fuerzas de seguridad, aumento de la edad de trabajo para jubilarse, etc.).>
Fuente: Viento Sur (UNLA)
http://vientosur.unla.edu.ar/index.php/dia-del-trabajador-algunas-observaciones-desde-el-tercer-mundo/
Foto: Fanny con Beppo, en el departamento de Borges de la calle Maipú.
Introducción
El padre de la ciencia económica moderna Adam Smith, nunca tuvo en cuenta que era una mujer, Margaret Douglas, la que preparaba su cena todos los días. Otra mujer, Epifanía Uveda, “Fanny”, fue quien se ocupó de la atención diaria de Jorge Luis Borges. En esta nota Angelina Uzín Olleros recupera la historia de Fanny, esa mujer olvidada que se contentaba con haber sido la mucama de una personalidad tan importante, como si ese hecho hubiese borrado cualquier pretensión de justicia o de reconocimiento de su persona como sujeto de derechos.
Por Angelina Uzín Olleros* Especial para La Tecl@ Eñe
En su libro ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith? Una historia de las mujeres y la economía (Debate 2019), su autora Katrine Marçal despliega la tesis sobre la necesidad de constituir un nuevo campo disciplinar como es el de la Economía Feminista. Según ella “Adam Smith nos contó el cuento de por qué el libre mercado era la mejor manera de crear una economía eficaz… su razonamiento era el siguiente: eliminemos los aranceles y las regulaciones, ya que cuando permitamos al mercado funcionar libremente la economía marchará sobre ruedas, con el interés propio como combustible inagotable…
La economía moderna se construyó sobre el pedestal del interés propio, que todos debíamos idolatrar.” (Pp.21)>
Fuente: La Tecla Eñe
https://lateclaenerevista.com/quien-le-hacia-la-cena-a-borges-por-angelina-uzin-olleros/
Creada en 1999 para mantener la memoria, exigir justicia e impulsar la Ley de Reparación del Exilio cuya primera presentación al Parlamento data de 1998 La promulgación de la "Ley de Reparación del Exilio", uno de nuestros objetivos desde 1999, cuando creamos CEAM, nunca ha sido promulgada por los legisladores argentinos