«Murió un canalla, su maldad perdura»
Puede ser que de chico haya tenido
un gesto de inocencia o de ternura,
pero el tramo más ancho de su oscura
existencia de turro malparido
estuvo consagrada al vil rosqueo
y al solapado oficio del sotreta:
catapultado por la servilleta
de un ministro campeón del trapicheo,
fungió de juez cagándose en la AMIA,
persiguiendo a Cristina sin razones
y entregándole el culo y los calzones
a los dueños del queso y de la infamia.
Su carne, que hoy reclama sepultura,
deja un reguero inmenso de basura.
Fuente: Poesía y política
https://poesiaypolitica.blogspot.com/2020/02/guillermo-saavedra-un-reguero-inmenso.html