28 de Septiembre – Una infinita sinfonía de voces, de lenguas, de sonidos. Exiliado en su subjetividad. Por Luciano Monteagudo

¿Quién es Don Diego de Zama (Daniel Giménez Cacho), ese hombre que está solo y espera?El monólogo interior que escribió Di Benedetto resulta orgánico con la manera de narrar de Martel, que se pregunta por la identidad de Zama y de quienes lo rodean, ese deshilachado resabio de la corona española perdido en un continente invisible a sus ojos.
Había infinidad de escollos a la hora de llevar adelante un proyecto como Zama, empezando por la dificultad de la novela misma, escrita en 1956 por Antonio Di Benedetto y celebrada en su momento tanto por Cortázar como por Roa Bastos y Juan José Saer. Pero se diría que Lucrecia Martel –en la que es su primera adaptación literaria y su primer film de época– los ha sorteado todos y ha conseguido mucho más que una versión lograda de una novela mítica. Su Zama es una composición autónoma, una nueva cumbre en su obra, un film de una complejidad visual y sonora fuera de norma en el cine contemporáneo, capaz de romper con la linealidad narrativa para ir en busca de un pasado colonial que solamente puede imaginarse de modo fragmentario, como quien explora su identidad en los retazos que quedan de eso llamado Historia.>
Fuente: Pagina 12
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