27 de Marzo – «Claro que no fueron 30.000. A lo largo de la Historia fueron cientos de miles. Por Hernán Brienza.

En un país enfrentado, con un empate hegemónico como la Argentina, la historia también es un campo de batalla en donde se disputan las interpretaciones sobre ese pasado.
La narración histórica de la última dictadura militar argentina es una construcción demasiado fresca todavía. Muchos de sus protagonistas están vivos aún, y gozan o sufren sus consecuencias. De la misma manera que Héctor Magnetto disfruta, cuarenta años después, de haber arrancado Papel Prensa, gracias a las sesiones de tortura que los Grupos de Tareas infligieron a sus antiguos y legítimos dueños.
>>>No hay nada más presente que el pasado. Construir una política de la historia es fundamental para justificar las acciones del presente, ya lo sugirieron muchos, entre ellos Arturo Jauretche.>>>
>>>Sin duda la violencia política en Argentina no ha sido monopolio exclusivo de un solo sector –vaya como ejemplos horribles la Mazorca, las Secciones Especiales y la Triple A- pero no hay dudas de que el liberalismo conservador -desde el golpe de Juan Lavalle a Manuel Dorrego en 1828, la guerra de policía mitrista contra el gaucho, la campaña al desierto contra los pueblos originarios, los fusilamientos de los obreros de la Patagonia, de las víctimas de junio de 1956 o de Trelew en 1972- ha convertido al Estado en muchísimas ocasiones en “una fría máquina de matar”.
Claro que no fueron 30 mil.
A los largo de la historia han sido cientos de miles.
Fuente: Agencia a.Ar

http://www.avenidargentina.com/2017/03/claro-que-no-fueron-30-mil-los-largo-de.html