17 de Abril – Todos los fuegos el fuego. Por Javier Nieva


Agradecemos la colaboración de Carlos Iaquinandi
Un repaso por las experiencias más significativas de quema de libros en la dictadura
El camión volcador realizó dos viajes entre el depósito situado en Agüero y O’Higgins, de la localidad de Sarandí, y el terreno baldío que se encontraba a pocas cuadras —Ferré, entre Agüero y Lucena—. En esos viajes, fueron trasladadas alrededor de 24 toneladas de libros y revistas pertenecientes al Centro Editor de América Latina para cumplir con la orden de quemarlos. Ese 26 de junio de 1980 era un día plomizo y un impresionante despliegue policial vigilaba que todo el material bibliográfico llegara al baldío donde se haría la quema.
Lecturas peligrosas
Cualquiera podía ser detenido, secuestrado o desaparecido. Después del golpe de Estado, las puertas del infierno se abrieron de par en par y cientos de personas comenzaron a llenar los campos de detención y exterminio. Tener una biblioteca resultaba sospechoso, la afición por la lectura podía ser interpretada como un síntoma de subversión. Algunos autores, algunos títulos, algunas editoriales encendían todas las luces de alarma; represores uniformados o de civil empezaron a revisar las bibliotecas. Los primeros casos registrados de quema de libros se produjeron en Córdoba en el marco de lo que luego se llamó “Operación Claridad”.
Fuente: El Cohete a La Luna

https://www.elcohetealaluna.com/todos-los-fuegos-el-fuego/