En la última Cumbre de Presidentes del Mercosur no hubo ni una sola palabra de amor. El gobierno argentino alegó motivos de seguridad para suspender la Cumbre Social, y pasó la presidencia pro-témpore a Brasil con un claro objetivo en agenda: expulsar a Venezuela del bloque. La pretensión no sorprendió a nadie: aun cuando el país ya esté suspendido y la figura de la ‘expulsión’ no exista, la intransigencia frente a Venezuela es una de las pocas promesas de campaña que Mauricio Macri parece dispuesto a cumplir. La novedad estuvo dada por Uruguay, que se opuso a suscribir esa posición. El resultado fueron documentos de compromiso, donde se exhorta “al Gobierno y a la oposición a no llevar a cabo ninguna iniciativa que pueda dividir aún más a la sociedad venezolana o agravar conflictos institucionales”.>
Revista ZOOM
Revista ZOOM