25 de enero – Sobre las cenizas del padre. Por Milena Heinrich. Fotos Julián Athos

Información de imagenHijo de un director de teatro popular y de una artista textil, perseguidos por la Triple A, Miguel Martínez Naón nació en el exilio, vivió el desarraigo y la muerte le rondó cerca. De eso escribe en «Tumbita», su reciente libro de poemas en el que dialoga con el deterioro de una vida, el dolor y la ausencia.
«Los hijos del exilio somos huesos rodantes
Nadie pregunte lo que soñábamos
Siempre estábamos lejos y ahora
todo
nos queda lejos///».
Así comienza el poema “Hijos del exilio” de Miguel Martínez Naón, publicado en su reciente libro Tumbita, que escribió en un largo y lento proceso literario, en el que hubo encuentros y desencuentros con el género. Y dolor, mucho dolor. Pero como dice un epígrafe de Enrique Symns que Miguel retoma en su poemario “el único dolor que confiere nobleza es la tristeza”.
Hijo de un director de teatro popular, Humberto “Coco” Martínez” y de una artista textil, Noemí Naón, Miguel nació en California en 1976 y vivió hasta sus seis años en México, en el exilio de sus padres perseguidos por la Triple A. A los siete volvió a la Argentina, su familia se instaló en Carmen de Patagones, cuando pudo Miguel se fue de ahí, vivió en Neuquén un tiempo, viajó y hace ocho años se instaló en la ciudad de Buenos Aires. Repite “ocho”. A Miguel le sorprende la cantidad de tiempo que lleva en un mismo lugar, echando raíces.>
Fuente: Revista Haroldo
http://revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=275