16 de Junio 2020 Boletín Nº 212 de la CEAM

 Imagen: Aviones de la marina y algunos de la aeronáutica, se dirigieron desde distintas bases hacia la capital federal. En el fuselaje estaba dibujada una cruz y una V, el logo de Cristo vence. Cada avión llevaba dos bombas y se dirigían en varias oleadas hacia la Plaza de Mayo.
———————————————-

Boletín Nº 212 de la CEAM. Para verlo sigue el enlace más abajo.
Secciones: Editorial de la Comisión de Exiliados Argentinos en Madrid, Leyes Reparatorias, Agentina, Juicios, España, Internacional, Opinión, Cultura/Historia Popular. Ver más noticias e información en nuestra página.  212-Boletin Nº 212
Editorial: “Argentino hasta la muerte”. Por Noé Jitrik
     ¿Cómo se constituye una identidad en forma reconocible? ¿Pueden separarse las nociones de identidad y nacionalismo? ¿Y cómo se resignifican estas nociones, históricamente dadas, en un mundo globalizado y con un desborde tecnológico que tiende a homogeneizar todos los procesos, económicos, sociales, culturales? Noé Jitrik reflexiona en este artículo sobre identidad y nacionalismo, siguiendo los rastros de la influencia francesa en el pensamiento argentino.
Qué acierto el del General De Gaulle cuando iniciaba sus discursos apelando a “francesas y franceses”! Iba al corazón del problema pues esas francesas y franceses, que se sentían tales pero que, ocupado su país por los alemanes, se sentirían divididos y menoscabados, podrían reaccionar y levantar el espíritu. Por añadidura, en su apellido mismo de Gaulle convocaba un fondo arcaico, la Galia, que así se denominaba el territorio que habían invadido y sojuzgado los romanos antes de que las invasiones sajonas, los francos en particular, denominaran con su identidad el nombre que quedó para siempre. Apelaba, pues, a una identidad, uno de cuyos requisitos era el nacimiento, nacional por añadidura, que debía ser el ariete contra el enemigo y cuyo núcleo central debía ser recuperado.
     Probablemente esa apelación tuvo efecto, podemos medir sus consecuencias: le daba sentido, creo, nada menos que a la “resistencia” que devolvió el ánimo a ese pueblo después de la derrota. En un poema escrito durante la Resistencia, “El afiche rojo”, Louis Aragon homenajea a un grupo que dio la vida por Francia aclarando que eran “extranjeros sin embargo”. De donde se infiere que el concepto mismo de “franceses y francesas” ordenaba el sentimiento de ese conglomerado cuyos términos convocaban, y convocan, como cuando se dice con tanta frecuencia “argentinas y argentinos”. Pero también da lugar a una expansión, el sentimiento “nacional”, que, a su vez, engendra un modo de pensamiento, el “nacionalismo”, cuya virtud es sintetizar sentimientos y conceptos hasta tal punto que aparece como fondo y por encima de esas invocaciones, muy eficaces en el caso de de Gaulle, un poco menos en la Argentina y en México donde los políticos suelen también empezar sus discursos con ese llamado de atención, aunque luego, casos se han visto, que la “nación” como tal les importa muy poco.
     Breve y provisoria conclusión: puesto que de ahí nace, el nacionalismo descansa sobre la identidad pero, como es sabido, tiene vida propia, se desarrolla y se convierte en doctrina y en comportamiento, a veces con severas incongruencias; una y no trivial, las fuentes en las que bebe para explicarse y fundamentarse: el nacionalismo argentino, en auge y presencia desde 1910 aproximadamente, se apoya en el explícito nacionalismo francés, no surge de las entrañas de una identidad propia, que sería la de los pueblos sojuzgados y destituidos por la invasión pero peor aún es lo que puede haber ocurrido con el nacionalismo francés durante la ocupación alemana y el gobierno de Vichy.
     En Lacombe, Lucien, una película de Louis Malle, hay una escena que lo dice todo: un funcionario vichysta interroga a un hombre que no opone resistencia; nombre, dirección y cuando pregunta por la “nacionalidad” el hombre responde “francés”; el funcionario se encoleriza y le dice: “¿No sabe Ud. que los judíos no son franceses?”; el hombre, el judío, calmo, responde, “oí decir algo parecido”; de inmediato el funcionario toma el teléfono y llama a la Komandantur para avisar que tiene en sus manos a un judío. O sea que si el nacimiento, o sea la nacionalidad no basta –ser judío aunque nacido ahí-, el nacionalismo necesitó en ese caso, paradigmático y muy frecuente en la Francia vichysta, de Alemania para respaldarse. Leer completa la nota
CEA-Madrid 15 de Junio de 2020