5 de Agosto – Cuando los enemigos son muchos. Por Oscar Steimberg.

Introducción
Durán Barba se ha apartado de las macroimpugnaciones de derecha que señalan a los gobiernos populares como una banda al condenar en su definición de adversarios a los que son “parte del millón de personas vinculadas al narcomenudeo en la ciudad y en la provincia”. La acusación define a un conjunto que constituiría una gran parte de la sociedad, como ocurrió en las calificaciones de inferioridad social al migrante interno proferidas por el primer antiperonismo. Ese es el enemigo, numeroso y clasificado.
Por Oscar Steimberg* (para La Tecl@ Eñe)
Uno de los componentes habituales del discurso de la derecha política es el de  la búsqueda de un efecto de naturalidad y hasta de obviedad, a través de proposiciones breves y simples que abran posibilidades inmediatas de repetición. En el 55, se escuchaba decir a los que se regocijaban con los resultados sociales y políticos del golpe cívico-militar de entonces: “con seis meses de no robar, aquí se arregla todo”. Y querían volver al 44, o más bien al 42.
El verbo robar no había dejado todavía su lugar al sustantivo corrupción, pero ambas  denuncias, con su elevado grado de aparente sencillez y claridad, podían articularse con proposiciones macropolíticas que terminaron cumpliendo, cada una en su tiempo y de acuerdo con diferentes estilos de época, la misma función: unificar y simplificar la serie de denuncias destinadas a similarizar, y entonces hacer acumulables, las razones aducidas para postular una condición intrínsecamente amoral y antisocial como característica absolutamente definitoria del movimiento popular que se quería borrar de la escena y de la memoria política. >
Fuente: La Tecla Eñe

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