Hasta no hace mucho, dicen las crónicas, había una viejita en la zona del río Barrancas, en el límite entre Mendoza y Neuquén, que se acordaba. Porque cuando se desató el desastre –hace hoy exactamente un siglo, el 29 de diciembre de 1914– ella, Avelina Canale, tenía seis años y vio saltar el agua y las piedras y llevarse todo. Murió con 104 y todavía, entre otras cosas, repetía con rencor el nombre de un tal Becaria, el que tenía que controlar el nivel y avisar si subía demasiado.>
Fuente: Pagina 12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-262840-2014-12-29.html