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16 de Julio 2020 Boletín Nº 214 de la CEAM

Boletín Nº 214 de la CEAM. Para verlo sigue el enlace más abajo.
Secciones: Editorial de la Comisión de Exiliados Argentinos en Madrid, Leyes Reparatorias, Agentina, Juicios, España, Internacional, Opinión, Cultura/Historia Popular. Ver más noticias e información en nuestra página.  214-Boletin Nº 214
Editorial: “Lawfare, política y democracia” Por Gustavo López**
Los que hacen periodismo de guerra en nuestro país, nos quieren hacer creer que hay una guerra contra el periodismo.
     En realidad, lo que hay, es una lucha por el poder entre los grupos económicos concentrados y el sistema de representación democrática. Esta lucha desigual no es exclusiva de nuestro país, pero en los últimos años, en América Latina, las democracias populares se vieron brutalmente atacadas por una tríada formada por el poder económico, en el que se incluyen grandes conglomerados periodísticos, el poder judicial y los sectores políticos conservadores.
     Los ataques a Dilma, su destitución y la prisión y posterior proscripción de Lula obedecen al mismo mecanismo que atacó la democracia en Honduras, luego en Paraguay, y finalmente en Bolivia. Lo que comúnmente llamamos lawfare se convirtió en un nuevo mecanismo de golpes de Estado, utilizando abusivamente mecanismos constitucionales en contra de la voluntad popular.
     La democracia tiene su esencia en dos pilares fundamentales: la soberanía del pueblo y la división de poderes. A ellos se suman los derechos y las garantías individuales, los derechos económicos y sociales y los derechos humanos. Sin estos elementos no hay democracia. Por ello, cuando en nombre de la “Constitución” se burla la soberanía popular destituyendo a Presidentes elegidos por el voto del pueblo a través de operaciones mediático-judiciales, se termina con la democracia.
     Nuestra América latina tardó décadas en recuperar el sentido y el camino de la democracia, luego de ríos de sangre y, hoy, los poderes fácticos nuevamente muestran su rostro y su desprecio por esta forma de gobierno. Ya no necesitan ejércitos o tanques en las calles, no precisan de corridas cambiarias y desabastecimientos, hoy operan con el lawfare y se burlan de nosotros.
     ¿Por qué en nuestro país no pudieron? Porque ganó la política. Porque cientos de miles de argentinos nos movilizamos cuando quisieron hacer lo mismo con la ex presidenta Cristina Fernández, y el pueblo movilizado pudo más que los factores de poder.
     Esta lucha es permanente. Los grupos concentrados siempre quisieron gobernar más allá del sistema democrático, por eso tantos golpes en la Argentina. Pero desde 1983 dijimos Nunca Más. Optaron por cooptar a los movimientos populares en los 90’, tanto al Peronismo como al radicalismo, ganaron elecciones con Macri y sembraron odio contra Néstor y Cristina.
     Hoy es contra el Gobierno de Alberto Fernández, porque la lucha es la misma y cambia de personajes históricos. La contradicción fundamental se llamó “La causa de los desposeídos contra el régimen oligárquico y descreído” con Leandro Alem. Después fue Patria o Colonia con Perón, liberación o dependencia en los 70’ y democracia o corporaciones en el siglo 21.
     El periodismo de guerra nos quiere hacer creer que hay una guerra contra el periodismo, pero en Argentina no hay delito de opinión, ni persecución a periodistas, ni tampoco peligra la libertad de expresión. Estos valores son fundamentales para una sociedad democrática y también lo son los derechos sociales y los derechos humanos. Pero si se reemplaza la voluntad popular por la opinión de unos pocos, destruimos la democracia.
     Todas las transformaciones que soñamos para realizar un país más justo y equitativo las haremos respetando a rajatablas los derechos fundamentales, como siempre lo hicimos y a cada ataque responderemos con más democracia, con más justicia social y con mayor equidad, porque no nos vamos a dejar arrebatar los sueños, sino que los vamos a concretar.
     Nuestra herramienta es la política. No significa desconocer y no atender la comunicación y los medios, pero ese no es nuestro escenario exclusivo. Son los partidos políticos, los gremios, las organizaciones sociales, las mujeres empoderadas, los jóvenes y la rebeldía, los barrios populares. Es la calle y también las instituciones democráticas. Hay que avanzar con las grandes reformas sobre el poder Judicial, la AFI, con una distribución justa del ingreso, de los impuestos, avanzar con un proyecto productivo e inclusivo.
     Arturo Jauretche nos enseñó que “ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”.
No tenemos miedo, tenemos esperanza.
**Presidente del Partido Político FORJA
CEA-Madrid 15 de Julio de 2020

16 de Octubre 2019 Boletín Nº 196 de la CEAM.

Boletín Nº 196 de la CEAM. Para verlo sigue el enlace más abajo.
Secciones: Editorial de la Comisión de Exiliados Argentinos en Madrid, Leyes Reparatorias, Argentina, Juicios, España, Internacional, Opinión, Cultura/Historia Popular. Ver más noticias e información en nuestra página.  196-BOLETIN Nº 196
Editorial: “El 17 de octubre de 1945” por Raúl Scalabrini Ortiz
Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasas y de aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe. Era la muchedumbre más heteróclita que la imaginación puede concebir. Los rastros de sus orígenes se traslucían en sus fisonomías. Descendientes de meridionales europeos iban junto al rubio de trazos nórdicos y al trigueño de pelo duro en que la sangre de un indio lejano sobrevivía aún.
El río cuando crece bajo el empuje del sudeste disgrega su masa de agua en finos hilos fluidos que van cubriendo los bajíos con meandros improvisados sobre la arena, en una acción tan minúscula que es ridícula y desdeñable para el no avezado que ignora que ese es el anticipo de la inundación. Así avanzaba aquella muchedumbre en hilos de entusiasmo, que arribaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce, por la Diagonal…
Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substracto de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin reatos y sin disimulo. Era el de nadie y el sin nada, en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por la misma verdad que una sola palabra traducía.
En las cosas humanas el número tiene una grandeza particular por sí mismo. En ese fenómeno majestuoso a que asistía, el hombre aislado es nadie, apenas algo más que un aterido grano de sombra que a sí mismo se sostiene y que el impalpable viento de las horas desparrama. Pero la multitud tiene un cuerpo y un ademán de siglos. Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río.
Lo que yo había soñado e intuido durante muchos años, estaba allí presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto. Eran los hombres que están solos y esperan que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo.
Por inusitado ensalmo, junto a mí, yo mismo dentro, encarnado en una muchedumbre clamorosa de varios cientos de miles de almas, conglomeradas en un solo ser unívoco, aislado en sí mismo, rodeado por la animadversión de los soberbios de la fortuna, del poder, y del saber, enriquecido por las delegaciones impalpables del trabajo de las selvas, de los cañaverales, de las praderas, amalgamando designios adversarios, traduciendo en la firme línea de su voz conjunta su voluntad de grandeza, entrelazando en una sola aspiración simplificada la multivariedad de aspiraciones individuales, o consumiendo en la misma llama los cansancios y los desalientos personales, el espíritu de la tierra se erguía vibrando sobre la plaza de nuestras libertades, pleno en la confirmación de su existencia.
La substancia del pueblo argentino, su quintaesencia de rudimentarismo estaba allí presente, afirmando su derecho a implantar para sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu desnudo de tradiciones, de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales, familiares o intelectuales. Estaba allí desnudo y solo, como la chispa de un suspiro: hijo transitorio de la tierra capaz de luminosa eternidad.
Fuente: «Tierra sin nada, tierra de profetas» de Raúl Scalabrini Ortiz – Disponible en nuestra “Biblioteca Digital” de la Baldridch
Fuente: La Baldrich
http://www.labaldrich.com.ar/la-columna-de-scalabrini-ortiz-n3-el-17-de-octubre-de-1945/
CEA-Madrid 16 de Octubre de 2019