“No se trata de elegir la propia época sino de elegirse en ella”, sentenció el filósofo Jean Paul Sartre. A decir de otro modo y visto a la distancia, el mayo francés supo dar la sensación y también la convicción de que la humanidad estaba frente a las puertas de un nuevo tiempo, comprometido, despeinado y solidario hasta los huesos, que dejaría atrás a fuerza de barricadas y adoquines el tiempo de las injusticias sociales y la dominación.
Si uno echaba un vistazo a la entrada del hall de la facultad de ciencias políticas una pintada simplificaba mejor que nadie lo que pasaba en esos días: “20h 5 junio. Gran anfiteatro de la Sorbona / Gran reunión / Mayo del 68. La revolución mundial a la orden del día”.
El ´68 fue un rayo que partió por los aires la geografía de un mundo injusto y desigual. Desde el Río de la Plata a México, de Estados Unidos a Vietnam, pasando por Francia y Checoslovaquia, eclosionando en Argelia y Africa negra y llegando a Japón. Donde uno mirara las luchas, protestas, ocupaciones y resistencias populares a lo largo y ancho del planeta se esparcían como las llamas que intentaban destruir la civilización del dominio del capital. Nos encontramos a días de conmemorar el 50° aniversario de la gran revuelta estudiantil y obrera del mayo francés; sin dudas es el punto de referencia para pensar el compromiso revolucionario de una generación y el surgimiento de una nueva izquierda, que enfrentaron no solo al poder sino también a los viejos aparatos políticos y sindicales. >
Fuente: La Tinta
https://latinta.com.ar/2018/05/1968-ano-revuelta-global/