23 de Agosto – El retorno de los padres fue el destierro de los hijos. Por Sebastián Kohan

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Agradecemos la colaboración de Justo Barboza.
Un día, ya creciditos, nos tocó a los hijos e hijas de exiliados contar nuestra vida y nuestra historia, y no supimos cómo despegarnos de la historia de nuestros padres. Nos pasaron la mochila con todas las piedras adentro.
Mi madre, chilena, era una joven periodista que trabajaba al lado de Salvador Allende durante sus años de gobierno. Un día, después del golpe, se encontró en un calabozo, a la noche la soltaron de milagro y al día siguiente estaba en el aeropuerto saliendo hacia Buenos Aires.
Esa tarde de septiembre en que caminaba por el asfalto del Arturo Merino en dirección al avión que la sacaría del país, cuenta ella, avanzaba en estado de shock. No entendía lo que estaba pasando, no podía procesar la gravedad de la situación, pero avanzaba estoica hacia el avión. En un momento, en la mitad del eterno trayecto se le ocurrió la pésima idea de mirar hacia atrás y vio la imagen que la perseguiría durante toda su vida: la de su madre llorando. En ese momento mi madre se convirtió en estatua de sal. La vida se puede reinventar en cualquier parte, pero lo que quedó lejos, quedó lejos. La distancia formará parte de la vida de todo aquel que un día se fue. El exilio es una cárcel eterna. Es un castigo infinito. De la partida no hay retorno. Hay cosas parecidas, hay regresos parciales, hay algunos encuentros, pero retorno nunca. Tras el más mínimo distanciamiento, el punto cero desaparece. >
Fuente: The Clinic
https://www.theclinic.cl/2022/08/13/retorno-padres-destierro-hijos/