13 de Abril – El más grande profeta argentino. Por Mario Goloboff

Introducción
Mario Goloboff realiza una semblanza de Macedonio Fernández y plantea un interrogante en torno a Macedonio: la relación implícita que se fue constituyendo entre aquel escritor y pensador, y los aires de época de los años setenta.
Por Mario Goloboff *(para La Tecl@ Eñe)
La calificación es de Raúl Scalabrini Ortiz, quien lo admiraba hasta la devoción. Y Macedonio la llevó todo lo que pudo, con orgullo. Fallecido en febrero de 1952, en el umbral de sus ochenta, Macedonio Fernández fue abogado y doctor en Jurisprudencia, aunque en realidad ejerció poco la profesión y terminó dejándola por la literatura. Si bien en su caso, hasta estos mínimos datos biográficos son muy relativos.
Él mismo nos desconcierta: “El Universo o Realidad y yo nacimos en 1 de junio de 1874, y es sencillo añadir que ambos nacimientos ocurrieron cerca de aquí y en una ciudad de Buenos Aires”, o bien: “Nací tempranamente: en una sola orilla (aún no me he secado del todo) del Plata. Me encontraba en Buenos Aires, a la sazón; era en 1875: fue el año de la revolución del 74, como después tuvimos un año de la revolución del 90”, o aún: “Nací el 1 de octubre de 1875 y desde este desarreglo empezó para mí un continuo vivir”.
Otra cosa que le inquieta, pronto, es la muerte, presentida como pérdida de amor, no de vida física, concepción que se delinea en uno de sus poemas: “No es Muerte la libadora de mejillas, / Esto es Muerte: el Olvido de ojos mirantes” (“Hay un morir”, 1912).>
Fuente: Revista Eñe
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