11 de Julio – Elogio de la lengua. Por Mempo Giardinelli

En una película de inicios de este siglo, Rosarigasinos, dirigida por Rodrigo Grande, hay una escena en la que dos ex convictos liberados tras cumplir 30 años de cárcel, caminan por Rosario como redescubriendo la ciudad. En un momento uno de ellos, Federico Luppi, se detiene a comprar cigarrillos, y al continuar la caminata le pregunta a su compañero, Ulises Dumont, qué significa esa palabra que ha leído en la marquesina: “Dru-ges-to-re”. Entonces Dumont, con lógica impecable, le responde: “Es un kiosco”. A lo que Luppi, sorprendido, razona: “¿Y por qué no lo llaman kiosco?”
Episodios similares podrían repetirse hoy en todo el país: en el aeroparque porteño el 90 por ciento de las tiendas de servicios y kioscos tienen nombres en inglés. O en francés como “Le pain quotidien”. En todas las tiendas se ofrecen breakfast and lunch en lugar de desayuno y almuerzo. Y sobran los coffees, los teas, las croissants y así siguiendo. En toda la ciudad de Buenos Aires sucede igual. Y se ha ido copiando en muchas capitales de provincias.>
Fuente: Pagina 12

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