26 de Marzo – Rodolfo Walsh y Lilia Ferreyra. Por Maria Seoane

Aquel amor
Una secuencia, como toda secuencia, anticipa un orden que naturalmente no existe. Como sabemos, cualquier orden puede saltar por los aires. Lo tengo todo sobre aquel vínculo y no tengo casi nada. Él ya era un fantasma con una presencia rotunda aquella primavera de 1980 cuando en la Villa Olímpica del distrito federal mexicano, acostada en la cama exiliar, Lilia Ferreyra caracoleaba, se replegaba a su tristeza cuando lo nombraba. Él era su presencia perpetua. Y cada vez que lo nombraba parecía esperar su aparición, su lento andar hacia su cama para que la abrazara de una vez por todas, de nuevo. >
Fuente: Pagina12
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