20 de Octubre – Elecciones 22-O. El voto peronista. Por Julio Ruiz.

…la vieja oligarquía que sobrevive, desde hace años,
enfeudada al extranjero, en el mayor de los ocios y
desdeñando olímpicamente no tanto a los obreros,
a los cuales teme, sino precisamente a esos hombres
seudo cultos, de clase media, que tiene políticamente
a su servicio.» 

Arturo Jauretche
El voto peronista, luego del desmembramiento producido por los mercaderes de la política, – de los cuales tenemos en Bahía Blanca, y no sólo aquí, un tropel apasionado de cultores – parece haber cobrado inusitada atención.
A las colectoras de Cambiemos, encabezadas por los inefables Massa y Randazzo, se une ahora el oficialista a secas y difícilmente clasificable Esteban Bullrich, presunto ministro de educación del actual gobierno, y aparente candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires, todos ellos (y aún otros menos notorios) pretenden “pescar” votos en el peronismo. Bullrich para completar el dislate, ha pretendido adjudicarle a un Perón vivo, la incognoscible intención de votar en su favor.
¡Así es muy difícil hablar (o escribir) con alguna seriedad, muchachos!
Massa y Randazzo y su insoportable levedad
Los aludidos Massa y Randazzo, han centrado su “campaña” electoral en el mismo sentido que oficialismo, intentando esmerilar a la única alternativa que concita las expectativas opositoras al gobierno.
Más aún, el pequeño hombre de Tigre, insiste con un spot que orienta sus propuestas en un nebuloso futuro, copiando prolijamente las promesas inconsistentes del oficialismo: “un día…”, augura. Sería conveniente advertirle que el peronismo real no es, no ha sido, esperemos no será, compromiso a futuro. LEER MÁS

Siempre ha sido movimiento en acción, sintetizando expectativas y también y, sobre todo, de vanguardia, hasta el punto de que algunos sectores de la sociedad fueron incapaces de comprender por ignorancia o mala fe, algunos de sus mayores logros. La matriz cultural y política de Massa es la misma que la de Macri: oligárquica.
En cuanto al volátil Florencio, su eslogan se focaliza en “cumplir”. Para ello exhibe los logros de su gestión durante… ¡la presidencia de Cristina Kirchner! Y es necesario explicar tal cuestión, aunque parezca una perogrullada, porque Randazzo se exhibe a sí mismo tal si hubiera sido ministro de una administración desarrollada en la constelación de Andrómeda y nos hubiera caído del cielo sin pasado alguno en esta tierra.  Este origen extra terrícola, le faculta para denostar con singular ahínco, a quien lo pusiera en el cargo, en el que, a estar por sus dichos, “cumplió”. Recorrido laberíntico del que no es posible salir ni siquiera por arriba como diría Marchal.
Tanto Massa como Randazzo, carecen de volumen suficiente, tanto en el aspecto de la conducción, como en el de los votos; éstos últimos, se les escurren de las manos a cada paso incongruente que dan.
Del pavor a la defección (o el temor reverencial a la oligarquía)
¿Cuál es la explicación posible de tantos disparates sin ton ni son?
En primer lugar, la misma que adoptaron no pocos funcionarios “peronistas” en septiembre de 1955, encabezados por su vicepresidente el almirante Teisaire. Ante la amenaza de represalias para todos y todas, la desesperada actitud que tomaron muchos, fue hacerse a un lado a la mayor velocidad posible, señalando a los “otros” – hasta ayer nomás “compañeros”- como malos, muy malos, deshonestos, ladrones, pederastas, asesinos y cualquier otro delito que aparezca en los Códigos, o la Constitución, incluyendo la tan ponderada “asociación ilícita” que sirve para enlodarlo todo y la resucitada “traición a la patria”, que parece tener aplicación sólo para los que la defienden. Y así conseguirse un salvoconducto que los eximiera de sanciones, que realmente meten miedo a las almas “sensibles y honorables”; sobre todo cuando hoy, vemos a un Macri – cual un redivivo Ibérico Saint Jean – erigido en fiscal y juez supremo, prometiendo castigos y diestra y siniestra para los adscriptos al “régimen depuesto. Aún a los simpatizantes en quinto grado de adhesión.
En segundo término y como podría no alcanzar, en un gesto de obediencia debida que los enaltece, sacrifican presente político en el altar de Cambiemos, y mantienen a como dé lugar y sin esperanza alguna, sus propuestas evanescentes y sus listas desleídas. Confían en que sus mandantes los mantendrán a flote en un futuro cercano, mediante artilugios mediáticos y contraculturales. Pero… como todos sabemos, en política comprar futuro a cambio de presente, no es el mejor negocio.
¿Y del – este sí, oficialista sin aditamentos – Bullrich, que podemos decir?: muy poco y nada, porque es la nada misma. Parecido como una gota de agua a otra, a su jefe el presidente, que dice, con impactante liviandad, que le gusta el segundo Perón y no sabe de lo que está hablando, no puede comprender tal cosa, ni le interesa.
La unidad del pueblo y su necesaria organización
A algunos compañeros bienintencionados, quizás estas reflexiones les resulten excesivas o limitantes, por aquello de la unidad, cuestión ciertamente necesaria. Pero, tal unidad no ha sido nunca un amontonamiento de dirigentes o autodirigentes, sino la reunión del movimiento nacional, que no es más ni menos que el pueblo haciendo la Historia, lo demás es hojarasca ideológica, entendida ésta como tinglado ilusorio.
El primer paso para la re-unión de nuestro pueblo es el diálogo entre quien éste reconozca como conductor y el conjunto de las mujeres y hombres que aspiran a un destino común que es la Patria como el hogar de todos, sin exclusiones.
Tal congregación de voluntades tiene su primer paso en el voto a Cristina el próximo 22 de octubre, un paso necesario bien que no definitorio. Será mucho más fácil si la ex presidenta y quienes la acompañan ganan la elección. Ese deberá ser el objetivo inmediato a alcanzar; no es fácil porque el adversario es poderoso y ha construido sus propios caballos de Troya. Tampoco es imposible, porque los pueblos son como el agua, siempre pasan, aunque se les quieran imponer diques, construidos con argumentos falsos con apariencia de verdad, para que caigamos en el engaño. Y ya no hay lugar para tales ingenuidades.
Bahía Blanca, 18 de octubre de 2017