
En la madrugada del 10 de junio, cuando José Albino Irigoyen, Jorge Miguel Costales, Dante Hipólito Lugo, Clemente y Norberto Ross y Osvaldo Albedro eran fusilados en Lanús, un grupo de militares llegaba al Departamento de Policía a buscar a César Marcos y Raúl Lagomarsino con orden de trasladarlos a la Escuela de Mecánica del Ejército. Ahí se encontraban ya John William Cooke, Manuel Damiano, Enrique Oliva, el historiador José María Rosa, el abogado Fernando Torres y “El Prócer” Héctor Saavedra.> >>
¿Qué clase de régimen sería ese, capaz de fusilar músicos y carpinteros? se preguntaba el doctor Brierre, todavía sin conocer la verdadera cantidad de muertos, cuando a media tarde los dos aterrados conspiradores se presentaron en la puerta de su casa a solicitar asilo político.>>>
Fuente: Revista ZOOM