Maldita costumbre la del gobierno norteamericano, enojarse con los gobiernos peronistas porque no están de acuerdo con lo que ellos nos quieren imponer.
Flor de calentura se agarró Braden con la aparición en el escenario político de Juan Perón; en una de las reuniones le sugirió muy suelto de cuerpo que le entregara a los Estados Unidos la gestión de las empresas alemanas y japonesas incautadas por el gobierno argentino, además de pedirle abrir cielo criollo para las empresas aéreas norteamericanas.
Muy simple y descarada la negociación, si el Presidente aceptaba dejaba de ser un peligroso nazi y pasaba a ser muy bien respetado en el extranjero.
«Pues al que hace eso en mi país se lo llama hijo de puta», le respondió Perón.
Allá por el año 2005 cuando Sudamérica le dijo «No al ALCA» y Hugo Chávez propuso a cambio la Alternativa Peronista para las Américas (ALPA), desde el Senado yanqui agitó su odiosa lengua Condolessa Rice: «para que el sur del continente pueda ser asimilado, debe alejarse de Perón», sentenció rabiosa.>
Fuente: Sindical y Federal
http://sindicalfederal.com.ar/2020/08/14/mala-costumbre/