Preciso ser preciso, ya que la imprecisión conduce a la incertidumbre, la incertidumbre al frío, y el frío al vacío. “Obsérvate en la ceguera. Di con claridad, rigor y coraje lo que estás sintiendo”, profería el griego en el Cratilo. Esa misma precisión en el relato es la que usaba Franz Kafka en sus escritos aparentemente ambiguos, pero perfectos en su descripción de la realidad. ¿Por qué eran cabales sus relatos? Porque, según sus exegetas (Max Brod entre ellos), como un reloj suizo volvía textualmente al mismo lugar. Habitualmente, al mismo punto. Periódicamente, al terreno del hartazgo.>
Fuente: Pagina 12
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