14 de Julio – Tensiones entre la política y lo moral. Por Ricardo Rouvier. Para la Tecla Eñe.

Es inevitable que entre la política y la moral se produzca una tensión alrededor de los valores y las prácticas. Maquiavelo escribía sobre el Estado y el arte de gobernar, en forma de recomendaciones para una República o un Principado. Estas ideas fueron transgresoras  para una época que tenía como paradigma el Estado Cristiano; por eso su principal obra, El Príncipe, fue a parar al  índex de libros prohibidos
Maquiavelo señalaba con un realismo sorprendente: «si uno quiere un Estado estable y poderoso debe actuar de esta manera y de esta otra; mantener a la gente en la pobreza, por ejemplo, no vacilar en cometer crímenes y cosas por el estilo». No niega que la vida  cristiana es la mejor, pero si se vive como se entiende en general -con humildad, libre de la ambición mundana – se debe estar preparado para ser oprimido, humillado, negado. Maquiavelo al escribir no pensaba en el pueblo, pensaba en el gobierno, y esto lo  había recogido en su experiencia de permanecer dentro de los palacios, es decir, cerca de los que detentan el poder y lo que llegan a hacer para acrecentar o mantener el poder.
>>>Para el pensamiento y las prácticas que tienen eje en la democracia popular, el dinero del Estado es del pueblo y eso es intocable, y su destino no son los deseos personales. Sólo la decadencia cultural, que puede ser expresada por la derecha y a veces por  la izquierda, permite un cambalache en que “todo es igual”/ “nada es mejor”, como denunciaba Discépolo. El gran Discepolín no lo escribió como gracia o como ironía, sino que lo escribió con la angustia de la crisis del ´30.>>>
Fuente: Revista Eñe
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