5 de Julio – Cuando le pateaba a Lev Yashin. Por Sebastián Varela del Río.

El césped está verde como una alfombra y, aunque debe ser otoño, el calor hace que la camiseta roja estampada que llevo se me humedezca conforme pasan los minutos. Lo miro como se mira al infortunio. Él es gigante, me dobla en altura, y tiene una magnificencia que sorprende. Está vestido de oscuro y vuela de palo a palo con una agilidad que sorprendería hasta a la más veloz de las gacelas. Aunque levanta pasto al arrojarse, se incorpora como si nada, como si su cuerpo no tocara el piso. Como si pudiera todo. Yo, que a esta altura apenas puedo levantar los remates, sigo impactando a un costado y al otro, a pie abierto y con los cordones, pero no pasa nada. Siempre que voy a festejar y que pienso que por fin es gol, lo escucho atesorar la pelota con un grito, que a la vez es un nombre: “¡Lev Yashin, la Araña Negra!”.
>>>Los orígenes de Yashin son los de cualquier obrero de su tiempo. Nació en 1929 en una familia de cerrajeros, profesión que tomó como propia en la vida diaria y que alternó con otras, como la carga y descarga de trenes. El mejor ruso de la historia fue el héroe de la clase trabajadora, porque jamás se fue de su país y porque nunca ganó mucho más que cualquiera de esos que iban a verlo jugar en el Dínamo.>
Fuente: Pagina 12
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