31 de Enero – Golpe de Estado con olor a petróleo. Por Federico Bernal

Estados Unidos ha esperado su extraordinaria consolidación petrolera para patear el tablero energético mundial. Su revolución del shale le permite mirar por encima a sus principales competidores, tanto fuera como dentro de la OPEP. Ya no le preocupa arriesgase a romper relaciones diplomáticas con Venezuela –como efectivamente sucedió por decisión de Nicolás Maduro–, uno de sus muchos proveedores. Tampoco sancionarla, como efectivamente hizo a principios del año pasado, prohibiendo a toda nación prestarle dinero con un plazo de gracia mayor a tres meses. Aquí la razón del desplome de la producción petrolera y, por tanto, de divisas por exportación.
Como sea, el ascenso hegemónico petrolero estadounidense, sumado a una región con abrumadora mayoría de regímenes neoliberales precipitó la mayor hazaña golpista en la hermana república bolivariana desde el golpe contra Hugo Chávez en 2002.>
* Director de Observatorio de la Energía  y la Tecnología (Oetec).
Fuente: Pagina 12