27 de Marzo – Populismo, ese exceso metafísico de los instintos. Por Jorge Alemán.

(Recomendado)
Introducción
Tanto desde las derechas como desde las izquierdas, el populismo implica una metafísica que reclama para sí de una racionalidad desapasionada, científica y objetiva.
Por Jorge Alemán* (para La Tecl@ Eñe)
Ya es inevitable, la palabra populismo, tanto para la izquierda como la derecha, designa un exceso anómalo de los instintos. Es la metafísica que comparten por igual la derecha y la izquierda, que se reclaman de una “racionalidad” científica, objetiva y desapasionada. El propio Žižek no le hizo ascos a este tópico y publicó un libro “La tentación populista”, digno de la socialdemocracia más conservadora.
De este modo, para una multitud de analistas políticos, tertulianos famosos, periodistas mediáticos, lo que la ultraderecha populista pondría en juego es una actualización de los afectos y pulsiones más primarias. En esta lectura compartida, insistimos, a izquierda y derecha, rige la siguiente metafísica: el afecto y la pulsión serían lo primario y a continuación, en un segundo tiempo, aparecería el lenguaje. De este modo circula la concepción más dominante sobre el populismo: es una formación política que se basa en reactivar lo primario pulsional. Y por lo mismo, la ultraderecha es populista.>