El ex presidente de Ecuador es el último nombre de la lista de ex mandatarios latinoamericanos que la derecha intenta neutralizar políticamente por la via judicial. Correa reside en Bélgica, y hay que decir que tiene una imagen demasiado idílica del funcionamiento político de Europa, que padece cada día más los mismos males que Latinoamérica. Correa confía en la independencia del poder judicial en los estados europeos, pero la justicia queda en entredicho si repasamos algunos casos como el de Julián Assange -en cuanto compete al Reino Unido y a Suecia- y el de los ex altos cargos catalanes encarcelados por la justicia española surgida al amparo de los gobiernos del PP. Respecto al papel de los medios tampoco salimos mejor parados, vaya como ejemplo la sumisión al PP en España, desde tiempos de Aznar; o la confesión de un prestigioso periodista alemán sobre las muchas notas que salen redactadas directamente de los despachos de la OTAN. También peca de optimista el ex presidente ecuatoriano cuando cree que las élites europeas aun creen en “la prosperidad para todos”. Desde la disolución del bloque de la URSS, todas las oligarquías occidentales abandonaron los buenos modales, y no han hecho más que combatir las conquistas sociales obtenidas desde la II Guerra Mundial. También nos están saqueando sin disimulo: ayer mismo publicamos en este medio, una nota sobre Francia que explicaba cómo en un año de gobierno, Macron ha despojado a las clases trabajadoras de 4 mil millones de euros y ha regalado a los ricos, 6 mil millones rebajándoles impuestos. Francia era el último baluarte del estado de bienestar que mal que mal, sobrevivía al neoliberalismo en Europa. Por último, hay que señalar que tras la judicialización de la política que persigue la neutralización de la oposición, más que la mano de EEUU se nota la exportación de la estrategia española de la FAES, el “laboratorio de ideas” del PP, creado en 2002 por Aznar.
Fuente: Pajaro Rojo
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