15 de Abril – Nunca es muda la muerte. Por María Seoane

El azar quiso que escribiera estas líneas sobre Alejandra Pizarnik en la mañana del 24 de marzo de 2021. El Día de la Memoria de los argentinos. El día en que se recuerda cuando la muerte tuvo estatus de tragedia nacional y la dictadura militar de 1976, mientras organizaba el saqueo económico de la patria, sacó a pasear sus tanques de odio y abrió sus cuevas de dolor en los miles de cuerpos aún desaparecidos. Un azar que liga extrañamente los versos de Alejandra, nuestra poeta maldita, nuestras venas abiertas del lenguaje, a algo más que al recuerdo de su nacimiento en 1936, en plena Década Infame. Un azar que liga a Alejandra con mi generación asesinada y exiliada. Porque si algo sabía Alejandra era nombrar la muerte, descoserla palabra a palabra. Mi memoria vacila pero viaja a tres momentos cuando su poesía podía definir marcas profundas en mi generación. En 1962, cuando Alejandra –Talita Cumi, como la llamaba la gran poeta nacional y su amiga del alma Olga Orozco– conocía en Europa a Cortázar y Sartre y Simone de Beauvoir y Marguerite Duras y Octavio Paz, mi rumiante profesora de Geografía en segundo año del comercial arrancó de mi pupitre Lolita, de Vladímir Nabokov, por “pornográfico”>
Fuente: Caras y Caretas
https://carasycaretas.org.ar/2021/04/03/nunca-es-muda-la-muerte/