13 de Septiembre – Haroldo Conti en la República de Chacabuco. Por Manuel Barrientos

Imagen: El álamo carolina está ubicado en el campo Los Pumas, en el pueblo de Warnes. Conti visitaba ese sitio de manera frecuente por su amistad con Maruca Cirigliano y ese árbol lo inspiró para escribir el cuento «La balada del álamo carolina».
¿Qué huellas quedan del escritor de La balada del álamo carolina en la ciudad en la que nació el 25 de mayo de 1925? ¿Quiénes lo leen, lo recuerdan, hacen memoria viva de Conti? Una asociación de amigos, puestas teatrales, un jardín de infantes, una calle polvorienta, recorridos históricos, esculturas en hierro y murales en la vía pública: esas son algunas de las marcas cartográficas que hay de la vida y la obra de Haroldo en la ciudad de Chacabuco, allá en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Los escritores del boom de la literatura latinoamericana hacen fila. Estamos en Quito, o en Guayaquil, a mediados de los años setenta, tal vez es el presidente de Ecuador quien brinda una recepción. Los intelectuales se van presentando, de uno en uno, a medida que saludan al mandatario. “Gabriel García Márquez, de Colombia”, dice el autor de Cien años de soledad. “Juan Rulfo, de México”, expresa el escritor de Pedro Páramo. “Mario Benedetti, de Uruguay”, señala el vate oriental. Es el turno de los argentinos. El flaco desgarbado se adelanta, le da la mano al mandatario ecuatoriano y, así, como quien no quiere la cosa, suelta: “Haroldo Pedro Conti, de la República de Chacabuco”. Sonríe con orgullo, con picardía niña, ante el desconcierto presidencial.>
Fuente: Revista Haroldo
https://www.revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=727