7 de Octubre – Comienza el macrismo cultural’ Por Horacio Gonzalez para La Tecla Eñe.

El film El ciudadano ilustre tiene dos materias difíciles ante sí, el retrato de un escritor sin dogmas y una vida pueblerina vulgar, violenta y sin esperanzas. Decir que fracasa en ambos aspectos, parece una desdeñosa simplificación para un proyecto ambicioso, que literariamente podría tener antecedentes en el condado de Yoknapatawka de Faulkner y cinematográficamente en las muy recordables condenas éticas a una vida popular,clausurada por el reinado del mal–como por ejemplo, La Jauría humana, de Arthur Penn-, donde la estulticia de la comunidad es de naturaleza trágica. Desde luego, El ciudadano ilustre no intenta iniciarse en el género trágico, y reitera las conocidas insistencias de su director en recorrer la incierta frontera en la que ficción y realidad se roban mutuamente sus significados. El género ante el cual estamos es el de la sátira ingeniosa, la farsa pontificadora. Pero el verdadero tema es el de la “realidad literaria” contra el “kitsch social”, ideología última del film, que al fin exige que un elemento de la ficción (el libro del escritor premiado) se edite luego por una editorial que es precisamente uno de los auspiciantes financieros de la película.>
Fuente: La Tecla Eñe

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