«La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”.
Macbeth
El domingo por la noche, cuando unos pocos obedientes ya se habían ido a dormir y la mayoría miraba para otro lado, Elisa Carrió se apropió del micrófono en Costa Salguero, y tras pavonearse en el escenario pronunció un discurso lleno de ruido y de furia, a primera vista, carente de significado.
Hubo quien comparó la intervención de la señora Carrió con el exabrupto de un tío borracho que pide la palabra en una fiesta de casamiento. Y, en efecto, pareció –una vez más pareció– la arenga de un idiota.
El curso de las horas demostraría que no era así. O, en todo caso, que de serlo, esa mema no estaba sola. Ni era una loca suelta.
A la señora Carrió le encanta hacerse la loca. No lo es. O, una vez más, si lo es, no está suelta. Por sí, o por boca de ganso, en medio del desasosiego de un malcriado y la confusión de los propios, la señora Carrió indicó lo que de ahí en más sería la estrategia gubernamental, corroborada por la conferencia de prensa del lunes: ruido y furia. Y como no podía ser de otro modo, negocios.>
Fuente: Pajaro Rojo