Argentina, Brasil y otros países de América Latina han cambiado mucho en este siglo, han cambiado para mejor, son más diversos, menos injustos, más consientes, no caben más en la forma estrecha en que las viejas oligarquías los quieren meter. Los procesos de restauración conservadora que trascurren en Argentina y Brasil se proponen retrocesos en términos de derechos de las personas y en retrocesos en el tiempo, en países que ya no caben en sus proyectos, de ahí el recurso a la violencia, arma de los que no tienen razón.
¿Quién puede imaginar que esos países puedan volver a ser gobernados por representantes de los banqueros, para los intereses de los bancos? ¿Quién puede imaginar que gobiernos puedan promover el desempleo a rajatabla, sin respetar el derecho de los trabajadores y sin capacidad de organización y de lucha?
Fuente: Alainet
http://www.alainet.org/es/articulo/177521