17 de Diciembre – (recomendado)Encarnado en la cultura guaraní, el obispo sería un pobre, y el Papa un mendigo. Por Leonardo Boff.

Hay una crisis generalizada acerca del poder y de su ejercicio, una verdadera crisis sistémica, vale decir, la percepción de que la forma en que entendemos el poder y su ejercicio en todos los ámbitos de la realidad no nos hace mejores. Vivimos casi siempre bajo formas degeneradas, burocráticas, patriarcales, autoritarias, cuando no dictatoriales. Max Weber, uno de los grandes teóricos del poder, le dio una definición tomando como referencia su lado patológico y no su lado sano. Para él, poder es hacer que el otro haga lo que quiero.
¿Por qué no entender el poder como expresión jurídica de la soberanía popular, poder compartido y servicial? Lo ético de este poder consiste en reforzar el poder del otro para que nadie se sienta sin poder sino participante en las decisiones que afectan a todos.
En tiempos de crisis como el nuestro, conviene revisar otras formas de ejercicio de poder que nos ayudan a superar el pensamiento único acerca del poder. Pienso aquí en la forma como los guaraníes entendían el poder y a su portador, el jefe de la tribu.
Un investigador francés, Louis Necker, nos trae un relato impresionante sobre este tema (Indios guaraníes y chamanes franciscanos: las primeras reducciones del Paraguay 1580-1800, Asunción 1990). Me permito transcribir algunos párrafos ilustrativos de otro tipo de ejercicio de poder.>
Fuente: Servicios Koinonia
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=867