26 de Enero – En memoria de Luis Quesada. Anabel Martínez Weiss, Madrid enero de 2022

Gran conversador, gran gestor, gran productor de obras de condición múltiple. Representa la primera promoción de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, fundada en 1939, cuando Luis tenía 15 años. Estudió, egresó, y le prometieron, y nunca entregaron, la medalla de oro que correspondía al mejor de esa https://cdn.mercosat.org/sinatar/mnews/fotos/archivo/quesada.jpgpromoción. Póstumamente, las autoridades de la ahora Facultad de Arte, deberían otorgársela a su familia para ser exhibida en un futuro museo provincial que lleve su nombre y su obra. Si existiera, debería ser muy amplio. Tratándose de que siempre produjo con la intención de obra múltiple, será fácil obtener copias mediante reimpresiones.
Desde joven activó en el Partido Comunista. Aunque tempranamente abandonó tales actividades, la estigmatización no lo abandonó nunca. Los medios periodísticos, no la tienen en cuenta.
La doctora Acelí Bastidas, su compañera, lo acompañó desde muy joven. Como dentista, ejercía un cargo público y atendía un consultorio particular. Luis producía para el “Club de la Estampa” que, como asociación de grabadores incorporaban socios que adquirirían las obras. Sus amigos y compañeros de estudio: Leonor Rigau y José Carrieri, al constituirse el ISA (Instituto Superior de Arte) en San Juan, le invitaron a dirigir el taller de Grabado, en donde fue un profesor singularísimo durante siete años. El Instituto luego se convirtió en la primera Facultad de Artes de la República Argentina, hasta que en 1967 no le renovaron la designación. Enfrentó y discutió el tema, luego renunció.
EN 1970, el rector de la Universidad Nacional de Cuyo, le ofrece dirigir la Escuela Superior y el Departamento de Diseño. Fue un decano ejemplar. Entre otros aciertos, invitó a dictar clases en el Departamento de Diseño al diseñador alemán Giu Bonsiepe, que se había establecido en Chile durante el gobierno de Allende.
Vino la época de Cámpora. Luis se retiró a su taller. Siempre produciendo y visitando y atendiendo a su clientela.
En 1976, la intervención militar en la U.N.de C., sacó un decreto prohibiéndole la entrada a la institución.
Serán siete años de exilio interior para Luis Quesada. Años de angustia: su hermano exiliado en Barcelona, histórico médico Sanitarista, había sido el ministro de Sanidad de Martínez Baca en Mendoza que sufría la desaparición de una hija.
Llegó 1983, cae la dictadura y en elecciones democráticas Luis Quesada es elegido por sus pares Decano de la Facultad de Artes de la U.N. de Cuyo. Después de cumplir con su mandato continuará realizando su obra personal en su estudio en Bermejo (Guaymallén).  Su casa-estudio, su unica adquisición-. Con la ayuda de Acelí, ya jubilada, inicia una producción de grandes esculturas realizadas en fábrica. Están diseñadas por plantillas y por eso son duplicables.
Es importante que su obra de gran tamaño como la pequeña, -joyas- se pueda duplicar.
Sus grabados, no mordidos por ácido sino calados en metal son un ejemplo de laboriosidad. Tan corpulento y de manos tan gráciles y hábiles. Salvo sus acuarelas y sus óleos, más las puertas labradas de las casas… todo es duplicable. Puede ser vendido muchas veces. “Un artista que no sabe vender su obra no debe llamarse artista”, afirmaba.
En su casa, testigo de tantos encuentros y reuniones grupales, existe una bellísima mesa diseñada por él, es un círculo en donde se inscriben metales hexagonales. Igualmente apta para reproducir… por lo que también se podría duplicar y ofrecer a la venta en la tienda del futuro museo. 
Convirtió el espacio “Bermejo” en un ámbito de activismo cultural. Sus decanatos, sus barrios fueron eso: activismo cultural, gestión grupal.
En la Facultad de Artes trabajaba hasta su jubilación un notable profesor de Historia del Arte: Abdulio Bruno Guidiche. Luis, el memorioso, contó esta anécdota: “Era la época del peronismo, Tito Oliva, secretario Académico de la Universidad se había trasladado al departamento de San Rafael para observar una huelga de docentes secundarios. Allí estaba Luis como testigo, con sus 20 años, Guidice se expresó en asamblea que apoyaba la huelga y que posiblemente, por eso, fuera cesado en su cargo administrativo en la policía del departamento, donde trabajaba. Eso ocurrió y el secretario Académico de la U.N.C. le ofreció hacerse cargo de parte de algunas de las cátedras de historia del Arte”. Luis el memorioso…, cuando citó su nombre: Tito Oliva, Luis dijo. ”El Comandante Uturunco”, con una sonrisa en los labios…. ¿Un chiste, un juego de sentido? Las conversaciones con Luis tenían mucho de esto… humor y generosidad.
Anabel Martínez Weiss, Madrid enero de 2022