10 de Mayo – Los Bielski en la guerra. Por Elina Malamud.

https://images.pagina12.com.ar/styles/focal_16_9_960x540/public/2019-05/ghetto-lida-.jpg?itok=8b-FUOhiQue los Bielski eran tipos de cuidado, decían en Stankiewicz, el pueblito de Polonia donde habían nacido (usted pronuncie algo como estanquievich y está todo bien). También lo murmuraban en Novogrúdek, cuando algunos de los once hermanos fueron a estudiar y después en el bosque de Naliboki, entre los propios judíos que se cobijaron a su vera.
Tenían una granja y un molino y eran los únicos judíos entre las trece familias del pueblo. No queda claro si eran así de bravucones porque se defendían del proverbial antisemitismo del este de Europa o si preferían azuzarlo con su aire insolente y sus modos desafiantes. >>>
Entre los hermanos Bielski, Tuvia, Zus y Asoil conocían el bosque como usted conoce los cinco dedos de la propia mano, decían. Que el bosque es muy amplio y extenso, pensaron, y que una vez equilibrados los afanes de la supervivencia, tenían que hacer lugar a tanto judío que había quedado abandonado al garete de su angustia, de su incapacidad para comprender aquel prodigio aterrador jamás presentido. >>>
Fuente: Pagina 12

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http://revistaharoldo.com.ar/img/notas/2019/05/guetodevarsovia.jpg
Imagen: Monumento a los héroes del ghetto de Varsovia (Polonia) / Natan Rapaport (escultor) y Marek Suzin (arquitecto)
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Jurbn. Por Elina Malamud
“Hay judíos de muchas categorías y de todas las calañas, obreros que en la Rusia y la Polonia de fin de siglo poblaron las fábricas, fundadores de cooperativas agrícolas, buitres chupasangre y economistas keynesianos, filósofos revolucionarios y gobernantes prepotentes, invasores que se roban la vida y la tierra del hermano, empresarios de buena leche, profesionales y académicos, científicos de ciencias duras y abanderados en séptimo grado de primaria, comerciantes abusivos y maestros de escuela, gremialistas, madres sobreprotectoras y padres estafadores o mafiosos, socialistas, neoliberales y cantores de sinagoga. Bah, gente. Pero distinta y hasta peligrosa, según los que tienen la costumbre de condenar las diferencias o profundizarlas de intención”, afirma la escritora Elina Malamud.>
Fuente: Revista Haroldo

http://revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=373