17 de Enero – Gracias doy a la desgracia. Por María Seoane

Recuerdo que la última vez que vi a María Elena Walsh, en 2003, pude contarle cómo el final de mi exilio en México estuvo marcado por una de las canciones más inolvidables de su obra: “Como la cigarra”. Pude agradecerle el talento sin fin de sus canciones, sus creaciones, delicadamente, ya que tenía un decidido rechazo a los piropos exagerados. Evoqué la conmoción que me había producido leer con otros exiliados en nuestra casa de Coyoacán su texto “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, publicado en 1979, y que repetí de memoria, sin vergüenza: “Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos (…) El ubicuo y diligente censor transforma uno de los más lúcidos centros culturales del mundo en un Jardín-de-Infantes fabricador de embelecos que solo pueden abordar lo pueril, lo procaz, lo frívolo o lo histórico pasado por agua bendita. Ha convertido nuestro llamado ambiente cultural en un pestilente hervidero de sospechas, denuncias, intrigas, presunciones y anatemas”. >
Fuente: Caras y Caretas
https://carasycaretas.org.ar/2023/01/08/gracias-doy-a-la-desgracia/