25 de Diciembre – Un castillo de naipes que se desmorona. Por Raúl Kollmann

El ex esposa de Nisman adujo supuestas amenazas, que no están denunciadas en el expediente, como motivo para la renuncia y así conseguir tranquilidad. Las verdaderas razones pasarían porque la hipótesis del asesinato está muy debilitada.
La jueza federal Sandra Arroyo Salgado, que fuera esposa de Alberto Nisman, renunció ayer a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal. En un breve texto, la magistrada argumentó, en primer lugar, que su familia necesita recuperar la tranquilidad espiritual “atendiendo al impacto emocional causado por el hecho objeto de la investigación”. >
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25 de Diciembre – Murió Jaime Torres. Charango vas a llorar. Por Cristian Vitale.

Es duro, el Indio”. Juan Cruz, único hijo varón de Jaime Torres, daba su parte anímico e interno tras los agitados momentos que él y su familia estaban atravesando, durante la última internación de su padre. “Pero ya está mejor, jode, se la banca”, decía el pibe. Recién empezaba noviembre y Juan Cruz había tenido que dejar plantado el último Tantanakuy infantil en medio de la ceremonia, porque le habían avisado del inconveniente. “Tuve que salir volando, literal, y acá estoy. Con él”. Soledad, una de las tres hijas mujeres del charanguista, también estaba en tensión. Pero la sangre le corría más por el lado del sortilegio. “Nuestro problema, con mis hermanas, es que las tres estamos enamoradas de papá”, decía a este cronista, mientras amanecía la noche en el barrio de Abasto, y mostraba una foto de las tres (ella, más Claudia y Manuela) abrazando al pattern de clan. No pasaron dos meses de aquella secuencia, mezcla de esperanza, alma desnuda y dura empiria, para que Jaime dijera “ya está”. Y decidiera irse, porque seguro que lo decidió él, tozudo como era.>
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Relacionado
Algunos de sus recordados y cariñosos temas que son parte de nuestra memoria. Nacimiento del charango
Toda la obra musical de Jaime Torres es de una inmensa belleza. Romance de viento y quena.
De una inabarcable preciosura a escala regional, pero sobre todo planetaria y universal, como si su charango mirara al mundo desde algún pico de Abra Pampa o de Villazón. Fue así siempre, Fue así desde su primer larga duración publicado en 1964 Virtuosismo del charango ; pasando por Norte Arriba (1969) y llegando hasta Altiplano, grabado en 2008 junto a Magic Malik y Minino Garay. Pero hay dos trabajos de cuyas mieles jamás podrán disfrutar los tibios. Uno es Jaime Torres y su gente, excelente disco publicado en 1984, donde este charango antropomórfico la descose a través de gemas como el anónimo boliviano “La diablada”, secundado por el sikus de Tukuta Gordillo y la quena de Raúl Olarte; la Ñaupa tiempo jinan, tatay” (Como en los viejos tiempos, padre mío), alucinante milonga de altura compuesta por el mismo Jaime, o una incomparable versión de “El día que me quieras”, de Gardel-Le Pera.Y la otra, claro, es Electroplano. Difícilmente –más bien nunca– la música de raíz folklórica argentina haya dado una obra tan amigable con el futuro, proviniendo a la vez de un hondo pasado ancestral. Ese era Jaime. Pongan play en cualquiera de los doce tracks de tal obra, y automáticamente lo estarán acompañando en su viaje cósmico hacia la eternidad.<
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25 de Diciembre – La carta del hijo de Osvaldo Bayer tras la muerte de su padre. Por Esteban Bayer

Nuestro viejo
El escritor, historiador y periodista falleció a los 91 años. Personalidades de distintos ámbitos reconocieron su trayectoria, su militancia y su compromiso, igual que miles de personas que manifestaron su pesar a través de las redes sociales. La familia de Bayer prepara su despedida.
Hace semanas que Osvaldo tenía necesidad de partir. No aguantaba no estar haciendo nada, sentado en su casa en el Tugurio.  Quería hacer sus valijas. Se despertaba, asegurando que tenía que salir a un congreso para debatir sobre derechos humanos, que lo esperaban en tal pueblo remoto de la Pampa para hablar del cambio de nombre de la calle principal que llamaban por el genocida de indios innombrable, o que lo convocaban de una escuelita en la Puna jujeña, por la que nunca había pasado nadie,  pero el no podía faltar para hablar sobre los derechos de los pueblos originarios. Al mismo tiempo lo esperaban en la Universidad en Berlín y  en la asamblea de un sindicato patagónico. Tenía que estar.>
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