22 de Mayo – La gran cosa. Por Marcelo Figueras. Recomendado

Haroldo Conti fue un magnífico escritor porque tenía talento para vivir
Anduve el martes por la Feria del Libro, y la buena gente de Ediciones Bonaerenses —una acción pública y estatal, que el gobernador Kicillof encaró como desafío en medio de la pandemia— tuvo la gentileza de preguntar si me interesaba alguno de sus títulos. Me interesaban varios, pero no dudé un segundo: «El de Conti», dije. En prensa (1955-1976), contenido en el artículo, recoge textos de no ficción del autor de Sudeste y Mascaró, el cazador americano.
«Hay entre ellos una conferencia que dio en la Escuela No.12 de su Chacabuco natal, artículos sobre el cine argentino en el que intervino como crítico y guionista, entrevistas concedidas a medios como La Opinión, reflexiones sobre el oficio de escritor, la carta mediante la cual rechazó ser considerado como recipiente de la beca Guggenheim («Me resulta inaceptable postularme para un beneficio que proviene del sistema al que critico y combato», dice allí, refiriéndose al imperialismo de los Estados Unidos) y también crónicas deliciosas, como la que bautizó Tristezas del vino de la costa o la parva muerte de la isla Paulino..>
Fuente: El cohete a La Luna
https://www.elcohetealaluna.com/la-gran-cosa/

23 de Mayo – Hawthorne, un ensayo sobre la estructura del cuento escrito por Edgar Allan Poe

La reputación del autor de Twice-Told Tale («Cuentos contados otra vez») ha estado limitada hasta hace muy poco a los círculos literarios; quizá no me equivoqué al citarlo como el ejemplo Par excellence, en nuestro país, del hombre de genio a quien se admira privadamente y a quien el público en general desconoce. Es verdad que en estos últimos dos años uno que otro crítico se ha sentido impulsado por una honrada indignación a expresar su más cálido elogio. Mr. Webber, por ejemplo, a quien nadie supera en el fino gusto por ese tipo de literatura que Mr. Hawthorne ilustra en primer término, publicó en un reciente número de The American Review un cordial y amplísimo tributo a su talento; desde la aparición de Mosses from an Old Manse («Musgos de una vieja morada») no han faltado críticas de tono parecido en nuestros periódicos más importantes. Pocas reseñas de obras de Hawthorne puedo recordar antes de Mosses. Citaré una en Arcturus (dirigido por Matthews y Duyckink) de mayo de 1841; otra en The American Monthly (cuyos directores eran Hoffman y Herbert) de marzo de 1838; una tercera, en el número 96 de la North American Review. Estas críticas, sin embargo, no parecieron influir gran cosa en el gusto popular -por lo menos sí nuestra idea de dicho gusto debe fundarse en la forma en que lo expresan los diarios o en la venta de los libros de nuestro autor-. Hasta hace poco, nunca se estiló hablar de él al mencionar a nuestros mejores escritores.>
Fuente: Mal salvaje
https://malsalvaje.com/2022/05/20/hawthorne-un-ensayo-sobre-la-estructura-del-cuento-escrito-por-edgar-allan-poe/

23 de Mayo – «La felicidad clandestina», un cuento de Clarice Lispector

Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio pelirrojo. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos planas. Como si no fuera suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historias le habría gustado tener: un papá dueño de una librería.
No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos; incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del papá. Para colmo, siempre era algún paisaje de Recife, la ciudad en donde vivíamos, con sus puentes más que vistos. Detrás escribía con letra elaboradísimas palabras como “fecha natalicia” y “recuerdos”.
Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía de odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, delgadas, altas, de cabello libre. Conmigo ejercitó su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.>
Felicidade clandestina, 1971.
Fuente: MalSalvaje
https://malsalvaje.com/2022/04/12/la-felicidad-clandestina-un-cuento-de-clarice-lispector/