PARTE UNO
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Nos quieren hacer beber las aguas del Leteo para que, sin recuerdos, nos abracemos a este tiempo sin tiempo, a este puro presente frenético y desencajado que constituye el único tiempo del capitalismo global en la era de la alienación técnica post humana. Lo opuesto a la verdad no es la mentira. Lo opuesto a la verdad de los pueblos, es el olvido.
Prohibido olvidar.
Se lo puede abordar desde múltiples enfoques en cada una de sus acepciones, claro.
Pero no es esa mi intención, fundamentalmente porque si quisiera hacerlo, no me daría el cuero.
Entonces prefiero detenerme en la que para mí es la más bella acepción del concepto “verdad’, que es, cuando no, la de aquellos griegos de algunos siglos antes de Cristo. El concepto de “verdad” en ellos fue ampliamente estudiado por Heidegger.
Es bastante conocido su abordaje de la “verdad” como desocultamiento del ser.
Pero yo me quedo con una acepción más llana, a la que relaciono íntimamente con la realidad de los pueblos.
En Occidente el pensamiento se estructura en pares opositivos. De hecho, muchas cosas se definen como aquello “que no son”.
Por ejemplo, el famoso “significante ”saussureano: un significante es lo que los otros no son.
Para Occidente hoy el par opositivo es el de “verdad-mentira”.
Pero si nos detenemos en el concepto “verdad” de los clásicos griegos y lo descomponemos en su etimología, veremos que para ellos lo contrario de la verdad no era la mentira, sino el olvido.
Que eso etimológicamente es lo que significa “aletheia”, “a-leteo”, “no olvido”.
La verdad como aquello que perdura, que es inmune al olvido.
Y me parece de una hondura poética estremecedora.
Porque la mentira puede que tenga algún tipo de peso en el plano individual, personal; pero no el colectivo.
Porque el verdadero mal para los pueblos no es la mentira.
Ella constituye un artilugio menor.
Lo devastador para los pueblos es el olvido.
Recordar, religar, repetir.
Reencontrarnos en el rito; y que aquello que está llamado a perdurar, perdure.
Los que nos antecedieron en el corto camino de la vida, nuestros muertos, siguen siendo dadores.
Sus retratos, sus fotos, sus escritos, sus decires, nos siguen dando luz desde la inmensidad.
1975 2006
Omar Darío Amestoy
Mario A. Amestoy Mario A. Amestoy
Entonces, es menester que los pueblos recuerden.
Y es menester que el pueblo trabajador argentino recuerde a quien lo dignificó, a quien lo rescató, justamente, del olvido.
Perón.
Hay que leerlo, porque sus escritos tienen hoy una abrumadora vigencia, atento a que las tareas de la revolución nacional siguen inconclusas.
Y hay que transmitir su palabra para que enlace a una generación con la otra.
Hay que citarlo, hay que nombrarlo, y hay que cantar la marcha.
Nuestro grito jubiloso de guerra.>
PARTE II
Hay que murmurar su nombre y el de nuestros mártires, en nuestra soledad.
Y a veces, hasta repetir su nombre como un mantra reparador.
Porque el sistema, con suavidad, cortesía, casi con un fino desdén, nos conmina a que nos mintamos, o sea, a que olvidemos.
Nos ponen en una línea temporal y nos dicen que estamos en otro tiempo, que aquello pudo haber sido bueno, pero hoy los vientos que soplan son otros.
Eso sí que es mentira.
Una mentira para que olvidemos.
Es una sutil trampa que fundamentalmente se lleva a cabo desde el centro mismo de nuestro desvirtuado movimiento.
Nos quieren esterilizar, quieren neutralizar a Perón, quieren esmerilar su figura.
Por eso ni la marcha cantan.
Y por eso ubican a Perón en el pasado.
Al igual que hicieron con San Martín, ese militar revolucionario continentalista, furiosamente atacado por la canalla porteña.
La misma que lo convirtió en un viejito eunuco para poder subirlo al pedestal del procerato, del cual la mayoría, parafraseando a Jauretche, más que despertar respeto, despierta sospecha.Pero no.
Perón no es el pasado.
Perón nos espera en el futuro.
Coco, la adorable abuelita de la película infantil homónima, recordaba a su padre a través de una bella canción.
Y ese recuerdo, maravillosamente, daba fuerza al padre muerto.
Y la figura de ese padre, a su vez, daba un soplo de vida a su hija casi centenaria.
Así debemos hacer.
Los cantos de sirena nos hablan de un presente en tránsito y un futuro conjetural, sin anclaje en ningún pasado ni tradición.
Ahí está la clave de la lucha por venir. Titánica y de pronóstico muy difícil de augurar.
Nos quieren hacer beber las aguas del Leteo para que, sin recuerdos, nos abracemos a este tiempo sin tiempo, a este puro presente frenético y desencajado que constituye el único tiempo del capitalismo global en la era de la alienación técnica post humana.
Lo opuesto a la verdad no es la mentira.
Lo opuesto a la verdad de los pueblos, es el olvido.
Prohibido olvidar.
(Humildemente, dedicado a la memoria de Envar “Cacho El Kadri)
Fuente: Nac&Pop
https://nacionalypopular.com/2022/02/11/la-aletheia-griega-y-la-resistencia-peronista/#more-111873
Anexo*: (Alétheia (en griego αλήθεια alētheia ‘verdad’) es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa ‘aquello que no está oculto, aquello que es evidente’, lo que ‘es verdadero’. También hace referencia al «desocultamiento del ser»)
Creada en 1999 para mantener la memoria, exigir justicia e impulsar la Ley de Reparación del Exilio cuya primera presentación al Parlamento data de 1998 La promulgación de la "Ley de Reparación del Exilio", uno de nuestros objetivos desde 1999, cuando creamos CEAM, nunca ha sido promulgada por los legisladores argentinos