7 de Junio – A propósito del día del periodista y de Mariano Moreno. Por Alejandro Slokar

La única imagen fiel de Mariano Moreno, contra la siempre difundida. La única imagen fiel de Mariano Moreno, contra la siempre difundida.
Corazón entre brasas
Cada 7 de junio la historia en modo Billiken rescata del panteón a quien por grosera injusticia todavía no ranqueó para la numismática, menos para fecha patria en el día de su asesinato, pero que tuvo la sabiduría y pasión de darnos a conocer las anfractuosidades del sendero por el cual deberemos transitar en un período histórico de degradación y barbarie, con actualidades demostrativas.
Así se titula la huella que la pluma de León Benarós dedicó a Mariano Moreno, desde siempre evocado como revolucionario informacional por la “Gazeta”, aun cuando la resonancia de sus columnas puedan ser atendidas por quienes —usen o no chupines— sólo con exagerada compasión puedan ser considerados honorables legatarios.
La mística de su patriotismo —“energía que atropella dificultades”, definía— alumbra cualquier pretensión dirigida a desmontar los dispositivos fundamentales del colonialismo, ya que sin transformaciones efectivas del sistema económico y el modo de apropiación y distribución de riquezas el proyecto emancipador queda inconcluso. Será porque como enseñó el Forjismo de Scalabrini: “La nación debe constituirse entera en la concepción de Moreno”.>
Fuente: Pagina12
https://www.pagina12.com.ar/427224-corazon-entre-brasas

7 de Junio – Walsh en el Día del Periodista

El expreso de la siesta. Por Rodolfo WalshEl expreso de la siesta
En 1966 Rodolfo Walsh emprendió un viaje por la Provincia de Corrientes y escribió desde allí una serie de crónicas. La que reproducimos aquí muestra uno de los atributos más conmovedores de Walsh: dar voz a quienes viven de su trabajo y hacen de esa identidad un caleidoscopio fascinante, hecho de heroísmo módico, humor, ternura y orgullo. El Día de los y las Periodistas es la ocasión ideal para recordarla.
¡A todo vapor!
El 9 de febrero de 1966 la locomotora 682 del ramal 060, Ferrocarril Urquiza, salió a las nueve de la mañana de la capital correntina arrastrando seis vagones de pasajeros y cuatro de carga y correspondencia.
Su destino era Mburucuyá, a 178 kilómetros de distancia. Llegó el día siguiente a las 10.47 de la mañana, empleando veinticinco horas y siete minutos, con un promedio algo inferior a siete kilómetros la hora.
No es un caso excepcional, sino apenas reciente, en la historia del tren más chico, más lento, más exasperante y más divertido del mundo.
– Pura estación y poco tren- nos dice el conductor del taxi que a las 5 de la madrugada nos deja frente al edificio de lo que, para los correntinos, sería siempre el Ferrocarril Económico o, simplemente, “en trencito”.
Fuente: Revista Haroldo
https://www.revistaharoldo.com.ar/nota.php?id=734