Aquí mis deberes, aquí mis derechos; aquí unos percebes, aquí unos berberechos

Por sólo el gusto de ver qué ocurre y cómo resulta la yuxtaposición, contrapondré ahora dos cartas de derechos (una de ellas con deberes también) de las escritoras o autoras, propuestas para la regulación de tal ocupación aquí y aquí.

Un poema (o algo así) de Santiago Alba Rico.

Vendrá la Muerte y nos traerá la vida
Vendrá el Vicio y nos traerá valores
Vendrá la Peste y nos traerá salud
Vendrá la Guerra y nos traerá la paz
Vendrá el Delirio y nos traerá razón
Vendrá el Hambre y nos dará caramelos
Vendrá la Sed y nos ofrecerá refrescos
Vendrá el Tirano y nos dará un parlamento
Vendrá el Silencio y nos hará gritar
Vendrá el Invierno y nos dará calor
Vendrá el Dolor y nos traerá tiritas
Vendrá la Cárcel y nos hará libres
Vendrá el Terror y nos dará protección
Vendrá la Noche y encenderá la luz
Vendrá la Realidad y nos encontrará dormidos


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Sermón liviano sobre copyleft (I)

Las cosas que se tocan pueden también contarse. Dos manzanas, tres libros, una lámpara y tres fanegas de habas. Las cosas que se tocan y se cuentan, todas, hace tiempo también que se cambian por dinero. A más cosas, más dinero (y luego más cosas de nuevo, aunque a veces sólo más dinero). Inventamos los números para eso, un absoluto acierto. En fin, cosas materiales, valor de cambio. Pensemos por ejemplo en Pedrito, persona amiga que, pongamos, posee tres libros. Si decide compartirlos con Julia, y le da dos, ya aprendimos en la escuela que le queda uno. Compartir es vivir, nos dijeron.

Por otro lado, las cosas que no se palpan se cuentan también pero de otras formas. Dos poemas, una receta, un juego de ordenador, tres canciones. Todas ellas pueden encerrarse dentro de recipientes que las contengan y las hagan palpables (folios, discos…), pero son, realmente, inmateriales. Estas cosas intocables tienen una ventaja evidente respecto a las otras: por mucho que las compartas, su cantidad no disminuye. Digamos que Celia tiene una idea, una idea brillante por ejemplo, una de esas de bombillita y todo. Decide compartirla con su amiga, persona, David y, para sorpresa de ambas y alivio nuestro, resulta que Celia sigue teniendo exactamente la misma cantidad de idea en su cabeza que antes (en todo acaso, puede ser que David tenga su propia opinión y haga que la bombilla de Celia crezca y luzca más).

¿Cómo? Sí, es mejor hacer la prueba: comparte con alguien esto que lees. Comparte, si no, una palabra que te guste (maceta, glauco, zanca, sombrajo). Comparte con alguien una melodía de La Barca de Sua, enséñale a preparar pasta a la siciliana, a hacer la prueba del nueve. Infaliblemente, la persona que te escucha pasa a tener más y tú no tienes menos. ¡No tienes menos! Era tal vez cierto: compartir es vivir.



Tomado sin permiso de aquí.

Paz poeta e pombas

Permitan que traiga a este lugar versos cantados por Zeca Afonso, juglar portugués que como todo buen cantor bebió en las fuentes populares y en el pueblo hechó las raices de sus cantos nuevos. Se ofrece, para los que no se manejen con el galaico-portugués una traducción aproximada que encaja, con un poco de buena intención, en la melodía original.

A Paz viajou em busca da silêncio
Sitiou Berlim
Abdicou em Londres
A Paz saltou dos olhos do poeta
Atacada de psicose
maníaco-depressiva

Foi nessa altura que as pombas
Solicitaram nas agências as tarifas

Mas não viram mais o poeta

Que gozava na Suiça
Duma licença graciosa

A Paz saiu aos saltos para a rua
Comeu mostarda
Bebeu sangria
A Paz sentou-se em cima duma grua
Atacada de astenia
maníaco-depressiva

Foi nessa altura que as pombas
Solicitaram nas agências as tarifas

Mas não viram mais o poeta

Que gozava na Suiça
Duma licença graciosa

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La gesta del Perejil (VI).

Hete aquí la antepenúltima entrega de esta Gesta Hispánica, Hépica y Hemocionante del anónimo juglar de Sotodosos, donde asistimos al discurso de Aznárez en la Villa y Corte.


Sale el sol por donde pueda apartarse de Madrid
y del discurso que Aznárez se prepara a transmitir,
en las plazas y en las calles y en los bares del país
se congregan expectantes quién de aquí y quién de allí,
entre todos sumarían con toda fuerza unos mil,
aburridos y logreros, donnadies y maniquís,
forasteros, lugareños, dos chinos y un poeta mallorquín.
Como prólogo al discurso se meten con berbiquí
entrevistas y opiniones, por ver qué siente el país,
con los que importan y cuentan, con los que están en el quid
de un asunto de estrategia y de derecho incivil,
o vayan a dar la cara en el frente magrebí.
Pedro Jota culo al aire, Mario Conde y Jesús Gil,
desfilan insobornables entre tanto paladín,
con citas de Horacio al hombro, por celada un calcetín.
Tras cuatro marichalados y algún que otro urdagarín
desfilan reyes del mambo y reinas del estriptís,
tres cantantes, seis actrices, quince nadies y un sinfín
de productores de cine y vagos de cafetín,
entonando titulares y echando flores de lid.
Pasan maulas, vividores, capullitos de alelí,
proxenetas pero en griego, chuloputas de postín,
calaveras sonrientes que saben lo que es vivir,
bolsistas y financieros, asiduos de Guolstrit,
más varios ejecutivos ávidos del Botín.
Diez minutos cada uno, cocineros con mandil,
un futbolista de punta y un torero de perfil,
que se vea que es asunto gordo, grande y de sentir.
Por el pueblo soberano desfilan, aunque en un tris,
dos que pasan, tres que paran, seis parados y un ceutí
que no sabe dónde queda la isla del Perejil,
pero está de acuerdo en todo lo que Vd. mande servir,
y al cabo, después de uno que es cabo de la Civil,
conectan con Moncloa, Aznárez comienza así:
de entrada una pesadumbre con un toque de viril,
convicentemente grave, le doblega la cerviz,
que del pesar nada vea más allá de su nariz
al pie de la letra luego el papel jura cumplir
que le han puesto entre las manos el sino y el infeliz
al que le han caído en suerte redactarle el folletín.
La gravedad cede luego el sitio al bravo adalid,
masculla airado y en forma que todos puedan oír
"¡No pueden hacerme esto, que soy de Valladolid!",
se yergue brioso y saca la corbata a relucir
y alzando el debido tono así convoca a la lid:
"¡Ciudadanos, levantaos, levantaos y acudid,
escuchad atentos lo que os tengo que decir!
Que merced a mi privanza hoy sabéis lo que es vivir,
comíais almorta y gachas, hoy gozáis de olivo y vid,
aspirabais ideales, ahora fumáis hachís,
¿y van a venir los moros a quitároslo en un tris?
¡por Santa Rita antes muertos que vivir de nuevo así,
trabajando por los campos sólo para malvivir!
¿sabéis lo que harían esos como mandaran aquí?
¡iríais a coger fresas, humillada la cerviz,
o a limpiarle a vuestros padres o a vuestros hijos el pis,
no sabríais ni en anuncios lo que es pavo o perdiz,
y dormiríais en catres, sin saber que existe el Ritz,
sin agua para lavaros, ni siquiera de Vichy!
Eso es lo que os espera como no se pare ahí
esta empresa que ahora intenta nuestro enemigo vil,
a quien sus ídolos ciegan, a quien emboba el muftí."
Toma aliento el buen Aznárez, y le escuchan sin decir
ni pío ante las pantallas embobados los de aquí,
con las bocas entreabiertas y las voces sin salir,
y los ojos como platos que ven volar su pernil,
en Santiago y El Egido, en Zafra y en Benicasín,
Alhama, Medinaceli, Alfarache y Alhaurín.
Recobra Aznárez aliento y luego va a proseguir
en un castellano claro como las gestas del Cid,
que saben hasta los niños de memoria repetir,
pues es el héroe de España y es un título de aquí:
"¡Que no os pasme la sorpresa ni os paralice el ardid,
que no os cojan del bocado ni un pelo de la crin,
que sepan que no se puede quitar así como así
al caballo de Clavijo de la boca el perejil!
¡Españoles, barra ñolas, venid todos, acudid!
¡San Pancracio y cierra España, a mí la portada, a mí!"
Y a tal apellido acude, con entusiasmo febril,
cruzando el Duero y el Tajo, Guadina y Guadalquivir
hasta la costa andaluza en multitud y en un tris,
un tropel de reporteros, en ristre los blocs y el bic,
magnetoscopios al hombro para grabar hasta el fin
por la patria y sus divisas, antes muertos que sin film.
En camiones apiñados vienen desde Alfajarín,
desde Zafra y los Gazuales, desde Alhama y Alhaurín,
sin agua sin pan sin video, todo lo sabe sufrir
en lancha patera o tabla con tal de llegar allí,
se ahogan en el estrecho margen para decir
que les dejan su patrones y sus frentes sin pulir
mas no importa que al momento les suplen otros diez mil.
Así al cabo algunos llegan a la costa marroquí,
que aunque sea la de oriente ellos llaman magrebí,
y cuentan sus impresiones, dan cuenta del tararí,
describen qué es una isla, una melva y un fortín,
aunque algunos se trabucan y llaman rifle al fusil,
informan del nombre griego y del sabor del perejil,
entretienen, emocionan, instruyen, cuentan y al fin
cuando mandan sus columnas y sus fotos a imprimir
todos quedan enterados de que ellos sí han ido, sí,
y están, aunque de lejos, más cerca de estar allí.


Avance de la siguiente tirada


La cabra del Perejil tumbada sobre sus codos
contempla en un monitor qué distinto se ve todo,
qué plana deja la tierra un teleobjetivo a bordo...

Perejilaida (y 5)

En tal día como hoy, señalado en todas las agendas de la FNAC, quizá se debiera a las compañeras todas otro contenido (y no nos extraña casi nada que el machismo imperante entre artistas, intelectuales y poetas soslaye también hoy, como siempre, este tema). Sin embargo, tras largo tiempo en que no se daba continuación a la Perejilaida, mandan amigos y compañeros que sigamos la historia de tan Hínclito Poema Hispánico y Hépico, en vísperas de que las sus mesnadas aznarianas, cargadas de consignas de las FAES, las AVT y otras raras siglas, vayan a campar por sus respetos por la Villa y Corte. Y esta vicesatrapía, disciplinada, obedece.

Vayan, pues, las siguientes tiradas, no sin notificar en lo que sigue dónde se pueden encontrar las primeras entregas, así como subrayar que no se da por perdida la esperanza de que los poetas ensimismados, como la ideología dominante les ordena y manda, dejen de ensimismarse y se entreguen, por fin, algún tipo de proyecto organizativo y colectivo.

Primera entrega.
Segunda entrega.
Tercera entrega.
Cuarta entrega.

Subida sobre una peña hirsuta, roída y gris
que domina entera la isla del Perejil,
una cabra vieja y sabia miraba sin rebullir
cómo izaban seis turbantes el pendón del magrebí.
Lo miraba bien de frente, lo miraba de perfil,
lo miraba como mira el aldeano un cidi,
se rascaba con un cuerno, mesaba su barba gris,
y rumiando por lo bajo un palo de regaliz
cada vez más cabreada mascullaba para sí:
"¡Qué siempre en etos guateques con petardo y banderín,
sean rojos o amarillos, blanco, verdes o de añil,
al final de plato fuerte me toque servir a mí!
¿Por qué si su tierra dicen y su mar guardar así,
quien paga el pato es la pata, los principios, el delfín,
y al final de plato fuerte me toca servir a mí?
Si tienen hambre de gloria, ¿por qué no se van allí?,
harta estoy de tanta burla, de tanto malandrín,
y de meriendas de negros, que militar o civil,
al final de plato fuerte me toca servir a mí".
Y mira a los que allí estaban y a los que están por venir,
y abre el hocico y bala, y el balido dice así,
traducido al castellano de la lengua cabritil:
"¡Ved, ved, ved, mis cabritillos lo que hoy pasa en Perejil,
que si hoy pasa más lejos, mañana os pasará ahí,
escuchad de mis hocicos lo que os tengo que decir,
que el balido que hoy os balo no es balido baladí!
Si fieros como cabrones os queréis batir por mí,
mis favores no con balas, con baladas decidid,
pero no, porque ya os veo que en mataros insistís,
o estáis locos o estáis muertos, no sabéis qué es vivir.
Ya no es cabe en la cabeza imaginar qué es morir,
que ni es el paraíso, ni leche, mieles ni hurís,
ni es como un parpadeo y una raya en la tiví,
que allí no hay nadie si entra, ni se sale con un clic,
que es faltar aire en el aire, no haber nadie ni latir,
no haber latir ni nadie que sienta que no hay sentir.
No haber aroma que pueda partirse en rosa y nariz,
ni son que en oído y hoja juegue a se repartir,
no haber límite en el viento que piel pueda sentir,
no haber carne, ni haber dónde, ni haber qué quiera salir,
no estar dónde ni ser cuándo, no haber estar ni existir,
ni de palabra siquiera, qué ni quién, ni no ni sí.
¿Y todo por un harapo rojo o gualda o carmesí?
¡Dejad mi isla al momento si no venís a vivir
mis espumas, mis abrojos, mi sed y mi Perejil,
que a vosotros es nada y lo es todo para mí!"
Así balaba la cabra subida a un peñasco gris,
la gaviota se espantaba, se sumergía el delfín,
al estruendo de las botas y los hierros y el fusil,
al estruendo de las proas que se veían venir,
en la arena de su isla ninguno la llega a oír.
Las gambas entre las cañas se empezaban a servir
muertas en blancas bandejas en los bares de Madrid,
entre gol y chuntachuntas ninguno la llega a oír,
a la cabra de la roca, la roca del Perejil.


***


Por esa terrible estepa Castellana hacia adelante,
sobre el árido granito que va sembrando el alcalde,
entre volvos y sudor y hierros Rodrigo parte.
Recoge en el adosado las cuatro cosas que caben,
los cuadernos del colegio entre lágrimas los abre,
coge sólo los de lengua, allí deja los de arte,
las demás cosas que había las alquila o las reparte.
Despide luego a Jimena sin que el llanto se le salte,
Jimena la menudita, la de nombre tan notable,
exótico y sugerente que le buscara su padre,
la asistenta ecuatoriana que a buscar cobijo parte
en Cerdeña o en París, con San Pedro o con quien pague.
Rodrigo mira la casa por última vez y sale,
no sin antes comprobar que lleva todas las llaves.
La puerta cierra y no mira atrás por no acobardarse,
los enanos del jardín sí que miran a otra parte,
conteniéndose en los labios tapados algo innombrable.
La moto arranca y arranca la farola el derrapaje
que allí la solía atar cada noche con un cable,
y el dolor de la partida no le deja concentrarse.
Al pasar por Ciempozuelos sudoroso le da alcance
sobre su cuatro por cuatro el bueno de Álvaro Apáñez,
con dieciséis del despacho que siguen siendo leales.
Su secretario le abraza, a don Rodrigo le sale
temblando por las pestañas un decreto de arbitraje.
Ya atraviesan por la Mancha, ya a los molinos combanten,
que son estos tiempos tiempos de confusión, ya se sabe,
y en verdad no son molinos, que ya lo dijo Cervantes,
esas cosas que dan vueltas, sino aparantos gigantes
que descargan lejos rayos que allí producen con aire.
Ya se huele el mar salado, ya cruzan agua adelante
por el estrecho embarcados en un pontón vacilante.
Bajel de lata que llaman por su hechura Rocinante,
en todo el mar conocido por detrás y por delante,
no corta el mar, lo trocea, como si fuera trinchante,
entre uno y otro patín. La luna en el mar se parte
de brisa entre sus dos quillas, allí el sur, allí levante,
¿dónde coño está Melilla?, y con tan buen gobernante
pronto llega a Estambul. Los turcos con gran donaire
les reciben, les escuchan, visto el caso, cuanto antes
en cuatro contenedores les despachan para Tánger;
las fazañas que allí fazen se cuentan en otra parte.
Pelean y ocupan plazas reservadas en los bares,
les echan de dos castillos muchachitos musulmanes
que tomaron por la fuerza y no quisieron pagarles,
beben té y comen cuscús cuando cuentan con contante,
al raso duermen desnudos, consumen hierba si hay hambre,
les multan y la confiscan, traman vengazas y planes,
hasta que al fin les encuentra por Rabat, solos y errantes,
el secretario del rey y les conoce al instante.

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Salario ¿precio del trabajo? todo un poema

el capitalista compra una M
¿el trabajo?
(no por que aún no se ha dado)
compra la fuerza de trabajo
paga su valor
tiempo de trabajo necesario
para reproducirla:
factores físicos y culturales
pero lo característico de esta M
es que al consumirse procuce VALOR
y el capitalista la usa
(es dueño de su v/u)
no solo para recuperar el v
que pagó por ella haciendo
una canridad de productos = a su v
su interés es ganar el máximo
ocupar fuerza de trabajo
explotándola al máximo.

Ha nacido un nuevo poeta de corcho.

Y se llama Luis Ernesto de Salas.


Se puede leer su incipiente antología (así como su ejemplar biografía, que reproducimos aquí), pinchando en la siguiente palabra.


Luis Ernesto de Salas
Poeta español nacido en Soria en 1960. Licenciado en Física Teórica por la Universidad de Alcalá, tiene además estudios de psicología, literatura francesa e italiana y ciencias políticas. Profesor de derecho procesal en la Universidad Alfonso XI desde 1995. Políglota por cuna (en su familia se hablaba italiano y francés, además del español) es también traductor de literatura italiana, norteamericana y alemana. Ha traducido, entre otros, la obra de Gabrielle D’Anunzio, Ezra Pound, Robert Brasillach y Piero Melograni.

Ha obtenido, entre otros, los premios: Poesía Hiperión en 1985, Feria del Libro de Madrid en 1991, Nacional de Poesía Villafranca del Bierzo en 1994, Jaén de Poesía en 1995, y en el año 1998 los premios: Internacional Gabriel Celaya de Poesía y Stendhal de Traducción.

Su extensa obra muestra su camaleónica capacidad creadora. De Salas utiliza de forma ajustada casi todos los medios comunicativos, premodernos, modernos y postmodernos, desde la estrofa clásica (en “Cuaderno permanente”) hasta el apropiacionismo (en “Una vida posible”), la reiteración anafórica caeirense (en “Cántico extranjero”), hasta la reinvención del rubaiyat en su último libro, “Estancia del alquimista”.

Perteneciente a una ética de la sospecha (como Martínez Chamorro) y la refractación, De Salas suscribe una estética que no desvía la mirada del horror y la belleza del mundo, exaltadas ambas como vías de entrada a “una mirada no defensiva ni excluyente, sino que abrace la realidad toda tal cual es, transcendiendo en la propia inmnencia de lo que hay”. La presencia de la fealdad, la injusticia o la miseria en la poética de De Salas no busca, por ello, resaltar, subrayar ni complementar la también presente belleza, justicia y riqueza, sino que se dan a la vez, en planos que son paralelos y divergentes a un mismo tiempo. El oficio del poeta, según De Salas, es “ver y decir lo visto”, pero sin “recaer en el viejo testimonio ni en un triste misionerismo. Ver significa aceptar. Y sólo se puede aceptar el mundo cantándolo”.

Esta suerte de neo-neorealismo, permite superar, por asimilación creadora, corrientes poéticas que De Salas utiliza, sincretiza y supera en su práctica poética. Así, se perciben en sus poemas rastros dadivosos de poesía social y sucia, de poesía mística, realista o de vanguardia.

Reproducimos aquí, con permiso del autor, algunos de sus textos.

Más poetas de corcho, aquí.

Poetas de corcho.

Hemos descubierto con regocijo dos nuevas secciones en la zona de escritura colectiva PROCOMÚN.

Una, muy divertida, es la zona de Poetas de Corcho (postpoetas en un postmundo postnúclear; la muerte del heterónimo, vaya): aquí.

Otra es un curso de métrica con invitación a participar: aquí.

(re)solución

Lo bello es
lo que hace feo lo feo.
Lo bueno es
lo que hace malo lo malo.
Lo cierto es
lo que hace falso lo falso.
Centrémonos pues
en lo falso, lo malo y lo feo.
Desmintamos lo falso.
Condenemos lo malo.
Aborrezcamos lo feo.
Es el único justo sendero
a lo bello, lo bueno y lo cierto.

Documento para el debate político sobre la categoría "Poeta".

Damos a conocer aquí, oportunamente esperamos, un documento para el debate público que la vicesatrapía de la CTP que visitó este año los Encuentros de poesía comunista (y) libertaria de Moguer (Voces del Extremo) ha redactado conjuntamente con algunas otras insignificancias. Extractamos en este foro varios fragmentos de este largo e inconcluso texto, pero se puede leer y participar en su redacción aquí.


Fragmento 1:
Esto último, desde luego, no significa que el Poeta vaya a renunciar a la Rebeldía, porque, de hecho, declararse Poeta parece, para algunos, tanto como definirse Prófugo Heroico del Actual Sistema de Codicia (y en algún caso, de Cualquier Otro Sistema). Supuestamente, ser Poeta, con todo lo que ello comporta, es el Acto Supremo de Rebeldía, pues la Poesía es connaturalmente Ajena a Todo y Liberadora de Todo (una suerte de Mandala Zen, imaginamos). Viviendo Poesía, pues, Uno queda Liberado y Libera el Mundo; lo que nos recuerda cierto Partido de Mentalistas en cuyo programa se publicitaba la medida electoral de detener la Guerra de Yugoslavia enviando un destacamento de diputados a meditar a alguna plaza pública de Sarajevo2). Que el Poeta habite realmente en tremenda ingenuidad es sólo una intuición nuestra, sujeta a error, pero no pocos de sus textos, y bastantes de sus actitudes, apuntan a cierta renuncia, a un ascetismo superior o a esa especie de ejemplaridad negativa del que hace el bien sólo porque se aparta del mal. (Cuestión que de darse por cierta, obligaría al Poeta a plantearse esta otra pregunta peliaguda: ¿cómo puede Un Individuo Solo ser moralmente bueno en un contexto completamente perverso?) Creemos que tal intuición no está desencaminada, porque, no lo olvidemos: bajo el actual Signo de la Codicia, un Poeta es ante todo, sobre todo, para todo y en todo momento un Individuo; lo que no le predispone, no ya a la Organización Colectiva, sino ni tan siquiera a meditar si tal cosa pudiera ser necesaria. El Poeta parece un revoltoso que niega la necesidad de organizarse con otros en Revolución. (¿De ahí, también, su poca predisposición al debate y la mucha a la Opinión y a los Personalismos? ¿De ahí, también, que gran parte de su crítica metapoética, cuando se da, planee sobre esenciales y dados-por-supuestos de la tradición burguesa como la calidad, la intuición, el pulso estético y otras hierbas? Inter alia: De todos los autores ‘activistas’ (…), ESTE es el único en el que no decae el tono poético, en el que no se sacrifica la estética por la ética. Es, por tanto, el más creíble de todos, o el único creíble como poeta comprometido, puesto que los demás son comprometidos siempre, pero poetas sólo a veces 3)). Y no faltan, aquellos Poetas que, participando en mejores causas (en los llamados movimientos sociales), consideran que, de algún modo, han cubierto una especie de cuota de militancia y, por tanto, pueden abandonarse al papel de Poeta Artista, como si ese fuera un lugar “menor”, según particular escala.

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Un poema anónimo.

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

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Payada de la congregación.

Procedente de un diálogo con mugidor, esta payada en espinelas que va creciendo. De momento, a cuatro manos, participen cuantos quieran en Procomún.


Congregados los juglares,
hechos sus votos secretos,
disponen con un decreto
dejarse de vanidades:
¡que la voz común destape
lo que individuos esconden,
enterremos nuestros nombres,
seamos todos iguales,
la verdad de nuestros males
difundamos por el orbe!

Ya es hora que los poetas
olviden sus narcisismos
y encajen en buenos ritmos
conceptos que se comprendan:
Hay que quitarse la venda
y con los ojos abiertos
afrontar los nuevos retos
que avanzando a toda vela
el Capital nos plantea
en vez de jugar su juego.

De qué le sirve el poeta
a las gentes oprimidas
si de emociones fingidas,
de gravedades supuestas,
metafísicas esencias,
conceptos abigarrados,
deja sus versos preñados
para exhibir su persona
buscando que le den coba,
por cuanto le han publicado

Si las musas nos amparan
al ego demos licencia
dejemos las reverencias
y metamos la cuchara.
Las cosas resultan claras
para el que mira de arriba:
no le importan las diatribas
por más ingenio que tengan,
a la larga ellos se vengan
con cosas más explosivas.

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Perejilaida. La gesta del Perejil (4).

He aquí una nueva entraga del Cantar del Perejil con que el juglar de Sotodosos, cantando de mentira la verdad, nos ofrece jugosa razón histórica de tan patria hazaña. Tras la particular Junta de Santa Gadea por la que Jose Mari ("Jose Mari, Jose Mari, cetro de la cetrería") destierra al desventurado Rodrigo, Aznárez recibe embajada del muy envalentonado rey moro y termina por aparecer un personaje crucial para esta saga: la Sabia Cabra del Islote. Así pues, sín más, sigue este ejemplo, escarnio y solaz de juglares que quieran serlo (veáse más adelante la participación de tales en la empresa épica del Perejil).

Rodrigo parte y se queda la compañía callada,
callado se queda Aznárez mirando mirada airada.
Anúncianle los ujieres que llegan con una carta,
mientra escucha la cara se le va volviendo blanca:
"Si tienes corazón, Aznar, como tu arrogancia,
y a medida del bigote dejas volar las palabras.
Si en el campo escaramuzas como en las pantallas hablas,
y en la alambrada revuelves el cuerpo como en las zambras,
si como atacas barracas a las trincheras atracas
y como braceros quemas respondes entre las llamas,
si como firmas con pluma te afirmas en la culata
y como danzas las cifras entre la metralla danzas,
si eres tan diestro en tomarlas como en repartir las plazas,
y como a intrigas te aplicas te aplicas a la batalla;
si como el adverbio usas usas la larga canana,
y avanzas entre las minas como subes a la cucaña,
si como en el regocijo allanas y expropias casas
por que vayan autopistas derechas hasta tus arcas
en el campo al enemigo atropellas y maltratas,
si respondes en presencia como de audiencia te alabas,
sal a ver si te defiendes como en la Moncloa agravias.
Y si no osas salir solo cmo están quienes te aguantan,
algunos de tus amigos para que ayuden saca.
Que los buenos caballeros ni en despachos ni antecámaras,
se aprovechan de la lengua, que es donde las manos callan.
Pero aquí que hablan las manos ven y verás cómo habla
quien enmedio de tu gente trabaja se aguanta y calla".
Y concluye el emisario mientras que dobla la carta:
"Así te lo firma el rey que en Perejil ya te aguarda,
aunque él en persona no, pero ha mandado unos guardias".

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Posibles destinos de las ovejas negras.

La oveja negra.
La oveja negra de la familia
mató al lorito con perejil,
destrozó el piano de tía Cecicilia,
saltó la cerca, dejó el redil.

La oveja negra ya se ha juntado
a otras ovejas negras como él.
Como no hay hierba fresca en el prado
comen coronas de laurel.

Pero el laurel que es extraordinario
de condimento para guisar,
a palo seco, por el contario,
deja bastante que desear.

La oveja negra cogió un buen día
y se largó sin decir ni mu,
avergonzada al saber que huía
porque encontraba pobre el menú.

La oveja negra vendió su lana
asegurando que era astrakán:
el mercanchifle, la gran fulana,
se hizo más rico que el Aga Khan.

Y su familia toda se alegraba
al verla gorda de buen comer
y ella recordaba su lana negra
que nunca más volverá a crecer.

Javier Krahe.



La Oveja Negra
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja Negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercirtarse en la escultura.

Augusto Moterroso

De la siempre posible revista de poesía MLRS

Así concluía la epístola que Don José Emilio Pacheco dirigió a Mr. George B. Moore con motivo de una entrevista que éste había solicitado al primero.

Acaso leyó usted que Juan Ramón Jiménez
pensó hace mucho tiempo en editar una revista.
Iba a llamarse “Anonimato”.
Publicaría no firmas sino poemas;
se haría con poemas, no con poetas.
Y yo quisiera como el maestro español
que la poesía fuese anónima ya que es colectiva

(a eso tienden mis versos y mis versiones).
Posiblemente usted me dará la razón.
Usted que me ha leído y no me conoce.
No nos veremos nunca pero somos amigos.
Si le gustaron mis versos
qué más da que sean míos / de otros / de nadie.
En realidad los poemas que leyó son de usted:
Usted, su autor, que los inventa al leerlos.



Se trata de una revista siempre posible, no de una revista real, ya que la Realidad se nutre de nombres propios, por ello transcribo a continuación el poema íntegro, firmado por el poeta mexicano Don José Emilio Pacheco.

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Idénticos en la identidad.

MONERÍA
mi espejo refleja
perplejo
mi jeta de sujeto


MONERÍA II
mi reflejo espejea
complejo
mi sujetasujeto


ANÁLISIS EXTERNO
Alterado en el entorno,
tus entrañas admiras extrañas
expuestas ante ti.
Y comprendes vagamente que las almas
nos contienen, y no hay fondo
ni interior ni dónde huir.


ANÁLISIS INMUNOLÓGICO
Si afuera fuera afuera así sin más,
si al escapar no se adentrara dentro
en la intemperie frágil al encuentro
del perdido perímetro, jamás
pudiera afuera conocer su ras;
¿por qué no propiciar puntos de encuentro
en vez de separar afuera y dentro?
¿por qué emplear el menos y no el más?

Las verdades del barquero.

Qué tendrán bocas negras,
negras bocas que tendrán,
que sólo si se equivocan
sueltan la verdad.

Que esas bocas no son bocas,
sino prótesis dental,
que son pozos de patrañas,
sumideros de maldad.

Qué tendrán bocas negras,
negras bocas qué tendrán,
que solo si se les vota
se atreven a besar.

Tendrán las mentes de dientes,
y los dientes de pensar,
los labios incovenientes
y el seso para masticar.

Que esas bocas no son bocas,
sino cuevas de Alí Babá.

Claridades enunciativas.

Sirvánse de continuar esta serie de asertos:

Tengo, tengo, tengo
y tú no tienes nada.
Tengo una hipoteca
que es como una casa.

Tengo, tengo, tengo
y tú no tienes nada.
Tengo un trabajo
toda la semana.

Tengo, tengo, tengo
y tú no tienes nada.
Tengo una pantalla
repleta de plasma.

Tengo, tengo, tengo
y tú no tienes nada.
Tengo la cabeza
como el patron manda.

Perejilaida. La Gesta del Perejil (3)

Ofrecemos esta tercera entrega de la gesta del perejil algo más larga que la primera y la segunda por no romper las tiradas del mecanografiado original. Se encuentra en esta tirada uno de los momentos álgidos del cantar: Las Juras de Don Rodrigo Rato

Las ocho en punto están dando las torres de la Gran Vía,
ceñuda sobre los montes, la media luna ya mira
ministros y reporteros que acuden en comitiva,
con cámaras y con luces, escasas pero efectivas.
Cada cual con sus papeles, sin afeitar y con prisa,
se congregan cabizbajos en el fondo de la pista,
a aguardar que el buen Aznárez en calzones les reciba.
“¡Albricias, los mis ministros!, ¡heraldos míos, albricias!
¿qué ventura o qué negocio, qué cuidado o qué noticia
os traen hasta mi palacio a estas horas tan tardías?”,

con la raqueta en la mano desde el frontón les decía.
“¡Este golpe es inaudito!,¡no se vio igual a fe mía¡

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Ocupadas en atarnos los zapatos

OCUPADAS EN ATARNOS LOS ZAPATOS
permanecemos quietas en el incendio-
las paredes caen
las puertas hinchadas bloquean la salida
las ventanas ennegrecen sus cristales-
oímos gritos
observamos escenas de pánico y salvamento-
(estos complicados nudos de cordón de zapato)-


Pedro del Pozo. Ed. Libros de la Herida, Sevilla 2005.


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Sobre la propiedad privada de la cultura popular

En el planeta Tlön, el famoso mundo inventado por Borges [1], "es raro que los libros estén firmados. No existe el concepto del plagio: se ha establecido que todas las obras son obra de un solo autor, que es intemporal y es anónimo". No es casualidad que, de acuerdo con una de las escuelas filosóficas de Tlön, "todas las personas que repiten una línea de Shakespeare, son William Shakespeare".


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Claridades enunciativas (IV)

Ahora que vamos a tener que soportar, nuevamente y sin esperanza, una nueva campaña electoral, les proponemos dos microsurcos: una trasposición de un dicho popular y una brevedad que su insignificancia el vicesatrapa C. nos envió hace unos días. Por supuesto, se esperan sus correcciones, versiones, ampliaciones, sustraciones y otras acciones.

0.
Señor presidente:
menos promesas
y más presente.

1.
Quien vota al PP
tiene hipoteca,
escucha la COPE
y piensa a derechas,
ni vota, ni tiene
ni escucha ni piensa.

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Todos los turistas son feos (I)

A imitación de los, siempre interesantes, Epigramas del Emperador, se inicia aquí otra serie de textos. El resultado de la serie completa, con las correciones, trasposiciones, ampliaciones y disgresiones que a sus insignificancias les parezcan convenientes, conformarán un libro colectivo y anónimo cuya publicación, en primera edición, se realizará (contando con el permiso de la administración de este sitio) electrónicamente en la Biblioteca del MLRS.

Dado que corre por cuenta de esta vicesatrapía iniciar el juego, nos permitimos, además, establecer una única regla. Las ampliaciones, correciones, disgresiones, contusiones e infracciones que sus insignificancias generen a partir de cada entrega, deben sujetarse temáticamente al contenido del texto en prosa que abajo se reproduce y que vendrá a constituir el prólogo o epílogo del antedicho libro colectivo y anónimo. No es necesario aclarar que también esta prosa es, a su vez, modificable.

Esperando, como siempre, su entusiasta participación, iniciamos aquí este "Breve elogio del viaje".

1. Todos los turistas son feos.
Cuando estamos vivos,
cuando estamos vivos,
sólo cuando estamos vivos
con el plomo de la belleza
derramado en los ojos,
sabemos aún que la vida
bulle
con su magnífica confusión.

Viajamos entre golpes,
esquivamos a los viajeros golpeados,
recogemos despertando
las migas de pan ahogadas en sangre,
y sin embargo
rogamos que el camino sea largo
para que a cada paso un paisaje o una emoción o una contrariedad
nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.

Porque no nos importa el estar ya
sino el ir yendo.

Porque no olvidamos de qué está hecho el camino,
no olvidamos.


2. Elogio del viaje.

El tiempo abre la boca
y (no sé bien)
perfila un bostezo
un mordisco
una sonrisa.

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FRONTERAS

Por qué tengo este dolor
en mi estómago, señor,
de dónde viene esta hambre
que me da tantos calambres
si no hay nadie alrededor;
no me digas que es así,
que las cosas vienen dadas,
porque nunca me creí
que tanta gente sin nada
estemos juntos aquí.

Fandango, anónimo, España, 1936

(...) To lo tienen preparao
Los siviles en los cortijo,
Por eso matan a obreros
Para agradar a los ricos (...)

Un bolero de su Insignificancia el Vicesátrapa Pv

Ahora que te vas
no te olvidaré en la vida
pero si te da por volver
seguro me pillas entretenida.
Y es que nada hay que temer
en este mundo que gira y gira
y todos junto a él.
Hoy aquí, mañana allí,
más tarde vete tú a saber.
Y es que del que se va
el cuerpo pronto se olvida,
qué le vamos a hacer
si finalmente ningún beso
dura más que la saliva
con que se inventa su placer.
El mundo gira y gira
y todos junto a él.
Esta boca ahora, ahora la de aquel,
y esta loca boca rota mía
(que ya no es la de ayer)
siempre se supo entretener.
Y es que en este mundo que gira
nada hay que temer
pues ¿qué coño pierde
quien nunca deseó poseer?



Me encarga el Vicesátrapa Proveedor1 que les haga llegar el siguiento artefacto (que él insiste en llamar bolero, vaya Vd. a saber por qué) con el específico ruego de que el resto de sus Insignificancias traten de meterlo en ritmo. Dado que es improbable que el Vicesátrapa Pv vaya a leer esta intervención internética1, me tomo la libertad (y la molestia) de advertirles que, mucho me temo, está planeando cantárnoslo en la próxima Junta de Tergiversación. Avisados quedan.

(1 Pv es más ducho en terminar con el tabaco y el güisqui ajeno que en lides informáticas).

Una interversión poética de c.

Canción del pirata (Variación sobre una composición de J. Espronceda)

Con cien cedés y una sábana,
toalla urbana en toda acera
se vende de tapadera
la música del país;

hatillo fugaz que llaman
por metonimia “top manta”
que en un pispás se levanta
y ya está lejos de aquí.

Las discográficas rabian,
los músicos se dividen
en partidarios y hostiles
del corsario musical.

Y va el vendedor pirata
cantando mientras se mofa,
Sol a un lado, al otro Atocha,
y allá a su frente Alcalá.

«Vendo cedés a dos euros
sin temor,
que ni la SGAE ni maderos,
ni tormento ni justicia,
han probado mi pericia
para escapar de rondón.

Veinte ventas
hemos hecho
a despecho
del autor;
me han comprado
abuelillas
y chiquillas
su canción.

Que es mi manta mi tesoro,
que es mi Dios velocidad,
mi ley el código incierto
de propiedá intelectual.»


c. (Madrid, 1973) Es poeta, lexicógrafo y profesor; Ha participado en, o se ha aprovechado de, diversas antologías y revistas literarias como Estruendomudo o Entonces; Infatigable juglar exhibe toda su pericia en sus amenos y delirantes recitales. Su modestia le ha hecho ocultar su persona tras una inicial minúscula que aquí respetamos. Desde hace dos años es uno de los sátrapas más activos de la Congregación Telepoiética, vicecurador y co-fundador, e incansable y entusiasta luchador por la creación anónima y colectiva de la nueva juglaría.

Transposición II

Lo primero, lo prometido: quien quiera conocer la identidad del poeta traspuesto en la anterior entrega que cliquee en "leer más".

He aquí una nueva entrega de poemas transformados. En esta ocasión, además de seguir las reglas de la anterior edición, también se han introducido otras variantes. Para dar más emoción al juego y estimular vuestra entusiasta participación, no incluimos esta vez el texto original. Prometemos un 'patafísico 'regalo al primero que acierte tanto con el autor como con el poema (obviamente, el propio autor queda exlucido del trato).

1,
El asilo americanizado

Ir a buscar un soviético
corazón penante

y no encontrarlo.

Pero en vez de eso hallar
la hoz de la mansedumbre
que engaña exactamente al nuestro.


2,
El asilo amembrillado

Ir a burlar un suave
corazón peludo

y no encojerlo.

Pero en vez de eso hartar
el hueco de la mano
que encabalga exactemente la vuestra.


3, versión metafísica
El amenazado

Ir a buscar
y no encontrar

pero en vez de eso
hallar que encaja.

4, definición lírica
Asilo

Un suave corazón:
el hueco de la mano.


NB; nuevamente sólo incluimos una mínima parte de los resultados obtenidos en la Partida de Transposición celebrada en la Fortaleza de Gormaz, el pasado mes, y presidida por su Insignificancia el Vicesátrapa Optimate, que lucía un Patafísico Tocado de Plumas de Cuervo y un Elegantísimo Smoking que Otrora fuera usado por el Primer Chambelán del Museo Chicote. Los Congregados bailaron TreguaCatalá e hicieron sonar entusiastamente Cornucopias y Fanfarrias. En las Actas de esta Partida de Transposición, además de detalles indesvelables por Urgente Secreto, figuran las Firmas Impersonales de nueve Sátrapas (y medio), varios de los cuales participaron en el juego tan sólo tibiamente, entregados como estaban a Más Importantes Conspiraciones. Ubú les Guarde la Salud.

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