10 Mar '07 -La gesta del Perejil (VI).

Hete aquí la antepenúltima entrega de esta Gesta Hispánica, Hépica y Hemocionante del anónimo juglar de Sotodosos, donde asistimos al discurso de Aznárez en la Villa y Corte.


Sale el sol por donde pueda apartarse de Madrid
y del discurso que Aznárez se prepara a transmitir,
en las plazas y en las calles y en los bares del país
se congregan expectantes quién de aquí y quién de allí,
entre todos sumarían con toda fuerza unos mil,
aburridos y logreros, donnadies y maniquís,
forasteros, lugareños, dos chinos y un poeta mallorquín.
Como prólogo al discurso se meten con berbiquí
entrevistas y opiniones, por ver qué siente el país,
con los que importan y cuentan, con los que están en el quid
de un asunto de estrategia y de derecho incivil,
o vayan a dar la cara en el frente magrebí.
Pedro Jota culo al aire, Mario Conde y Jesús Gil,
desfilan insobornables entre tanto paladín,
con citas de Horacio al hombro, por celada un calcetín.
Tras cuatro marichalados y algún que otro urdagarín
desfilan reyes del mambo y reinas del estriptís,
tres cantantes, seis actrices, quince nadies y un sinfín
de productores de cine y vagos de cafetín,
entonando titulares y echando flores de lid.
Pasan maulas, vividores, capullitos de alelí,
proxenetas pero en griego, chuloputas de postín,
calaveras sonrientes que saben lo que es vivir,
bolsistas y financieros, asiduos de Guolstrit,
más varios ejecutivos ávidos del Botín.
Diez minutos cada uno, cocineros con mandil,
un futbolista de punta y un torero de perfil,
que se vea que es asunto gordo, grande y de sentir.
Por el pueblo soberano desfilan, aunque en un tris,
dos que pasan, tres que paran, seis parados y un ceutí
que no sabe dónde queda la isla del Perejil,
pero está de acuerdo en todo lo que Vd. mande servir,
y al cabo, después de uno que es cabo de la Civil,
conectan con Moncloa, Aznárez comienza así:
de entrada una pesadumbre con un toque de viril,
convicentemente grave, le doblega la cerviz,
que del pesar nada vea más allá de su nariz
al pie de la letra luego el papel jura cumplir
que le han puesto entre las manos el sino y el infeliz
al que le han caído en suerte redactarle el folletín.
La gravedad cede luego el sitio al bravo adalid,
masculla airado y en forma que todos puedan oír
"¡No pueden hacerme esto, que soy de Valladolid!",
se yergue brioso y saca la corbata a relucir
y alzando el debido tono así convoca a la lid:
"¡Ciudadanos, levantaos, levantaos y acudid,
escuchad atentos lo que os tengo que decir!
Que merced a mi privanza hoy sabéis lo que es vivir,
comíais almorta y gachas, hoy gozáis de olivo y vid,
aspirabais ideales, ahora fumáis hachís,
¿y van a venir los moros a quitároslo en un tris?
¡por Santa Rita antes muertos que vivir de nuevo así,
trabajando por los campos sólo para malvivir!
¿sabéis lo que harían esos como mandaran aquí?
¡iríais a coger fresas, humillada la cerviz,
o a limpiarle a vuestros padres o a vuestros hijos el pis,
no sabríais ni en anuncios lo que es pavo o perdiz,
y dormiríais en catres, sin saber que existe el Ritz,
sin agua para lavaros, ni siquiera de Vichy!
Eso es lo que os espera como no se pare ahí
esta empresa que ahora intenta nuestro enemigo vil,
a quien sus ídolos ciegan, a quien emboba el muftí."
Toma aliento el buen Aznárez, y le escuchan sin decir
ni pío ante las pantallas embobados los de aquí,
con las bocas entreabiertas y las voces sin salir,
y los ojos como platos que ven volar su pernil,
en Santiago y El Egido, en Zafra y en Benicasín,
Alhama, Medinaceli, Alfarache y Alhaurín.
Recobra Aznárez aliento y luego va a proseguir
en un castellano claro como las gestas del Cid,
que saben hasta los niños de memoria repetir,
pues es el héroe de España y es un título de aquí:
"¡Que no os pasme la sorpresa ni os paralice el ardid,
que no os cojan del bocado ni un pelo de la crin,
que sepan que no se puede quitar así como así
al caballo de Clavijo de la boca el perejil!
¡Españoles, barra ñolas, venid todos, acudid!
¡San Pancracio y cierra España, a mí la portada, a mí!"
Y a tal apellido acude, con entusiasmo febril,
cruzando el Duero y el Tajo, Guadina y Guadalquivir
hasta la costa andaluza en multitud y en un tris,
un tropel de reporteros, en ristre los blocs y el bic,
magnetoscopios al hombro para grabar hasta el fin
por la patria y sus divisas, antes muertos que sin film.
En camiones apiñados vienen desde Alfajarín,
desde Zafra y los Gazuales, desde Alhama y Alhaurín,
sin agua sin pan sin video, todo lo sabe sufrir
en lancha patera o tabla con tal de llegar allí,
se ahogan en el estrecho margen para decir
que les dejan su patrones y sus frentes sin pulir
mas no importa que al momento les suplen otros diez mil.
Así al cabo algunos llegan a la costa marroquí,
que aunque sea la de oriente ellos llaman magrebí,
y cuentan sus impresiones, dan cuenta del tararí,
describen qué es una isla, una melva y un fortín,
aunque algunos se trabucan y llaman rifle al fusil,
informan del nombre griego y del sabor del perejil,
entretienen, emocionan, instruyen, cuentan y al fin
cuando mandan sus columnas y sus fotos a imprimir
todos quedan enterados de que ellos sí han ido, sí,
y están, aunque de lejos, más cerca de estar allí.


Avance de la siguiente tirada


La cabra del Perejil tumbada sobre sus codos
contempla en un monitor qué distinto se ve todo,
qué plana deja la tierra un teleobjetivo a bordo...

Editado por castigatrix, el día 10 Marzo '07 - 17:14, en todo es de todos CTP.

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