07 Oct '06 -Todos los turistas son feos (I)
A imitación de los, siempre interesantes, Epigramas del Emperador, se inicia aquí otra serie de textos. El resultado de la serie completa, con las correciones, trasposiciones, ampliaciones y disgresiones que a sus insignificancias les parezcan convenientes, conformarán un libro colectivo y anónimo cuya publicación, en primera edición, se realizará (contando con el permiso de la administración de este sitio) electrónicamente en la Biblioteca del MLRS.
Dado que corre por cuenta de esta vicesatrapía iniciar el juego, nos permitimos, además, establecer una única regla. Las ampliaciones, correciones, disgresiones, contusiones e infracciones que sus insignificancias generen a partir de cada entrega, deben sujetarse temáticamente al contenido del texto en prosa que abajo se reproduce y que vendrá a constituir el prólogo o epílogo del antedicho libro colectivo y anónimo. No es necesario aclarar que también esta prosa es, a su vez, modificable.
Esperando, como siempre, su entusiasta participación, iniciamos aquí este "Breve elogio del viaje".
1. Todos los turistas son feos.
Cuando estamos vivos,
cuando estamos vivos,
sólo cuando estamos vivos
con el plomo de la belleza
derramado en los ojos,
sabemos aún que la vida
bulle
con su magnífica confusión.
Viajamos entre golpes,
esquivamos a los viajeros golpeados,
recogemos despertando
las migas de pan ahogadas en sangre,
y sin embargo
rogamos que el camino sea largo
para que a cada paso un paisaje o una emoción o una contrariedad
nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.
Porque no nos importa el estar ya
sino el ir yendo.
Porque no olvidamos de qué está hecho el camino,
no olvidamos.
2. Elogio del viaje.
El tiempo abre la boca
y (no sé bien)
perfila un bostezo
un mordisco
una sonrisa.
Como verán, lo que se les propone a sus insignificancias es generar una especie de `'Libro de viaje', en que quepan reflexiones, descripciones...
Breve elogio del viaje
Ya hace tiempo que es un tópico afirmar que se ha hecho imposible el viaje. No, desde luego, el gran turismo de tarjeta de crédito y lujo blindado o ese otro pequeño de toalla de piscina y traje de baño, sino el doloroso, gozoso y siempre vivificante viaje. Y ya no se puede viajar porque, simplemente, no quedan
terrae incognitae, porque hace muchos años que se terminó el mapa completo del mundo y ya sabemos todo lo que debemos saber: National Geographic y buen cúmulo de enciclopedias y empresas transnacionales lo refrendan. Desde nuestra casa, podemos conocer cómo son las jirafas de Laos o cómo se cazan marsupiales en New York y allá donde vayamos podremos tomarnos la misma hamburguesa y la misma Coca-Cola. Nuestro tour operator nos ofrece, listas para su consumo, las fotografías de los grandes acontecimientos culturales o paisajísticos que han de llenarnos de asombro. Así las cosas, ya no es necesario viajar para descubrir por uno mismo ese asombro, sino más bien desplazarse para comprobar, simplemente, que la foto del folleto publicitario posee un correlato real en la parte del mundo que le corresponda. El viaje (siempre abierto a múltiples posibilidades y variantes) convertido en desplazamiento (programado, cerrado y autosatisfactorio) sería un disparate, sino fuera un horror. Error especialmente horroroso cuando se aplica al paisanaje en lugar de al paisaje.
Como hemos visto tanta televisión, hemos leído tanto y hemos recibido tantísima (in)formación inútil, viajar ya sólo puede servirnos para olvidar. Olvidar nuestros idiomas, nuestras nacionalidades, nuestras culturas, nuestros prejuicios, nuestros juicios y nuestros postjuicios, olvidar todo lo que creíamos saber, que se vuelve inservible para vivir cuanto el viaje nos pone por delante. El viaje no nos ayuda a aprender, sino a desaprender, no refuerza nuestras personalidades, sino que las vacía. El viaje desenmascara la fatal obsesión por el propio equipaje vital, porque nos demuestra no sólo que es simple casualidad que seamos lo que somos, sino que, además, estamos inevitablemente convocados a ser otros distintos, a transformarnos mientras nos movemos por la superficie irregular de la vida. Cuando volvemos de viaje, inevitablemente somos más ligeros.
Hace ya tiempo que los secuaces situacionistas lo supieron: el viajero no se desplaza en la línea recta de Madrid-Ámsterdam-Madrid, ni en la mucho más uniforme recta del ayer al mañana, ni siquiera cuando en el bolsillo tenemos el billete de ida y también el de vuelta con sus fechas bien delimitadas (por mucho que este detalle sea siempre insidioso). El viaje posee múltiples dimensiones y, en realidad, uno nunca vuelve del todo. Por lo pronto, el viaje transcurre simultáneamente en los pies, el estómago, la pituitaria, los genitales, el cerebro y los dedos, además de en tal ciudad y en no sé qué año. Viajar es un estado mental y una disposición corporal. Viajar es comprobar que lo otro desconocido existe y que, frente a ello, de nada sirven los mapas.
Por todo ello, odiamos al turista que tras diez días de estancia en Andorra vuelve para contar todo lo que aprendió sobre la nieve y los esquís. Repudiamos visceralmente a quien con su pequeño tesoro de experiencias es capaz de elaborar una teoría sobre la forma de ser de los marroquíes o sobre cómo sale el sol en Estocolmo. Es decir, que a ratos nos repugnamos. El viaje se sitúa siempre en lo abierto, lo indeterminado, lo múltiple. Tanto es así que al viajero le debería costar expresar una visión de conjunto, una regla que explique todo lo que le está ocurriendo.
En la medida en que fuera verdad que se ha hecho imposible el viaje, se habría vuelto imposible vivir. Pero, lo sabemos, simplemente se ha vuelto mucho más difícil. La vida, ese otro viaje, es también, incluso cuando se la da la espalda, dolorosa y feliz, abierta a lo múltiple, atenta al detalle y al grano. Por ello, sientimos que escribir sobre todo esto la traiciona. Esperamos, por tanto, que sepan perdonar esta contradicción que tienen entre manos. Ya imaginarán que contradecirnos también forma parte de nuestro viaje.
CONGREGACIÓN TELEPOIÉTICA DE PATAFÍSICA.
Vicesatrapía de vueltas y revueltas, subsección de valijas perdidas.
Han dicho algo al respecto:
Comentario de Sátrapa Ph - 07 Octubre '06 - 23:12
3.REVUELTA
volver al mismo lugar
para descubrir, sin embargo
que el lodo del invierno
fue polvo en el verano
Comentario de [inwit] (link) - 08 Octubre '06 - 15:50
Me he tomado la libertad de crear una cuenta en gmail para la Congregación. Ello nos permitirá editar documentos entre todas, usando la aplicación writely, última adquisición de la gigante google. Me he permitido colgar (y extender) ya este Elogio del Viaje (
http://www.writely.com/View?docid=d37nrg.. ) y a continuación les brindo los detalles de acceso:
telepoiesis arroba gmail punto com es la dirección de corre-oé, siendo
patafisica su contraseña así, sin tilde. Si sus insignificancias quisieran, podrían dar de alta su propia dirección de corre-oé lo que les permitiría editar los textos asociando las ediciones a su identidad virtual, aunque me pregunto si ello consonaría con los planteamientos de la CTP. Para hacerlo, basta pinchar en “Collaborate” y después en “Share document with others…”
Dudas a mí, insignificante servidora de ustedes.
Comentario de enfiteuta posible - 08 Octubre '06 - 17:45
¡Epa! Acaba de acostumbrarme a esto y nos nace otra forma de edición. Pasaré por allí, claro está. Pero, Inwit, ¿no sería posible volcar los resultados de allí también aquí? (Creo que ni sé lo que estoy preguntando, pero como la idea era que el resultado final se publicara en la Biblioteca de este sitio…).
Comentario de enfiteuta - 08 Octubre '06 - 17:49
Sí, de nuevo yo, acabo de verlo. Creo comprender cómo funciona, me parece una gran idea. Esperemos que se pronuncid md, que era el que proponía la serie, e imagino que algo tenía en mente, pero a mí me parece estupendo mudarnos. Incluso creo que la cosa puede funcionar en los dos sitios, ¿no?
Buenos, pues eso, pronúnciénse.
P.D. Ph, le veo muchas posibilidades al invento ese de google para organizar jornadas transpositivas telemáticas. Mírelo Vd.
Comentario de sátrapa Ph - 08 Octubre '06 - 20:27
La idea es muy interesante y parece sencilla amiga inwit y no podemos mas que agradecerle su labor por la congregación; he entrado hace unos minutos y he intentado ampliar brevemente el pasaporte, pero al volver a pinchar en el link que aquí se ofrece no he encontrado los cambios realizados. En cualquier caso pondré a la CTP al corriente de este nuevo ataque patafísico, que sin duda podía resultar muy útil (especialmente como enfiteuta afirma para partidas traspositivas y otros eventos ‘patafísicos, juglarescos y comunistos) No vendría mal que inwit enviase un correo explicando algo más detalladamente el mecanismo del invento ya que algunas vicesatrapías sinten un pánico atroz (quizá justificado) por los softwares interfácicos. Supongo que a md le parecerá bien esta solución imaginativa, y se le ocurran nuevas reglas para poder llevar el juego a cabo;
salud a todas y Ubuen rollo.
Comentario de mugidor - 08 Octubre '06 - 23:14
Estimados y estimadas: probé la herramienta sugerida por Inwit (gracias por el dato) y funcionó. Logré así poner un texto que ayer no pude colgar como comentario aquí. De todos modos, acompañando esta serie e iniciativa aquí en el MLRS, me gustaría que lo pudieran poner como comentario o en todo caso, que lo edite MD como nuevas entradas: en mi caso la 5.
::: mugidos saludos :::
Comentario de [inwit] (link) - 08 Octubre '06 - 23:47
Sus insignificancias olvidaron pulsar en “publish”... Intentaré hacer un pequeño tutorial en castellano, uno de estos días. Me alegro que les plazca.
Comentario de md - 09 Octubre '06 - 17:21
Queridas todas:
¡Con dificultades se andan todos los caminos! Muy prometedor parece el invento que inwit ha venido a mostrarnos, que permitiría a cualquier sátrapa rectificar anónimamente las salsas que por aquí cocinamos, sin embargo no todo iban a ser facilidades. Temo que vengo a dar malas noticias, que son más o menos las que siguen:
A) Cuando he entrado en Writely, no me ha sido mostrada la aportación de mugidor, que según el día sería la quinta. En verdad, en verdad, sólo puedo leer cuatro textos. A saber, los dos con que empezaba la serie, y estos otros:
3. Revuelta
volver al mismo lugar
para descubrir, sin embargo
que el lodo del invierno
fue polvo en el verano
4. Pasaporte
No cruzaremos las fronteras:
las fronteras nos cruzaron.
B) El área de edición de Writely sólo me muestra un insidioso cartelón que me anuncia que “Loading…” de forma indefinida. Al tiempo, en la barra de estado del navegador salta una, no menos insidiosa, señal de alarma: Error al cargar la página.
En definitiva, ni puedo leer las aportaciones de Vds. ni realizar desde aquí ninguna. Para colmo de males (y para desmentir falsas facilidades informáticas), también aquí mugidor y otros están encontrado dificultades para colgar sus comentarios.
En lo que las autoridades competentes (esperemos que sobre todo sean competentes) resuelven todo esto, tal vez lo más conveniente es que se siguiera la serie desde aquí (tal y como sugiere mugidor) y también desde Writely. Cada cual donde mejor pueda. Eso sí, si alguien tuviera la enorme suerte de disponer de acceso tanto a este foro como a aquel Writelye, sería conveniente que nos ayudara volcando los datos de un lado a otro.
Si esto pareciera muy farragoso (y como se dice, hasta que los hados mejoren nuestra suerte), encuentre otro mejor solución.
Atentamente.
P.D. ¿Qué ocurrió con el diálogo abierto en “anónimo, popular y clandestino” y en “ahora dónde estamos”? ¿Se llegó a una vía muerta? Creo que algunas insignificancias aún esperan alguna contestación (aunque fueran simples y amables acuses de recibo), mientras que a otras se les quedaron algunas palabras en el tintero. ¿Retomamos, ahora o más tarde, aquellas cuestiones?
Comentario de CTP - 09 Octubre '06 - 18:45
Aunque en la página writely no aparecen las más recientes aportaciones dentro del editor se puede leer lo siguiente (copio desde dónde hay modificaciones o añadiduras)
4. Pasaporte
No cruzaremos las fronteras:
las fronteras nos cruzaron
la cara de lado a lado.
¿Y vamos a seguir ofreciendo
la otra orilla?
5. En [aire] ajeno
el pájaro se desampara en su
vuelo / quiere olvidar las alas /
subir de la nada al vacío donde será materia y se acuesta
Juan Gelman (Incompletamente)
el pájaro se ha comido su propia jaula
ya no vuela
en los animales que somos
clones de clownes / máquinas
domésticas
no vuela el pájaro entre los cuatro puntos
cardinales / las brújulas
indicando el pasaje
por las cuatro estaciones:
tiempo oeste
tiempo sur tiempo norte
tiempo este
tiempo
en que no vuela el pájaro adentro de la jaula
la jaula adentro de su pecho
su pecho de cantor analógico durante
los veinticuatro puntos cardinales
en la hora de nuestro código genético
en la estación abandonada de tranvías
en el bosque de perennes transparentes
no vuela el pájaro atorado
de su propio cautiverio / el aire
angostado del mundo le es
completamente
ajeno
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