Epigramas de la servidumbre (XIII)

¿Y cuándo
nos será dado
el descanso?

No el de la cuerda de la ropa al descolgar
la tarde la colada
ni el del horno de la cocina
al apagar el fuego

ni acostarse boca arriba en la cama –
sacarse los zapatos –

ni la ducha que aligera
de la sal de la tierra

o el parpadeo lento que quita irritación
de la mirada

y el de esconder el rostro entre las manos
borrar la oscuridad
o frotarse las sienes con desgano.

Descansar de la culpa.
Descansar de la exigencia de los verbos.
Descansar de la lógica y las pérdidas.
Del decoro, del ícono, de la agudeza
que asume la paciencia.
Descansar de lo oculto y de lo expuesto.

¿Cuándo?

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Cuadernos Caudales: 2 libros de poesía en acceso libre

Aquí la versión digital de los dos primeros Cuadernos Caudales de Poesía, un nuevo proyecto acomercial para la difusión de la poesía de Fundación Inquietudes:

- SODA CÁUSTICA: CINCO POETAS LATINOAMERICANOS
Edición coordinada por Enrique Falcón (con poemas de: Rocío Cerón, Yanko González Cangas, Germán Machado, Rocío Silva santisteban y Néstor Ventaja)

- UN ZUMO DE TRES SABORES O UN ITINERARIO COMPARTIDO
Edición coordinada por el colectivo La Palabra Itinerante (con poemas de: Iván Mariscal, David Franco Monthiel y Manuel Ortega)

Que puedes descargarte en:
http://www.fundacioninquietudes.org/area-publicaciones/cuadernos-poesia.php




(diseño de las cubiertas por Ainá Calia, sobre detalles de grabados de Juan Carlos Mestre)

Cuadernos del extraño, del extranjero, de una feraz y caudalosa suma de voces. Los caudales vienen a tus manos, a tus labios, como agua a la alforja del nómada, como vino al vaso del huésped.

La poesía lima ataduras, canta memoriosa e insurrecta, pregunta desde “el desierto de la sed”. Y acompaña tus pasos, se reserva en tu silencio: macera.

Ahora eres tú, lector, quien desde la apertura a lo(s) otro(s) escoges, transitas, compartes, avivas la posibilidad. Eres, por tanto, ya no el huésped sino el anfitrión de estos Cuadernos Caudales de Poesía. Con la gratitud que te llegan, que fluyan o se extravíen en otras manos prestas, que acompañen tus días y afanes, la resistencia y el convivir desde lo justo y bello: las palabras.

Más información en instruccionesparaabrirunacajafuerte.blogspot.com

Caudales de Poesía, serie II, es un proyecto coordinado por Víctor Gómez, Javier Gil y Miguel Fernández

Epigramas de la servidumbre (XII)

Prueba con la claridad:
ilumina, delinea, deslinda.

Si no funciona,
bórralo todo y prueba
con la confusión:
oscurece, borronea, entrecruza.

Si tampoco funciona,
combina ambas estrategias:
enciéndete, apágate,
sigue.

En el camino:
da a conocer,
da a emocionar
y si aún puedes
recibe.

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Ellas dicen (20): 3 poemas de Izaskun Gracia

el espacio se llena de sombras alargadas que contraen el aliento
sudan sangre los caminos
y cae el cielo sobre nuestras cabezas sucias de remordimiento
inquirimos en qué se han convertido los cuerpos que con tanto ahínco intentamos defender de la vejez
y suplicamos
caída la medianoche
un alba más a conquistar antes de nuestra caída


****

dejamos de rezar y ya nunca veremos la luz
dejamos de buscar
intentando inútiles permanecer al margen deshojamos mariposas huéspedes del desaliento
y silenciamos los latidos que entremuros reclaman su eco


****


vivo en espejismo
oasis de malfelicidad continua destinada al hundimiento y la rabia
y no me canso
mérito pues reconocerme en lo eterno sin caer a sabiendas de lo real efímero




3 poemas de Izaskun Gracia

Número 22 de la Revista del MLRS: "9 poetas de la guerrilla"

Tenéis la nueva revista aquí, con poemas de:

Oktavio Martínez (1947-). Seudónimo de Héctor Acevedo, poeta salvadoreño y guerrillero de las FAL.

Roque Dalton (1935-1975). Poeta salvadoreño y guerrillero del ERP. Fue asesinado, en mayo de 1975, en confusas circunstancias que todavía hoy, en El Salvador, constituyen motivo para una grave polémica. Libros de poesía (entre otros): El turno del ofendido (1964), Taberna y otros lugares (1969), Un libro levemente odioso (1971), Poemas clandestinos (1975).

Javier Heraud (1942-1963). Poeta peruano y guerrillero del ELN. En 1963 una bala perforó su cuerpo asesinándolo a los 21 años en el río Madre de Dios, frente a la ciudad de Puerto Maldonado. Libros de poesía: El río (1960) y El viaje (1961).

Leonel Rugama (1949-1970). Poeta nicaragüense y guerrillero del FSLN. Murió en enero de 1970 combatiendo contra la guardia somocista.

Jesús Santrich (1966-). Poeta colombiano y comandante de las FARC-EP.

Otto René Castillo (1937-1967). Poeta guatemalteco y guerrillero de las FAR. En marzo de 1967 es herido en combate y capturado por las tropas del gobierno de Méndez Montenegro. Conducido junto con su compañera Nora Paiz (también guerrillera) a la base militar de Zacapa, es torturado, mutilado y quemado vivo del 19 al 23 de ese mismo mes. Libros de poesía: Vámonos patria a caminar, yo te acompaño (1965).

Mónika Ertl (1938-1970). Aventurera de origen alemán (su padre fue fotógrafo de Hitler) y guerrillera del ELN de Bolivia. Tras asesinar al cónsul que ordenó cercenar las manos del Che y abrir un orfanato, murió en una balacera, a manos de agentes bolivianos, en la ciudad de La Paz.

Luis Ávarez Yuste (1907-1970). Poeta español y guerrillero del maquis de la Vall d'Arán. Condenado "en asusencia" por la dictadura franquista a tres penas de muerte, murió en el exilio. Libros de poesía: Nuestra lucha (1945).

Paúl Del Río (1943-). Poeta y pintor venezolano, combatiente de las FALN en Venezuela y del FSLN en Nicaragua.

"La única organización pura que
va quedando en el mundo de los hombres
es la guerrilla"

(Roque Dalton: Taberna y otros lugares)


"Todo hombre debe respaldar con actos
cada palabra que utilice"

(Leonel Rugama: carta a Pablo Antonio Cuadra)



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22 números de la Revista del MLRS: http://www.nodo50.org/mlrs/numer.htm

MLRS: MANUAL DE LECTURAS RÁPIDAS PARA LA SUPERVIVENCIA
(Prácticas comunistas y libertarias de la poesía y la literatura).
http://www.nodo50.org/mlrs/

Ellas dicen (19): 3 poemas de Belén Artuñedo

DESOLACIÓN

Le he sobrevivido al árbol
y lloro esta desolación
como a un hermano muerto.

¿Cómo han conseguido envenenarlo
y arrebatarme su sombra?

Enlodaron las aguas
fingiendo ir a beber en su curso
y arrasaron las casas
con las armas de la salubridad.

Ahora me miran fijamente
y deciden mi suerte:
realojar lo que de mí queda.
No es ese el daño.

Le he sobrevivido al árbol.
Hubiera preferido que me viera caer
a sus pies centenarios.


****


PALABRAS

He dado por casualidad con ellas
y, desde entonces,
busco su fuerza milagrosa
no sé si en sus flaquezas de junco
o en su severidad de cañada
eternamente transitada.

Las veo levantar pesados siglos
de historia y de violencias
como si se retiraran solas a un último descanso,
capaces de pronunciar los nombres de verdugo
que penden de su cabecera,
a la espera de una voz prestada
que los decapite.

Cuando las miro,
sé que soy yo quien poco ha visto de esta vida,
persigo en sus caras mi espejo
pero me dan la espalda
y corro entonces a pedir que me descubran
la verdad que llevan.


****


LEGADO

Mi legado sería esta reserva de agua.
Nada más puedo darte a mi partida.
Ha sufrido inclemencias pero aguanta en silencio
contra todo pronóstico de sequía.
He hecho provisión sin saber bien por qué
de la gota caída del pico de los pájaros,
del sudor exhausto en las huidas,
de los ojos de niños asustados.
La lluvia siempre se alió a mi cuidado
y es agua limpia saciando abrevaderos,
pero piensa que,
si para algo sirve un día lo que pueda dejarte,
estará en el rocío de una brizna de hierba
un día de verano, al despertarte.


Tres poemas de Belén Artuñedo. Los dos primeros extraidos del libro Orden de alejamiento (lfediciones, 2009), el último es inédito.

Ellas dicen (18): 3 poemas de Laura Giordani

ESTA PALABRA deberá volverse contra sí misma,
malherirse en la aspereza
de las lenguas, hacerse topo,
niño, cobrar tu estatura,
volverse raquítica, lesa,
abrir aún más sus vocales para
para recibir de lleno la indigencia.

Esta palabra deberá aprender a desaparecer,
volverse transparente y
diáfana como vientre
para decir el desplome inaudible de tus bosques,
la alegría maltratada de los patios,
tu primavera que viene
con las rodillas lastimadas.

Decir cómo tiembla la hierba
antes de recibir tu sombra.

Para decirte al menos con la misma
constancia del olvido
para que se escuche alto tu caída:
ese crujido terrible de todos los huesos
que se desploman para vertebrar este poema.


****


PRIMERA VEZ

Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre tu pubis
de nieve aún blanda.

Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado.


****


OTROS OJOS

Ojos nuevos, ojos otros pido
de un cristal desmesurado,
aumento sin bálsamo
para ver el temblor íntimo
de los astros y las cosas,
la pelusa, la herrumbre,
esa mueca oscura de los manteles
al levantarnos de la mesa.
No más ojos amansando mareas
y tapiando con su mesura los prados.


Tres poemas de Laura Giordani. Aquí su blog.

Ellas dicen (17): 1 poema de Alicia Martínez

HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN

Capítulo 1.

EL REY SOLO domina la niebla
Opulencia desgastada sobre
Hormigas soldado, obreras
Software del GRAN ARQUITECTO

EL REY SOLO vive en la montaña
Escarabajos negros
Danzan bajo su figura imponente
Gordos arrastran pelotas de barro

Excrementos recolectados
Por hormigas silenciadas

EL REY SOLO observa
el movimiento de su cetro:
Danza de escarabajo, trabajo de hormigas
Niebla, montañas y hasta su única lágrima
A una orden: todo PARA


Capítulo 2.

El REY SOLO no quiere montaña
Que quiere castillo de foso y almenas
Gente nueva construye castillo de plástico


Capítulo 3.

Gente nueva construye
Castillo de plástico
REY SOLO pisa escarabajos
Hormigas soldado,
Pasillo de niños
Gente nueva acarrea
Amontona y colorea
El castillo sube
Hormigas obreras retiran cadáveres
Hormigas soldado,
pasillo de rey
Pasillo de Rey
Murmullo de hormiga
Murmullos de hormigas
Pasillo de rey
Grito de hormiga
Gritos de hormigas
Pasillo de rey
Castillo de plástico
Aullido
Un hormiguero menos


Capítulo 4.

Una hormiga, hatillo al hombro
Llega al castillo
En sus ruinas plantó su tienda
Más hormigas
Algunos escarabajos cojos
El rey solo mudo
Castillo roto
Hormigas cantan,
escarabajos bailan
Castillo roto
Hormigas beben
Escarabajos comen
Castillo roto
Hormigas sueñan,
escarabajos duermen
El GRAN ARQUITECTO calla
Una hormiga piensa
EL GRAN ARQUITECTO habla
Tres hormigas dudan
EL GRAN ARQUITECTO ordena
50 hormigas gritan


Capítulo 5.

Gente nueva reconstruye el castillo
CASTILLO DE HIERRO
Las hormigas:
1 REINA
5 danzan bajo su figura imponente
10 gritan
10.000 escuchan
100.000 trabajan, trabajan, trabajan


Epílogo:

Todas saben que el hierro es más pesado que el plástico
Que un castillo es mejor morada que la niebla
Que en la montaña sólo habita Sofía
Y que a Rey muerto, rey puesto.


Un poema de Alicia Martínez.

Ellas dicen (16): 3 poemas de Virginia Villaplana

LA AUSENCIA DE BIOGRAFÍA
es la relación que mantienes
con las ciudades
en las que has vivido
y trabajado.

Nada te ata a una biografía cosmopolita,
sin embargo,
Madrid ahora es una ciudad suspendida
en un amplio bosque inmóvil.

Madrid es drama y herida.

La biografía no escapa
a la vivencia del trauma
y se torna suave e iluminada,
esa ciudad suspendida.

Sociedades del riesgo global.

Madrid,
los desechos violentos de Londres
y Nueva York nos atrapan.

Los esfuerzos de las palabras
pacificando las calles.


****


DE LOS CIRCUITOS INTEGRADOS

Los raptos de las fronteras
y los asesinatos de mujeres
el desierto los cubre con polvo de siglos.
Operación digna.
Diminutas partículas de polvo son
las que vamos respirando.
Una nube de helicópteros se acerca
a las tumbas improvisadas
por la misma muerte en Ciudad de Juárez y Chihuahua.
Ciudades del futuro.
Migraciones de trabajadoras, migraciones de sueños
y raptos del capital económico.


****


DE LAS FUGAS Y LAS DIÁSPORAS

El lenguaje tendido a los pies de la historia
y sus márgenes sintácticos.

La naturaleza se ha transformado
en una imagen artificial.

Un globo terráqueo implementado
por las tecnologías de control social.

Los residuos melancólicos de la historia
suplantan el artificio de la antigua cultura occidental.


Tres poemas de Virginia Villaplana, de su poemario "Zona de intensidades" (Aconcagua Publishing, 2008). Una reseña de este libro aquí.

Ellas dicen (15): 1 poema de María Salgado

(poética de tecla insert)

Memorizo antes de escribir a no ser que escriba antes de memorizar;
escritura sobre escritura, paso antes que huella, paso que se come las huellas,
pie que se muerde los puños, niño que no nace, viejo que rejuvenece.

Escribir o morir alternativamente, oh payador!

(poética de insert-coin)

escribo sin memorizar, porque todo lo que no sé se guarda en la hucha de mi escritura;
escritura que se combina con números de suerte en la máquina trucada;
escritura sobre vidrio; retraso en la madera; escritura prohibida en vasos de papel
en el campo de presos de Guantánamo.

Oh payador, el mundo se escribe sobre una transacción cerrada en un baldío.

(poética koiné)

los disturbios de anoche en yvelines recuerdan a los de antesdeanoche en villiers-le-bel,
y a los de dos años atrás en la columna suburbial francesa.
Tags de transmisión del post: Banlieue, Sarkozy, Marsella, fuego, citoyens, hijos de la patria, payador, sabed:
que el jour de gloria es arrivée; que viene el tiempo de los signos mudos luminosos;
escritura en el efímero en el páramo en la sierpe.

(payador 1)

escribo pulsos de neón descabezados, poca luz líquida sobre un inmenso raso negro;
escritura fría-mecanografía; escritura quieta para que suene su latido contra su chapa: escribo como finjo y sufro alternativamente catalepsia y epilepsia, o el emblema:
curtis da de beber a la santa teresa.

(payador 2)

miedo de que se acabe lo que no ha comenzado; miedo de que caiga la casa sin construir; escribo porque cabe llorar en las inmediaciones de la casa desplomada
o en un terreno infértil holográfico de santos sedientos de electricidad

oh los impulsos del doble, del triple, del número de desaparición.

(payador 1 y 2)

desdóblale el peso al místico, hace de él la cruz dos místicos,
uno diurno aguarda en silencio; otro nocturno enmudece;
escritura sobre escritura, paso antes que huella, paso que se come las huellas,
escriben porque se despliegan hacia donde dure el gasto o

alternati-va-men-te muerte.



Un poema de María Salgado

Ellas dicen (14): 4 poemas de Celia García

DE CÓMO LAS LUCIÉRNAGAS ILUMINAN LAS NOCHES DE VERANO

La joven de lengua montaraz
la indómita dama
la que sin premura
tras nosotros camina
se detiene
y grita
-dejad dejad los cuchillos
mirad como bailo.


****


LIBRETAS QUE RECOGEN LOS SUEÑOS. DIARIOS DE INVIERNO

Han cercado la ciudad
muchos se han quedado fuera
las del otro lado danzan.


****


ESPEJISMOS EN DÍAS DEL MAYO NUBLO. PASEANDO EN BICICLETA CAMINO DEL ZAIDÍN.

Hay calles en las ciudades
en busca del horizonte
- caminos de árbol -
lugares que invitan a la música.


****


LOS OJOS QUE BUSCAN ILUMINAR UN LUGAR, URDIENDO LA TRAMA DEL MUNDO, NOS DICEN:

En lo profundo de las cajas de música
habitan intrépidas trapecistas.
Bailarinas al viento
ensayan su función.



4 poemas de Celia García.

Epigramas de la servidumbre (XI)

Me arrastran a la multitud
y me dicen
que aquello es un regalo
de inteligencia
y creatividad:
una gran obra,
las multitudes,
dicen.

Pero yo quisiera
entregarme
a conversar contigo
sin fingimientos,
siendo yo mismo
y tú, sabiéndolo,
como si ahora
como si nunca.

Ellas dicen (13): 3 poemas de Alba González Sanz

BERLÍN

El futuro se levantó en los 60,
dijiste en Alexander Platz.
¿Y qué de nosotros
-pensé-
sin guión, sin rumbo?


****


INVOCACIÓN

¿Qué sucederá si no soy capaz de atajar con mi espada el recuerdo,
poner voz a la voz de la tierra,
geografía a la nada;

beberán del cordero los muertos
y me dirán: Nadie;

qué sucederá si no puedo blandir ante mí la palabra?


****


MAMÁ

Te nos diste
y tu amor rebosaba como el agua
que sale de la bañera,
empapando las baldosas,
la toalla.

Tanto amor,
que no sabíamos recogerlo,
detener el torrente, devolverte un poco:
qué hacer con ello.
Tanto amor,
hasta que tuviste sed.



3 poemas de Alba González Sanz.

Ellas dicen (12): 3 poemas de Sofía Castañón

FAMILIA fue aquello
que se rompió por una herencia
o un chisme, un rumor vecinal
—estos pueblos pequeños,
esas vidas vacías, ya se sabe—
y nadie lloró desde entonces
al morirse un primo
o un hermano.
Unamuno ya nos avisó
de los estragos de Caín:
un siglo después este país sigue
apretando demasiado
al dar la mano.


****


HABLAMOS de la mañana
ancha temiendo que conociesen
nuestro secreto, que nos pasasen
coches por encima al descubrir
—ellos, que siempre van con prisa—
que tenemos alquitrán en el pecho,
que padecemos la gripe de los siameses
o alguna otra alergia tan mortal
como perder un órgano o un hueso hermano.
La mañana ancha,
el sol que parecía inofensivo,
nosotros tan vivos
y con tanto miedo.


****


POÉTICA

Hay una máquina de CocaCola
en la antesala de la mina.
Mina
no es una metáfora.
Mina
es el carbón en la frente
y el sudor en las manos.
La mina de mi abuelo. Puede
que también de tu abuelo.
Mina negra. Mina grisú.
CocaCola
es lo que aparece en la caja
de luz donde los hombres se cambian
y cambian palabras —porque
así no piensan— y esperan
sin céntimos
para la máquina.
En la antesala de la mina
no hay ninguna metáfora.
Hay una máquina de CocaCola
muy luminosa y muy blanca.
Y nadie la toca.


3 poemas de Sofía Castañón.

Ellas dicen (11): 3 poemas de Laura Casielles

LO QUE más molestaba
a Teseo
-motivo suficiente incluso para un abandono
sin excesos sutiles-
era saber que, sin ella,
nunca hubiera desatado el laberinto,
nunca sido héroe,
nunca vencido fieras ni fantasmas.

Muchacho,
dijo el minotauro atravesado,
eres el más grande de los héroes,
tremendo truco el hilo
.

Y mientras el monstruo se desangraba,
afligido por la duda de su mérito Teseo
comprendió
que ya
no iba
a amar a Ariadna.


****


ACARICIO la cabeza del perro del hortelano.
Huele un poco a tristeza entre tomates.
Apuesto conmigo misma:
“si muerde, me quedo”.
Y el perro del hortelano ladra, ladra, ladra,
igual que si le fuera la vida en ello.


****


LA CERTEZA DEL AGUA

Conoces
el manantial. Sabes
que hay agua.
Tienes agua siempre
que tienes sed.
Si no te descuidas,
tienes agua incluso
antes
que sed.

Algunas noches apartas las cortinas
y lo miras fijamente.
Lo tapan los árboles, las rocas, un viajero,
pero hace tiempo que has memorizado
su ubicación exacta.

Conoces el manantial.
Sabes que hay agua.

Esa fe
no se quiebra. Tu sed
es dulce.



3 poemas de Laura Casielles.

Núm 21 de la Revista del MLRS: "Ellas dicen"

Acabamos de subir (sección revista) el número 21 de la Revista del MLRS (Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia), bajo el título: "Ellas dicen".

En esta ocasión nuestros/as compañeros/as del colectivo La Palabra Itinerante recopilan poemas de Isabel Escudero, Ana Pérez Cañamares, Miriam Reyes, Carmen Camacho, Beatriz Ros, Lola Crespo, Dolores Herrera Uribe, Susana González, Beatriz Viol y Natalia Ruiz de Almodóvar.

........Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer,
........de clase baja y nación oprimida.
........Y el turbio azur de ser tres veces rebelde.


La podéis abrir pinchando directamente aquí

Ellas dicen (10): 7 poemas de Isabel Escudero

La vida se me va
y esta cristalería de Bohemia
sin estrenar.

****

Baile de máscaras:
Tú y yo danzando
Entre palabras

****

De mí sin ti qué sería,
sin este dulce tormento
que me complica la vida.

****

Que a ratitos le quiero
y a ratos no
que no es estado el amor.

****

Tú crees que esto es la paz:
esto es la guerra disimulá.

****

TRAS el llanto
te voy viendo bueno,
te voy viendo manso:
El cristal de mis lágrimas
te va cambiando.

****

Guioncito entre dos cifras
¿era eso
mi vida ?


7 poemas de Isabel Escudero

A Golpe de Luna (1): una conversación con Laura Giordani...

...emitida por radio el 6 de febrero de 2009
(12 minutos de duración).



LA POESÍA EN LAS HUELLAS DEL EXILIO
Un diálogo con la poetisa Laura Giordani



Laura Giordani nació en 1964 en Córdoba (Argentina). A causa de la dictadura militar argentina, a finales de la década de los setenta se exilia con su familia en España, país en el que ha residido prácticamente la mitad de su vida. Cursó estudios de Psicología en la Universidad de Valencia, Bellas Artes en la Escuela Superior de Bellas Artes José Figueroa Alcorta y se gradúa como profesora de lengua inglesa en el Instituto Juan Zorrilla de San Martín, Córdoba (Argentina). Se interesa temprano por la literatura, especialmente por la poesía y el relato. Desde el año 2002 reside en Alzira, provincia de Valencia (España). Sus poemas han sido publicados en diversas antologías y volúmenes colectivos, así como en distintas revistas y periódicos. Participa como poeta panelista en varios encuentros de escritores y da recitales poéticos en Argentina y España. En los próximos meses la editorial Baile del Sol publicará su libro Materia Oscura.

Enlace: http://lauragiordani.blogspot.com/

Enrique Falcón mantiene un diálogo con Laura Giordani a partir de este poema suyo:

KARUNA

Ser al fin sin cauce
sólo desmemoriada agua
de la piedra
que la engendró en la cumbre
compasión de la arena
en la que la piedra disuelve
su recuerdo de la altura
sólo contigo
fondo solo.

(Karuna: palabra en sánscrito que significa compasión)

--Laura Giordani

Ellas dicen (9): 3 poemas de Ana Pérez Cañamares

LA TRINCHERA

Lo malo de la trinchera
no es su húmeda estrechez.
El barro y la sangre abrigan
somos muchos aquí
y las fotos que nos mandaron desde casa
nunca se desgastan.

Siempre hay tiempo para una partida de cartas.
Para el momento íntimo y juguetón
de despiojarnos.
Alguien que baila al ritmo
de los tableteos lejanos
de las ametralladoras
o un buen imitador de generales
que nos hace reír.

Lo malo de la trinchera
es que no sabemos cuando
tendremos que abandonarla.


****


A SALVO EN LA DERIVA

Me quito el reloj:
me suelto las esposas.
El día deja de ser
un mar señalizado por balizas.
Como bancos de peces
bajo mi cuerpo
pasan las horas.


****


CON PULSO de artificiero
escojo las palabras.
Manejo con tacto
la nitroglicerina de cada sílaba.

Por culpa de palabras mal usadas
a mi corazón lo cruza
un alfabeto de cicatrices.


3 poemas de Ana Pérez Cañamares (aquí su blog)

Ellas dicen (8): 3 poemas de Miriam Reyes

MI PADRE enfermo de sueños
en el asfalto incandescente de cien mil mediodías caminados
bajo el sol en vertical
perdió sus pies
y apoyado en sus rodillas sigue buscando
el camino de vuelta a casa.
Mi padre sueña,
rendido por el cansancio,
que vuelve a su tierra y planta sus piernas y le crecen pies jóvenes
y la savia de su tierra negra le alivia el dolor de las arrugas
y resucita sus cabellos muertos.
Luego despierta en un piso alquilado a la ciudad de los huracanes de la miseria
y blasfema y maldice y no tiene amigos.

Escondido en la noche
papá llora por las certezas que lo defraudaron.
Del otro lado de su piel
mamá llora por mamá
mamá llora por su casa que ya no habita
y por paz y reposo y risa.

Papá y mamá lloran
cada uno a espaldas del otro en la cama
en el más crudo estruendoso hermoso silencio
que modula en frecuencias infrahumanas
sonidos que se articulan como palabras:
«si aquí no están mis sueños
cómo puedo dormir aquí».
Y que sólo yo escucho
con la cabeza enterrada en la almohada.

Concebida de la nostalgia
nací con lágrimas en el sexo con tierra en los ojos con sangre en la cabeza.
No soy lo que soñaron
como tampoco lo son sus vidas.


(Del libro Espejo Negro)


****


NO SOY dueña de nada
mucho menos podría serlo de alguien.
No deberías temer
cuando estrangulo tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.

Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,
no necesito más paredes y adentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto te asusta.


(Del libro Bella Durmiente)


****


¿Vas a enseñarme a vivir?
Te dejaré tocar mi colección de cáscaras
compartiré contigo las uñas que guardo en los bolsillos.
Las semillas que nos dieron
son pastillas para dormir
y del ombligo dormidos
nos crecen frutales.

Te daré de comer.

Ven.
La tierra prometida es cosa de otros.
Para nosotros la arena:
un paisaje que cambia con el viento.



(Del libro Desalojos)

Ellas dicen (7): 15 minimás de Carmen Camacho

MINIMÁS*


Todo Sistema aprieta. Decide cómo usar tu destornillador.

****

Viajar en el AVE: el estrés del paisaje.

****

A penurias de prisa, alegría lenta.

****

¿En qué inviertes tus latidos?

****

Una es multitud.

****

No se puede expresar mejor: nichos de mercado.

****

Se venden
bálsamos de miedo contra el miedo.

****

Sin regateos
El problema no sólo está en que te vendas. Lo peor comienza el día en que eres tú el que intenta comprarnos.

****

Publicistas: mercenarios de la palabra.

****

ARENGA AL SAHARAUI
(fragmento)

¡Ciudadanos extrañoles!

****

Se le olvidó la realidad de tanto ver telediarios.

****

Escucho un ruido de monedas cada vez que agitas la cabeza.

****

Desconfío de la puerta a la que le brillan los candados.

****

Arandelas, arras, aranceles.

****

Arcos del triunfo, muros de la vergüenza.



Algunas minimás de Carmen Camacho, extraídas de Minimás. Baile del Sol, 2008.
Más aquí.

* En palabras de su autora, “las minimás son aforismos poéticos que no tienen cuerpo de máximas, pero tampoco son mínimas, así que son, eso, minimás: nanopoemas, verso solo, afanes míos de jíbara literaria, poesía en píldoras”.

Ellas dicen (6): 3 poemas de Beatriz Ros

TRAS el "gracias" y el "sí",
aprendí el no a los caramelos de las salidas de los colegios,
a las manos extrañas y a los hombres con gabardina.

Y después hubo otros no aprendidos, y los "sí, por favor" de cortesía.

No hubo vacilación.
Para un: “¿Quieres bailar?”
No, gracias.
Otra copa desechada

Por encima del "no sé" mi cuerpo
se agita de lado a lado, de arriba a abajo;
en señal inequívoca, básica, primaria, significativa.

No es "por aquí" o "por aquí", salirse del cuento
y escribir una historia con un boli de los que se pueden borrar.

Sin la duda, el sí y el no
son los extremos atados de una misma cuerda.

De estar vivo o muerto, de "esto" o "aquello",
por lo único que cojo tu mano,
es por la virtud y el beneficio
de la duda.



(del libro De cómo descubrí que seguía viva)


****


VOY a decirte algo muy importante:

El corazón está situado
justo en el centro del pecho.
Se piensa que está más a la izquierda
porque el lado izquierdo late más fuerte.

Lo he leído en una enciclopedia


(del libro De cómo descubrí que seguía viva)


****


ESTO ha sido un accidente.
Las ambulancias llegarán pronto.
Expertos nos catalogarán por la gravedad de nuestras heridas.
El viento que mueve el pelo sólo puede mover el pelo,
la muerte se agita como si alguien respirara cerca.
Sólo puede mover el pelo. Y lo enreda.
Os miro.
La tristeza ha sido pintada en la mayoría de las frentes.
Tenemos la ventaja de la mala letra médica que merece esa palabra.
El amor acaricia los rostros,
retira el pelo que se pega protector a la piel y la tristeza respira.
Lo peor es destaparla.
No encuentro en mí la posibilidad de ser reversible.
Tengo la incapacidad de sonreír con la elevación correcta.
Me miran.
Soy una torcedura esperando un diagnóstico permanente.
El flequillo roza mis cejas,
me cubre como si no hubiese otro sitio para él en el mundo.
Tú piensas que mi frente está resuelta.
Hay cosas que siempre entenderás al revés.
Pienso en tus ojos como en los espejos.
Los espejos no saben nada de mí.
Tu incomprensión me salva.



(inédito)


3 poemas de Beatriz Ros

Ellas dicen (5): 3 poemas de Lola Crespo

Aterida de frío
se plantó la mañana
entre brumas.

Aún era visible
el paraíso.

Las metáforas estaban por nacer,
entre columpios vacíos
y ramas quietas.

Amanecía el mundo a la posibilidad.
Y cantó el mirlo.


****


Cuando te pienso
se diluyen las calles,
las plazas, las ciudades;
caen los mapas y sus coordenadas

y emerges tú

entre el desarraigo.
Prescindo de parentescos
de la formalidad de los años,
de los colores, del gesto,

y emerges tú

en la palabra que sigue a la siguiente,
en las ganas de perpetuar
un himno a capella.


****


Me he dedicado a borrar las páginas del cuaderno.
No.
No está vacío.

Está listo.




3 poemas de Lola Crespo

Ellas dicen (4): 3 poemas de Dolores Herrera Uribe

PASADIZOS DEL TIEMPO

Navegar a través de los siglos
con las velas encendidas de la imaginación.
Cruzar mares y estrechos nunca vistos.

Molinos de viento,
un ejército chino de terracota,
Flandes en el siglo XVI…

Visiones ancestrales que nos recuerdan
el continuo peregrinar del Hombre
- sin otro báculo que el de sus frágiles pies-,
por un interminable latifundio de esperanzas.


****


SIN CAMBIOS

Amontono objetos en desuso,
fotografías inservibles,
vida gastada.

Se suceden las estaciones
y no hay rupturas definitivas
ni bienvenidas permanentes
que destrencen el tedio de las horas.

No hay alarmas que me pongan sobre aviso.

Una monotonía de historias conocidas,
la repetición de un recurso puesto en práctica,
la sensación de ya vivido.

Un nuevo amanecer como una fuga,
como un latido que cae en saco roto.


****


DIAS DE VINO Y ROSAS

No sabíamos de los días de vino y rosas,
aturdidos como estábamos de que el deseo
se empeñara en ajarse en la costumbre
y en rebelarse contra el orden establecido.

Pronto comenzamos a pagar el alto precio
que supone saberse diferentes,
y aprendimos a rendirles vasallaje al ansia
y a su estigma.

Tuvimos que pagar un alto precio
y aún hoy lo pagamos,
pero vamos conociendo
el sabor del vino y el olor de la rosa.



3 poemas de Dolores Herrera Uribe

Epigramas de la servidumbre (X)

Las cosas tienen un lado que no ves:

el reverso del anverso del la moneda,
el dorso de la palma de la mano,
la espalda del torso del orador,
la oscuridad opalina del fondo de los charcos,
la retina,
el plusvalor.

Pero del otro lado de lo vivo
no se oculta lo muerto
y del otro lado del mal
no siempre luce el bien.

Las cosas tienen un lado que no ves
y otros lados
que vaya uno a saber.

Ellas dicen (3): 4 poemas de Susana González

Camino como quien camina
por la periferia de un sueño
de plastilina:
con las brújulas rotas.


****

Nos inflaron con mentiras
aquel globito rojo
que llevábamos atado
a la muñeca.

Nos acolcharon la vida.

En el suelo de rodillas
intentamos rescatar
los trozos de nuestra fe
que se anega.


****


Porque encuentro la senda
y hago como que no la veo.

Porque me pongo la venda
que lleva un caleidoscopio dentro.

Porque la casilla de meta
siempre está tras la siguiente puerta,

y porque desayuno espirales de papel cada mañana.

Por todo eso,
yo también soy como tú.


****


Mis días
pesan
porque son de oro.



4 poemas de Susana González

Ellas dicen (2): 3 poemas de Beatriz Viol

¿Quién me reconocerá cuando
me deshaga de
los lazos, el jabón, el pelo,
el carmín, el flúor, los dientes,
las gafas, el rimel, las pestañas,
la ropa, el perfume, la piel?

Y cuando me muestre entonces en carne viva
frente a los maniquíes de los escaparates
en las calles, ¿Quién me reconocerá?

¿Resistiréis la tentación de llevarme
a un lugar seguro?


****


Pregúntale al bosque
de dónde provienen sus miedos.

Por qué entreteje cada noche su cuerpo vegetal
conformando nuevos escondites.

Por qué se forman huecos
en la madera de los árboles.

Por qué cuando todo esta tan oscuro, el viento
susurra más alto en un idioma extraño.

La luna esta inquieta en el agua de un charco.

Varios lobos se han acercado a beber.


****

El silencio de tu cuerpo.
Ese rincón en el que acurrucarse
donde no se inventaron las palabras.



3 poemas de Beatriz Viol

Ellas dicen (1): 3 poemas de Natalia Ruiz de Almodóvar

Quizás haya un día en donde hallarnos.
Tartamudos son los confines
de las rutas que hablamos.
Retrasamos lentamente
la llegada a los puertos
que no acaban de desperezarse,
se vuelven ecos,
quizás haya un lugar en donde hallarnos.
¿dónde está esa maldita brújula que nos despista?

****

Hace un día precioso
con esas nubes
procedentes de Atlántida
relincha de nuevo el aire.


****

TRAS INTERROGATORIO

Palabras mudas marchitas de esencia,
esquivan la respuesta. Porque no la hay.
La bruma era apariencia taciturna.


3 poemas de Natalia Ruiz de Almodóvar

Epigramas de la servidumbre (IX)

Cuando la economía no responde
habla la política.
Cuando la política no responde
habla la guerra.
Cuando habla la guerra
los muertos son residuos
de silencio.

El silencio de los muertos
es la continuidad de la economía
por los mismos medios de siempre.

Epigramas de la servidumbre (VIII)

Alguien, del otro lado de tu frío matinal,
irresponsablemente, pregunta cómo andás.

Alguien, del otro lado de tu cena,
interroga tu mirada para saber si estás entero
al cabo de este día.

Alguien, del otro lado de tus sueños,
besa la oscuridad como si fuera tu mejilla.

La noche te pregunta cómo andás.
La noche ausculta tus ojos cansados.
La noche besa tu mejilla
como si despidiera al cadáver de un hijo disoluto.

Alguien, del otro lado de la noche,
aún cree que estás vivo.

«Las políticas de la cita», Arturo Borra

La interrogación de las «minucias»

Las citas han sido objeto de estudio por parte de algunas líneas teóricas de la semiótica, aunque con frecuencia esta atención ha aparecido como una anotación de segundo orden. Si tomamos como ejemplo el Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje (1) (publicado originalmente en 1972), de O. Ducrot y T. Todorov, podremos comprobar que la cita no es considerada de facto un «objeto» fundamental: la única alusión que se hace al respecto en todo el libro remite a los tipos de estilo estudiados por el lingüista ruso V. Voloshinov (2). Si bien estos mismos autores han redimensionado la importancia relativa de las citas, cabe como sospecha señalar que la separación analítica saussureana (3) entre «lengua» (identificada con lo social) y «habla» (recluida a lo individual) dificultó el estudio de las citas en la ciencia lingüística dominante al menos hasta la primera mitad de la década de los setenta. Al subordinar los hechos sintagmáticos del lenguaje a los hechos paradigmáticos, esto es, al remitir el habla a la lengua como su fundamento o principio suficiente y necesario, canceló la posibilidad de pensar las relaciones pragmáticas entre «hablas» mutuamente “contaminadas” o, para ser más precisos, constitutivamente interrelacionadas. La cita no forma parte de las unidades de análisis de Saussure y no puede formar parte, estructuralmente, porque no constituye, desde esa perspectiva, una problemática lingüística pertinente.
A pesar de ese cierto relegamiento, es indudable que estudiosos tan diversos como M. Bajtin o Ch. Peirce, E. Benveniste o R. Barthes -por mencionar algunos pioneros- cuestionaron ese estatuto de la cita, para reinterrogarla como indicio de una productividad intertextual, “red de conexiones múltiples y jerarquías variables” (4). En todo caso, el privilegio del texto verbal (que erróneamente la crítica inmanentista ha contribuido a deificar considerándolo un «artefacto autosuficiente») tuvo (y sigue teniendo) como contracara la marginación de otros gestos significantes. Si la categoría de «intertextualidad» recupera la mutua remisión de los textos en tanto condiciones productivas (5), las citas han sido estudiadas menos en situaciones relativas a una pragmática de la comunicación que a una tipología de la cita que distingue, grosso modo, entre «citas expresas» (sea mediante la apelación al discurso directo, al discurso indirecto a incluso al estilo indirecto libre) y «citas no expresas» (donde las citas se realizan de forma implícita, a menudo para refutar o ironizar lo citado). En ambos casos, la cita remite a una recuperación discursiva de otros enunciadores con los que mantengo relaciones de variable identificación y distancia (6).
La indagación acerca de los usos citacionales efectivos, especialmente en lo referente a la distribución textual de tipos de citas heterogéneas, es una materia en cierta medida pendiente, aun con el reconocimiento explícito de la condición central de las citas como parte del intercambio de sentido que configura cualquier texto. Puesto que todo texto es préstamo de otros textos, elaborar algunas distinciones para interrogar las formas en que se efectúa dicho préstamo resulta central. No obstante, el sentido mismo de las “deudas” intelectuales varía. Las citas pueden ser usadas con diferentes finalidades estratégicas: pretender mantenerse en el plano de una absoluta «objetividad», utilizar la palabra del otro como autoridad, como recurso para calificar al enunciador citado (y, por transferencia, al sujeto citante), como ocasión para parodiarlo, etc. (7). A través de la cita el enunciador plantea, de forma manifiesta o tácita, un vínculo específico con lo citado, sea para manifestar su solidaridad o adhesión intelectual o su extrañamiento con respecto a lo que el otro dice.

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Epigramas de la servidumbre (VII)

La economía es siempre
economía del Tiempo:
no hay más que perder
ni que ganar. Tiempo:
admirable materia prima.

Y cuando ya no hay
nada que hacer, igual,
hay que hacer algo:

extender el instante;
dilatar el momento;
ganarle al tiempo
el tiempo de sus bríos:

la arrojada paciencia
de las cronologías.

Epigramas de la servidumbre (VI)

Una cuestión de tránsito: el espacio y el tiempo de los flujos.
La guerra fue nuestra mejor escuela de logística.
Cuando terminamos de transportar tropas y vituallas nos dedicamos a transportar mercancías.
Así contribuimos a recuperar el mundo al final de la contienda.
De algo nos sirvieron los sesenta millones de cadáveres.
Aprendimos a ser eficientes a la hora de atender los requerimientos de los consumidores:
la cantidad exacta, en el lugar indicado, justo a tiempo.
Una cuestión de tránsito: del arte de la guerra al arte del servicio.

Epigramas de la servidumbre (V)

Tiempo atrás, fuimos las aves y los truenos.
Donde hubo alas, hoy pesan las cadenas.
Al vuelo esbelto lo sucedió el herrumbre indecoroso.
El ruido noble que provocaba un reverencial estremecimiento
fue suplantado por este humillante murmurar de sílabas inhábiles.
Éramos la dicha y el pesar de los augures,
hoy somos el augurio de la banalidad.
Servíamos al César, y así seguimos.

Epigramas de la servidumbre (IV)

A los que creen saber qué es la muerte
haz la prueba de enseñarles a amar:
quizás entonces puedan morir tranquilos.

Pero no hagas la prueba de enseñarles a morir:
corres el riesgo de que se enamoren de ti
o que te maten.

Epigramas de la servidumbre (III)

A un filósofo lo puedes hacer responsable por sus conceptos.
A un poeta lo puedes hacer responsable por sus versos.
A un político lo puedes hacer responsable por sus acciones.
A un esclavo... ¿qué responsabilidad puede caberle a un esclavo?

«De poesía y poetas: la otra lengua» -Arturo Borra

-I-
 
En una conferencia en Buenos Aires, en 1947, el escritor polaco Witold Gombrowicz comenzaba su conferencia con una afirmación polémica:
“A veces me gustaría mandar a todos los escritores del mundo al extranjero, fuera de su propio idioma y fuera de todo ornamento y filigranas verbales, para comprobar qué quedará de ellos entonces”[i].
Como condición de partida, este intelectual cáustico no dudó en tensar la cuerda: si una poética sobrevive a la diáspora, puede que entonces algo de ella permanezca. Dejaré de lado por ahora la alusión a “todo ornamento y filigranas verbales”, lo que nos llevaría a la problemática de la estilizaciones retóricas del discurso poético. Lo que en cambio quisiera plantear, en primer lugar, es el debate referido a la compleja relación entre «poesía» y «comunidad lingüística» como parte de un vínculo más amplio entre «literatura» y «sociedad». En su afirmación, Gombrowicz hurga en esa complicidad presupuesta entre poeta y público, propia de participar en una misma comunidad de hablantes. Sin embargo, el autor reclama extranjería al poeta, salirse del propio idioma.
Unos párrafos más adelante, no duda de forma provocativa en arremeter contra la «poesía pura», sosteniendo “(...) que los versos no gustan a casi nadie y que el mundo de la poesía versificada es un mundo ficticio y falsificado (...)”[ii]. Gombrowicz admite incluso un cierto aburrimiento (aunque sea un aburrimiento solemne) ante los ejercicios poéticos de “pobreza dentro de la nobleza”.
Contraponer a ese aburrimiento una poética del divertimento sería, sin embargo, errado. Lo que reclama este escritor es de otra índole: quebrar el “convenio de la mutua discreción”, para dar lugar a una escritura poética interesante. Una poesía del divertimento distrae y más pronto que tarde, termina resultando irrelevante. Ante los excesos de poeticidad –referidos a la sustracción de todo elemento apoético del discurso poético- Gombrowicz lanza otra provocación: el afán de estilización culmina en servidumbre a una forma rígida, tan “sagrada y consagrada” que se diluye como medio de expresión. La máquina poética se ha convertido, como tantas otras, en un fin en sí mismo. El decir poético ha devenido jerga, esto es, lenguaje profesionalizado:
“Los poetas escriben para los poetas. Los poetas son los que rinden homenaje a su propio trabajo y todo este mundo se parece mucho a cualquier otro de los tantos y tantos mundos especializados y herméticos que dividen la sociedad contemporánea”[iii].
 
La consecuencia de este aislamiento social de los poetas es doble: (i) hasta los creadores más mediocres adquieren “dimensiones apocalípticas”, transformando lo insignificante en cuestiones trascendentes y, (ii) los poetas, ante sus enemigos, no saben defenderse. Autoafirmación, indignación, lamento, son respuestas típicas ante los ataques de otros grupos y personas. Y sin embargo -argumenta el autor- tanto más valioso es el enemigo para nuestra formación: “(...) sólo él nos procura la clave de nuestros puntos débiles y nos pone el sello de la universalidad”[iv]. Como remate, Gombrowicz no ahorra ironía: los poetas, con sus actitudes aristocráticas y orgullosas, se arrogan una cierta superioridad que, por lo demás, el otro no está dispuesto a aceptar. En un juego de espejos endogámico, el poeta no sólo no asume que puede que haya un exceso de versificación, sino que además termina considerando a los miembros de la comunidad poética una “muchedumbre de seres excepcionales” (sic).

Ante esta situación, alega el autor, podríamos optar por hablar desde abajo. Y aunque no todos los poetas extranjeros hablan desde esa posición, ni todos los locales desde una posición altiva, lo cierto es que es imposible hablar desde la paridad –o incluso desde la humilde petición de ser escuchado y acaso reconocido- si no hay un desplazamiento básico, que es también disconformidad con lo hallado: el que nos sustrae de la familiaridad de la recepción. Podríamos entonces desprendernos de la ilusoria autoridad que nos arrogamos y asumir nuestra radical insuficiencia, sacudiendo las formas rígidas que nos abruman.


Leer completo

Epigramas de la servidumbre (I)

Querer es siempre querer lo imposible.
No hay otro modo:
el deseo abre juego desde la negación.
Juega a no jugar, y juega en serio.

Epigramas del emperador (XXX y último)

No he sido lo suficientemente claro en esta oscuridad de hoy, donde serpientes y manzanas recrean mutuamente la fábula del poder.
Lo reconozco.
Y me recuerdo paladeando el halago, ahora que olvidé cómo halagar al paladar.
Ya mi lengua ha perdido la capacidad de degustar: sólo me queda una baba insulsa y un hilito de silencio.
Nada más.

Comunicación y literatura (I): decir lo indecible - Arturo Borra

                                    -I-

                                                “Hay que escribir aquello que no se puede hablar”.
                                                                                                A. Comte-Sponville[i]
 

Que hay un vínculo entre «comunicación» y «literatura» es sencillo de explicitar. Lo literario es, ante todo, un hecho de lenguaje, y allí donde el lenguaje se actualiza en una práctica social específica como es la práctica literaria, hay «comunicación», si por ello entendemos producción de sentido de unos sujetos (individuales y colectivos) determinados. Podría señalarse así una concurrencia válida entre dos campos que se desbordan mutuamente[ii].

La afirmación, sin embargo, no resulta ni arriesgada –por carecer de novedad- ni demasiado interesante –por tener pocos detractores en la actualidad, salvo para quienes pretenden que la escritura literaria es un fenómeno que no está dirigido más que a uno mismo-. Es cierto que no faltan discursos de corte individualista (habitualmente prologados por el enunciado denegatorio “no escribo más que para mí”) incluso en el espacio literario, pero el hecho mismo de apelar al campo del lenguaje los muestra ya implicados en una relación social, en la que un sujeto, en el mismo momento de afirmar su independencia absoluta del Otro, la niega pragmáticamente, al dirigirse a alguien, al llamar a otros a la escena, sea para ahondar en sus motivos y finalidades (colindantes al acto de escribir), sea para constituirlo como lector (de sus creaciones verbales). Extraña comunicación ésta que niega al Otro y a los otros, e incluso que, bajo pretexto de no interesarse por éstos, los apabulla con su retórica auto-referencial. La coherencia que hay que reclamar a esta posición ideológica no es la petición de un silencio a secas o el llamado a una retórica muda, puesto que al fin y al cabo dicho sujeto bien puede escribir con fines no-literarios, puramente catárticos o terapéuticos[iii]. Pero desde el momento mismo en que la escritura desarrolla pretensiones literarias, desborda la experiencia privada de los sujetos. De ahí que el gesto más coherente de este tipo de escritura que no reclama ningún destinatario es, en última instancia, el mutismo público[iv]. De la misma manera, contraponer una «poesía del conocimiento» a una «poesía de la comunicación» es erróneo, puesto que no hay conocimiento posible sin unas específicas relaciones sociales de producción de sentido, esto es, sin una práctica de intercambio comunicativo. Dicho en otros términos: todo conocimiento tiene como condición de posibilidad la comunicación intersubjetiva, de la que resultan productos discursivos determinados que, en determinados contextos histórico-culturales, identificamos como literarios. Toda poética (sea experiencial o metafísica, sentimental o conciencial, horizontal o vertical, realista u onírica, oficial o resistencial, ensimismada o comunitaria, por usar algunas dicotomías vigentes en el campo poético español contemporáneo[v]) presupone unas concretas relaciones de sentido que exceden cualquier intencionalidad comunicativa. Dicho en otros términos: el autor forma parte de un proceso semiótico del cual no sólo no es su punto privilegiado (como «origen» o «fuente») sino que además ni siquiera controla plenamente en términos de lo que produce. Los efectos de sentido que una producción textual genera en destinatarios específicos (no necesariamente previstos por el texto en cuestión) desbordan claramente las anticipaciones subjetivas, cuestionando así la idea de un «sujeto soberano» que gobernaría la lógica de la relación comunicativa. En esta dirección, cabe sostener que “(...) la necesidad crucial de la teoría literaria, en la actualidad, es desarrollar instrumentos conceptuales capaces de hacer justicia a la experiencia postindividualista del sujeto en la vida contemporánea misma, así como en los textos”[vi].


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Epigramas del emperador (XXIX)

Hay sonrisas que espantan.
La frivolidad es un acto de maldad.

Epigramas del emperador (XXVIII)

Cuando dejes la tierra, la tierra te dejará.
Cuando abandones tu sitio, tu sitio te abandonará.
Cuando olvides tu nombre, te nombrará el olvido.
El olvido es un sitio polvoriento, abandonado y mudo.




Epigramas del emperador (XXVII)

¿Qué se necesita para que un hombre, o una mujer, se dejen caer de rodillas y supliquen con fervor?
Un buen discurso, retórica. Una espada afilada, infantería. Imágenes sugestivas, erótica. Ese sentimiento de cansancio, abatimiento, que algunos llaman culpa. Algo de dolor. Algo de miedo. Y el tiempo, la historia, los linajes, las supercherías.




Epigramas del emperador (XXVI)

Maldecir no es igual que decir mal. Los poetas malditos sostienen que la poesía puede cambiar el mundo. Es posible, pero yo sólo he visto que el mundo ha cambiado a la poesía. Para mal. Para decir mal. No para maldecir. Benditos los poetas que dicen bien, cuando maldicen.

Epigramas del emperador (XXV)

En la cripta que habitas no caben palabras limpias. Escribes garabatos que son sombras dormidas. La oscuridad es tu oquedad. La oquedad es el todo de tu torpe vacío.
No necesitas guardianes en la puerta de la cripta. Ninguna palabra escapará. Ninguna palabra te ha de salvar la vida. A nadie habrás de librar.
Al borde de esa cripta, lo percibo, sólo el silencio es peligro.

2a. Adenda para el vigésimo cuarto epigrama del emperador

Vigila, están disimulando.

Epigramas del emperador (XXIV)

Epigrama escrito a propósito de una moraleja de Kurt Vonnegut que reza:
"Somos lo que simulamos ser, así que debemos tener cuidado con lo que simulamos ser".

¿Ser sin simulacros? ¿Hacer sin disimular? ¿Ser lo que se hace? ¿Hacer lo que sea?
Lo que hacemos no alcanza para disimular lo que simulamos ser.

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Epigramas del emperador (XXIII)

De la importancia de ciertas distinciones

Descubrir que no importa
el nombre, la ascendencia;
no importa si es política
de izquierda, de derecha;
no importa la bandera:
la roja, azul o negra;
no importan los lugares:
la celda, el campo abierto;
no importa si es el sexo
del macho o de la hembra;
si es dios o es el demonio,
si es noche o si amanece;
no importan las maneras,
ni el rango, ni los grados;
no importa quien lo ejerza:
el poder es lo mismo,
el poder es lo otro,
igual y diferente.

Epigramas del emperador (XXII)

El pillaje en la historia es rutina,
y es la rutina un pillaje
día a día.

Epigramas del emperador (XXI)

Si aún conservas intacta tu fe en el progreso, no olvides que a los humanos les ha sido dado el don del desengaño. También esto significó un avance respecto de épocas en que las mejores ilusiones alentaron las peores vilezas, y la sangre malgastada fue un escarnio a los beatos.

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