La RECREACIÓN de la Autoridad Portuaria confirma que el puerto exterior es un “cementazo”, inútil, caro y destructivo

Egilea: JB  |  Atala: Prentsa Oharrak

La RECREACIÓN de la Autoridad Portuaria confirma que el puerto exterior es un “cementazo”, inútil, caro y destructivo Para Jaizkibel Bizirik la simulación y el vídeo presentados por la Autoridad Portuaria constituyen una prueba del atentado ecológico que se pretende cometer en Jaizkibel y su litoral.

La losa de hormigón de 200 hectáreas representada destruye irreversiblemente los acantilados y fondos marinos, con un puerto en el que destaca su escasa capacidad operativa y principal función como ubicación de actividades energéticas contaminantes. Se visualiza perfectamente su papel de almacén de hidrocarburos y de materiales de empresas privadas, con una gestión ambiental inexistente. El coste, que ahora ya supera los 3.500 millones de euros, se quiere sufragar en base a la especulación de los terrenos del puerto interior. Este dudoso EcoPuerto que se quiere representar en la imagen no recoge además los tremendos impactos que ocasiona en el interior de Oarsoaldea por las enormes plataformas logísticas complementarias, así como por la extracción de áridos en los montes de todo Gipuzkoa. La tramitación ambiental, a contrario de lo que se dice, aún no se ha iniciado, y ni siquiera se han evaluado los impactos, cuestión que se va a prolongar durante más de cuatro años.
“Un nuevo puerto, un nuevo atentado ecológico”
La magnitud de la destrucción ambiental queda manifiesta. Los acantilados que ahora acogen una gran riqueza vegetal y faunística, quedan reducidos a simples paredes afectadas por la contaminación y rodeadas de cemento. Los ricos fondos marinos, rellenados y alterados irreversiblemente. El paisaje, perdido para siempre.
El apelativo de “ECOpuerto” es el menos adecuado para esta instalación. Como puede verse en la imagen presentada por la Autoridad Portuaria, la chatarra y otros tipos de mercancías contaminantes se siguen almacenando como hasta ahora, sin tomar ningún tipo de medida ambiental. Simplemente se trata de montones de chatarra manipulados con grúas y excavadoras cuyos polvos en suspensión se van a depositar en Jaizkibel, como ocurre ahora en el puerto interior.
Hay que considerar además, que en el dibujo no se han incluido actividades peligrosas y molestas previstas, como son una central térmica (de carbón o gas) cuatro veces más potente que la actual, una planta de biodiesel, una regasificadora y una planta de coque. Toda una bomba de relojería en caso de accidente para la población de Oarsoaldea y Donostia.
Las imágenes ocultan los graves impactos ambientales y territoriales en otras zonas. No se dibujan la destrucción de la zona rural de Lezo con las plataformas logísticas complementarias (más de 1 millón de metros cuadrados), ni tampoco las provocadas por los accesos que afectarían al conjunto de Oarsoaldea.
También se “olvidan” de incluir los impactos provocados por la prevista extracción de materiales de canteras de Gipuzkoa que van a aportan buena parte de los 56 millones de metros cúbicos necesarios para la obra, y un tráfico de 3 millones de viajes de camión que van a cruzar por el corazón de Oarsoaldea.
Una infraestructura inútil y sin justificación económica
A pesar del extraordinario impacto ambiental, las magnitudes de este puerto son ridículas en cuanto a actividad portuaria y tráfico previsto, y sólo destaca por la enorme dimensión de la obra y su capacidad de almacenamiento (cada vez mayor según avanzan las alternativas). La longitud de los muelles (en torno a 2.000 metros) no alcanza ni de lejos la existente en el puerto actual (5.431 metros).
Los tráficos previstos para el puerto exterior en el Plan Estratégico en situaciones económicas poco favorables como las actuales, se sitúan en 6,9 millones de toneladas para 2020, cuando en 2003 se alcanzaron 5,9 millones de toneladas en el puerto interior. Este tiene una capacidad máxima de casi 13 millones de toneladas anuales, según datos de la Autoridad Portuaria. La operatividad, muy afectada por los temporales, es otro punto débil respecto al puerto actual y que puede suponer la pérdida de los tráficos auténticamente interesantes y su traslada a otros puertos.
Que el puerto exterior no tiene justificación lo demuestran también las extensas superficies vacías y el derroche en el aprovechamiento del espacio. No hay más que ver como se almacenan los vehículos sin la utilización de varias plantas.
Tirar 3.500 millones de euros al fondo del mar
El cromo que ahora nos enseñan, además de destructivo e inútil, es además muy caro. Ya están hablando de 3.500 millones de euros. La financiación se va a extraer en la parte pública especulando con los terrenos del puerto actual, lo que convierte la demagógica regeneración en un espeluznante pelotazo inmobiliario. La rentabilidad social del proyecto y cifras de creación de empleo carecen de total credibilidad, tal y como recientemente lo han manifestado los sindicatos ELA, LAB, EHNE y ESK. El beneficio ligado a este proyecto parece estar relacionado solo con determinados agentes económicos privados.
Los impactos ambientales ni siquiera se han evaluado
Lo presentado ahora por la Autoridad Portuaria tiene para Jaizkibel Bizirik un claro objetivo propagandístico y que magnifique el papel de Joxe Juan Gonzalez de Txabarri a escasos días de su despedida. A pesar de sus declaraciones y de su falsa interpretación, la tramitación ambiental se encuentra en sus inicios, y ni siquiera se han efectuado las consultas previas.
Incluso la Autoridad Portuaria aún no ha encargado la evaluación de impacto ambiental del proyecto, cuya elaboración se va a demorar 4 años.
23 abril 2009

Gaiak:

Iruzkina idatzi