«No sabemos ver el monte como espacio vivo y cambiante»

Egilea: Jaizkibel Bizirik  |  Atala: Iritziak / Opiniones
Jose Ramón Agirre ‘Marron’ En busca del equilibrio. El retorno a la Naturaleza desde el conocimiento de su realidad y su leyenda. Sin prohibiciones, con entendimiento

«No sabemos ver el monte como espacio vivo y cambiante»

Alpinista, parapentista, himalayista, documentalista. Ha volado sobre el K2. Y lo ha contado. Estuvo en Tasmania y fue hasta Gran Sol en barco pesquero. Es guía de montaña, trabaja en los parques naturales de Gipuzkoa y, por las señales que envían los puntos de control situados en Jaizkibel o Aralar, sabe que más de 45.000 personas caminan por los senderos y las pistas de nuestro entorno natural.
- No se siente que la Naturaleza tenga mucho peso en los programas políticos del 20N.

- Resulta ridículo que la mirada ecológica parezca ser un asunto exclusivo de la izquierda, los verdes o los indignados cuando en realidad es y tendría que ser una forma, una actitud de vida que no dependiera de banderas, partidos o ideologías. Una cultura vital. Como lo es en cuanto cruzas los Pirineos hacia el lado francés. O el Bidasoa hacia Lapurdi. Cuando viajas por Suiza o llegas a Nueva Zelanda, lugares donde las zonas protegidas o el cuidado de la Naturaleza no se cuestionan por asuntos turísticos, económicos o electorales.
- ¿Seguro?
- Sí. En Nueva Zelanda, en los parques naturales no se respeta el ciclo turístico sino el biológico y se cierran en determinados momentos del año, para respetar así la época en la que paren las hembras o cuando el cuidado de los cachorros exige una tranquilidad absoluta de la Naturaleza. Allí los visitantes tienen bien trazados los senderos por los que pueden transitar. Salirse de ellos es sancionable. Aquí, muchas veces el simple hecho de convertir en parque natural o zona protegida una extensión rica, preciosa en fauna y flora, puede ponerla en peligro porque se vuelve objetivo de gentes que no conciben la Naturaleza como algo vivo y cambiante; algo que nuestra conducta, precipitada, insensata, puede alterar o dañar. Diríamos que es mejor que los paraísos permanezcan ocultos.
- ¿Para tanto?
- Tenemos que hacer autocrítica. Es pura cuestión de actitud existencial. En el Norte de Europa o en Oceanía la gente prefiere trabajar solo cuatro horas para poder vivir de verdad y no como nosotros, que hasta parece que nos asustase tener una mañana libre porque no sabemos qué hacer con ella. Países en los que la gente camina descalza como queriendo no perder el contacto con la tierra. Aquí puede que si te ven en la noche andando sin zapatos por un paseo marítimo te pidan la documentación.
- Esa cultura tan envidiable será, seguramente, fruto de una educación inteligente.
- Absolutamente. No se trata de defender la Naturaleza a golpe de multas y prohibiciones sino informando de todas las maravillas que se despliegan ante nosotros cuando subimos a Aralar, al Ernio o a Jaizkibel. No podemos ser depredadores. Y no lo son solo los promotores de puertos deportivos mastodónticos. También nosotros cuando vamos a por setas.

Iruzkina idatzi