Puerto Exterior de Pasaia: argumentos para un no

Egilea: Jaizkibel Bizirik  |  Atala: Iritziak / Opiniones
IBON GALARRAGA | DOCTOR EN ECONOMÍA, EXVICECONSEJERO DE MEDIO AMBIENTE EN EL GOBIERNO VASCO 2005-2009
Leo con tristeza que la Autoridad Portuaria califica de «impecable» y aprueba el nuevo Informe de Sostenibilidad Ambiental. Este nuevo informe no es público, pero me cuesta demasiado creer que lo que mal comenzó pueda ser ahora medianamente justificado. El informe anterior, el ISA 2010 es francamente flojo.
Recapitulemos, 750 millones de euros (casi 125.000 millones de las antiguas pesetas) para un proyecto que no cuenta con ningún estudio riguroso y serio que lo justifique debidamente: ni por su potencial impacto económico, ni por los flujos comerciales actuales o futuros, ni siquiera por la más que necesaria necesidad de regeneración del entorno urbano pasaitarra que no precisa tener que hallarse vinculada a este macro-proyecto.
Déjenme que me explique; el proyecto se basa en un Plan Estratégico que acumula errores importantes de bulto como las proyecciones de entrada de carbón para la central térmica que pasan a duplicarse en próximos años (cuando no hay constancia de que exista plan alguno para duplicar la capacidad de la central sino más bien se habla de sustituirla por un ciclo combinado de gas). Tampoco los flujos de entrada de chatarra para la importante industria siderúrgica de Gipuzkoa, en manos del un solo grupo industrial extranjero, parecen justificar semejante esfuerzo. Pero es que además desde la óptica del comercio marítimo parece, cuando menos, poco sensato realizar planteamientos de competir (que no de cooperar) con otro puerto ‘estratégico’ cercano como es el de Bilbao. Una especie de genérica necesidad de inversión pública en Gipuzkoa -necesidad muy lícita por otra parte- es lo único que se me antoja podría explicar semejante intento por sacar adelante el proyecto. Pero, ¿es la construcción del puerto exterior el mejor destino para más de 700 millones de euros de inversión? Rotundamente no. Se me ocurren destinos mucho más interesantes y realmente estratégicos como cuestiones relacionadas con el conocimiento, la innovación y el desarrollo tecnológico. Incluso para el entorno de Pasaia. Me pregunto si no preferirán los pasaitarras (y resto de vascos/as) un futuro vinculado a nuevos centros de generación de conocimiento transferencia de tecnología o a un nuevo campus universitario frente a la alternativa de continuar solamente dedicados a la actividad tradicional del puerto.
Hablemos claro, el impacto que la nueva infraestructura va a tener sobre el acantilado de Jaizkibel y su entorno (un lugar protegido incluido en la Red Natura 2000) es innegable, muy crítico y severo. No hay medidas que puedan evitarlo, tan sólo reducirlo o si acaso compensarlo parcialmente. Y eso sin mencionar los potenciales impactos del aumento del nivel del mar que científicos vascos ya han constatado como consecuencia del cambio climático. La única opción que garantiza la protección del acantilado es la no construcción de la dársena exterior. De hecho, sólo cuestiones de fuerza mayor como la seguridad de las personas u otras de rango similar deberían justificar una actuación con semejante impacto ambiental. Para los más economicistas – aquellos que argumentan en términos del impacto positivo que tendrá en la economía- les diré que existen dudas más que razonables respecto a que el modelo de construcción de infraestructura pública vaya a contribuir a que salgamos de la crisis económica en la que nos encontramos. Sólo aquellos proyectos que contribuyan claramente a mejorar la competitividad de nuestro tejido empresarial, social y tecnológico deberían de ser considerados, y para mí éste no es uno de ellos. Pero es que además, un reciente estudio estima que el valor económico de conservar el entorno de Jaizkibel en el mismo estado ambiental en el que ese encuentra a día de hoy oscila entre los 172,11 y los 535,52 millones de euros anuales. Estos euros representarían pérdidas anuales si se llevara a cabo el proyecto de dársena exterior. Y estas pérdidas no se han incluido en el análisis coste beneficio (ACB) que la web de la autoridad del puerto aclara que contiene el nuevo informe. Existen otras cuestiones técnicas respecto al modo de abordar este tipo de análisis que son también cuestionables y de las que hablaremos otro día.
Espero que aún estemos a tiempo de recapacitar respecto a este macro-proyecto; las generaciones venideras y el bienestar de nuestros hijos e hijas nos lo agradecerán. Y si no espero al menos que el trámite de evaluación ambiental en el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino evite su materialización. Eso probaría que los procedimientos regulados en materia de evaluación ambiental tienen su utilidad.

Iruzkina idatzi