Las geoformas de Jaizkibel

Egilea: JB  |  Atala: Hemeroteka

La línea de costa entre Orio y Hondarribia contiene extraordinarias formas geológicas que están siendo estudiadas por investigadores de la sociedad Aranzadi. El catálogo de formaciones areniscas, datadas hace 40 millones de años, comprende grutas, oquedades y multitud de macro y microformas, que dibujan un paisaje espectacular en las estribaciones marinas de Ulia, Igeldo y, sobre todo, Jaizkibel, si bien queda en buena medida sustraído a la mirada humana por su inaccesibilidad, lo que explica también su virginal grado de conservación.

Carlos Galán, científico de Aranzadi, ha efectuado decenas de salidas durante el año pasado para analizar la composición y origen de estas figuras geológicas, cuyo colorido y estructura proporciona geoformas de gran singularidad, como, por ejemplo, «unos hojaldres que tienen un metro de largo y apenas unos milímetros de espesor. Si no son únicos en el mundo, sí son de los mejores ejemplos que se pueden observar», asevera este especialista.
Su situación geográfica, asomadas al mar, podría llevar a pensar que su mecanismo de creación fue por erosión marina y la acción del viento, pero no sólo. «Las geoformas son producto de la disolución intergranular; el agua de la humedad y del aire disuelve la roca, pero no como en los karst de calizas, por las fisuras y grietas. Estas rocas son granos de arena unidos por un cemento calcáreo que es disuelto por el agua. Cuando el agua disuelve ese cemento, los granos se descohesionan y la roca que era dura pasa a ser disgregable».
La resultante es un elenco de geoformas blancas, amarillas, anaranjadas, rosadas y ocres entre las que se incluyen: estructuras en disco y pilares, laminaciones, nódulos y concavidades, diversos tipos de alveolos, formas en panal de abejas, oquedades, abrigos, grutas y cuevas.
Estas formaciones tienen una gran semejanza, según Galán con los tepui de Venezuela. «Tanto las areniscas de la Formación Jaizkibel como las cuarcitas del Grupo Roraima están compuestas mayoritariamente (entre el 80% y el 96%) por granos de cuarzo. La principal diferencia reside en que la matriz o cemento intergranular es carbonático en el primer caso y silíceo en el segundo», especifica.
Galán concluye que si bien las grandes estructuras de Jaizkibel no se apartan de la morfología normal de los relieves en arenisca en otras partes del mundo, las geoformas de Jaizkibel «no dejan de constituir maravillas naturales, producto de la actividad modeladora de las fuerzas de la naturaleza sobre una también singular secuencia de imponentes masas de arenas aportadas por cañones submarinos a la cuenca Eocénica del Arco Plegado Vasco».
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