“Fue alucinante nadar junto al tiburón”

Egilea: JB  |  Atala: Hemeroteka

El hondarribitarra Aitor Lekuona es buen conocedor del litoral de Jaizkibel. Buceador y biólogo, disfruta de muchos momentos de su día a día en nuestra costa. Pero difícilmente olvidar ese lunes de mayo en que se dirigía en barco a punta Bioznar y  se topó con un tiburón peregrino de mas de cinco metros de largo.

Estaba yo sólo. Eran las 6 de la tarde. A medio camino entre Pasaia y Hondarribia, paré el barco, me metí en una cala y, cuando estaba a punto de echar el ancla, delante de mí, a 50 ó 100 metros, vi una aleta bastante grande. Me acerqué con el barco y enseguida lo identifiqué como un tiburón peregrino, ha relatado a PASAIAN. Era un poco más grande que el barco. Estaba totalmente en  superficie, como si fuera un corcón en un puerto. Con su boca enorme abierta, comiendo plancton. Estaba tranquilo, le daba igual que el barco estuviera  allí. Incluso lo toqué. Tras 15 ó 20 minutos mirándole a placer, el animal se sumergió y Aitor lo perdió de vista. Dio una vuelta con el barco y lo volvió a localizar. Tenía el traje puesto y pensé: ahora o nunca, recuerda. Como biólogo que es, sabía perfectamente que el tiburón peregrino es muy pacífico. Aun y todo, cuando me metí en el agua, tenía el corazón a 180 pulsaciones. Es un animal muy grande, estás en el mar, estás solo y da respeto.

La decisión mereció la pena. Nadar junto al tiburón, una especie protegida internacionalmente, fue alucinante, como estar viendo un reportaje. La imagen quedará grabada en la retina de Aitor. Era gris oscuro, con unas manchas en el morro, y unas marcas blancas en la aleta dorsal y caudal. Durante veinte preciosos e inolvidables minutos, fueron compañeros de mares.

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