Greenpeace valora negativamente las actuaciones en el entorno de Jaizkibel en su informe «Destrucción a toda costa» de 2009

Egilea: JB  |  Atala: Hemeroteka

La organización ecologista Greenpeace ha presentado su informe “Destrucción a toda costa” correspondiente a 2009, en el que se analiza la situación de las costas de Euskadi, punto por punto. Uno en los que se detiene es en el entorno del monte Jaizkibel, del que Greenpeace destaca su gran interés botánico, «ya que alberga numerosos microhábitats (lugares turbosos y pequeños humedales en general) y fondos de barrancos (vaguadas, acantilados, etc.) en los que se refugian especies extremadamente raras en Euskadi y en el continente europeo».

Crítica al “eco-puerto”

En su estudio del entorno de Jaizkibel, Greenpeace hace referencia al puerto exterior previsto para Pasaia, cuya construcción «supondría la afección directa a un Espacio Natural Protegido de valor ambiental singular como es el monte y el entorno de Jaizkibel».

Critica el colectivo ecologista que, «aunque se han planteado tres alternativas para su construcción y todavía no existen los preceptivos informes de impacto ambiental, sorprendentemente se ha adjudicado financiación pública a esta infraestructura» y que «el Plan Estratégico de la Autoridad Portuaria propone, incluso, un plan urbanístico en la bahía de Pasaia y con la venta del suelo obtener 400 millones de euros para financiar el puerto exterior».

Greenpeace continúa con su crítica al puerto exterior hablando de las propuestas de instalación de una central térmica y una planta de carburos en este puerto exterior. «Como la viabilidad del puerto exterior está en entredicho por la imposibilidad de justificar la generación de tráfico que avale su viabilidad económica, la Autoridad Portuaria ha propuesto la construcción de una central térmica de ciclo combinado de segunda generación y una planta de hidrocarburos. Ambas supondrían el movimiento de cinco millones de toneladas de materiales y productos y serían la base fundamental de las mercancías del denominado “eco-puerto”».

Según los ecologistas, «la alternativa parece evidente para todos menos para la Administración. Se deben reordenar los servicios del actual puerto, y gestionar de forma más eficiente su espacio y logística, de forma que las nuevas instalaciones no estén condenadas a servir de almacén de chatarra, carbón y minerales durante meses. En definitiva, sacar el máximo rendimiento a la vasta explanada del puerto actual».

La térmica, entre las más contaminantes

Otro de los elementos que centran las críticas de Greenpeace acerca de las actuaciones en el entorno de Jaizkibel es la central térmica. Greenpeace interpuso un recurso a finales de 2008 ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco contra la resolución del Gobierno Vasco por la que se otorgó la Autorización Ambiental Integrada a la central térmica del actual puerto interior de Pasaia. «Esta central térmica, propiedad de Iberdrola, está situada a 50 metros de las viviendas del municipio de Pasaia, y acosa también al monte Jaizkibel. La denegación del recurso es indicativa de que pese a la “publicidad verde” lanzada recientemente por la compañía, los responsables de esta decisión no están velando ni por la salud pública ni por el medio ambiente, ya que la central está dentro de las 20 instalaciones más contaminantes del Estado español, según un informe de Comisiones Obreras».

Otros puntos negativos

El intenso tráfico marítimo de la zona, para Greenpeace, también «supone una amenaza para este entorno, ya que se producen accidentes como el del buque Maro en 2008». Este barco, argumentan los ecologistas, «encalló en los acantilados de Jaizkibel y derramó más de 54 toneladas de fuel al mar y las costas».

Asimismo, para Greenpiace, la actividad industrial y ocupación urbana de la zona también «influyen muy negativamente en los niveles de contaminación, tanto de las aguas como de los sedimentos del río Oiartzun». La Agencia Vasca del Agua, dicen, «detecta en varios puntos niveles por encima de los límites permitidos de plomo y PAH en bivalvos del estuario, además de elevadas concentraciones de PCB -considerado como uno de los doce contaminantes más nocivos del mundo-, mercurio y zinc en sedimentos, e incumplimientos en las aguas por niveles de cobre y cadmio»; una situación que «no podrá mejorar si la central térmica situada en este lugar continúa operando».

Ulía, otro entorno criticado

El entorno del monte Ulía también tiene su espacio en el estudio de Greenpeace. Los ecologistas lo describen como una zona «aislada del crecimiento urbanístico que se extiende entre San Sebastián e Irún por el monte Ulia, por lo que a pesar de su proximidad y de la adecuación recreativa de algunas zonas, hay sectores bien conservados».

No obstante, en lo que respecta al cambio en superficie sufrido por el estuario, la organización ecologista destaca que el estuario del Urumea «es el peor conservado de todos los existentes en Euskadi. Tan sólo se conserva el 12% aproximadamente de su superficie original». En este hecho tiene especial responsabilidad el ser humano: «la mayor parte de la extensión perdida por el estuario, 3.345.000 metros cuadrados, ha sido por acción del hombre, y únicamente un 15% es debido a causas naturales».

Contaminación por aguas negras

Entre los principales aspectos que afectan a su conservación «destaca el vertido de aguas residuales desaguadas a través de los colectores del Urumea. Las aguas negras contaminan una extensa área marina, lo que provoca también un impacto visual importante». En la actualidad, «se está procediendo a la creación de un emisario submarino y está prevista la instalación de una planta depuradora», lo cual «queda reflejado en la calidad de las aguas. Según las directivas europeas y la normativa estatal, la masa de agua de transición incumple los estándares en todas las estaciones estudiadas, debido a la presencia de cadmio, plomo y cobre». También, dicen, «se encuentran niveles por encima de los establecidos en zinc, mercurio y DDT en los sedimentos de la bahía».

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