Diego Sztulwark
Revista Anfibia
¿Puede volver el fascismo? Ni Trump, ni Le Pen, ni Bolsonaro repiten el fascismo histórico. Probablemente sea más acertado hablar de un fascismo posmoderno, un tipo específico de vitalismo que se afirma en cierta esencia o pureza étnica, de clase o nacional por medio de una violencia intolerante y a través de la inferiorización de poblaciones enteras, se trate de migrantes, negros, mujeres u homosexuales. La pregunta por la actualidad del fascismo supone un ejercicio de caracterización de fuerzas y circunstancias políticas e históricas.
> continuarClaudio Aguayo
Observatorio de Crisis
INSURRECCION “CUMA”, REBELIÓN CONSTITUYENTE
“Ya no necesitamos declararnos vanguardia” Gladys Marín Millie.
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La pregunta más importante de la izquierda chilena desde que estallido de forma más o menos espontánea la revuelta de octubre—con la emergencia de una insurrección de los sectores más afectados por la desposesión neoliberal: estudiantes secundarios de colegios precarizados, “cumas”, barras bravas, jubilados y pobladores—refiere a las posibilidades que abre esta coyuntura. ¿Qué salida positiva para las demandas democrático-sociales puede surgir de una insurrección como esta? Desde luego, las respuestas no han sido ni unívocas ni fáciles.
> continuarManuel Acuña A.
Rebelión
CARACTERÍSTICAS DE UN FENÓMENO
Un estallido social tiene por característica que la comunidad toda sale a la calle a manifestar lo que siente. No lo hace con congoja, con tristeza sino, por el contrario, con ímpetu y alegría. A menudo, con rabia porque, como nos lo enseñan los psicólogos, la satisfacción de la rabia también produce bienestar, satisfacción. Por eso los manifestantes corren, saltan, bailan, rayan, expresan a gritos y con consignas lo que buscan, lo que desean; por eso, aunque en menor medida, se vuelven agresivos. Hay un estado especial, un estado anímico que identifica lo que sucede al interior de cada individuo cuando, de improviso, explota un movimiento social. Para Francesco Alberoni, que estudiara este fenómeno,“La historia de Occidente está hecha, en gran medida, por movimientos. Movimientos religiosos, políticos, culturales de todo tipo […] Observando estos fenómenos heterogéneos puede llegarse a la conclusión que el fenómeno más original, más específico que los caracteriza es algo que sucede en la mente del individuo. Una experiencia, un modo de ver el mundo y de relacionarse con los otros que he llamado estado naciente” [1] .
> continuarAlejandro Teitelbaum
CEPRID
Bolivia parecía seguir –con algunos sobresaltos- un proceso de mejoras socioeconómicas, culturales y políticas a favor de las capas populares, incluidas entre estas últimas el reconocimiento de la identidad y de la igualdad de derechos de las mayorías indígenas.
> continuarRafael Bautista
Bolpress
Eso que se tenía que cambiar acabó domesticando a los revolucionarios y a la revolución: el pueblo desaparece de un proyecto hasta revolucionario y el mismo proyecto se reduce a una mera mantención del poder como único horizonte político. Y es el propio gobierno el que da los mejores argumentos para vaciar al propio pueblo del espíritu del cambio y trasladar éste a los contingentes de reserva sobre todo clasemediero que activa el discurso señorialista. Ya circulan testimonios al interior del propio gobierno donde se advierte un proceso de derechización que atraviesa ámbitos de decisión que trabajan en contra del “proceso de cambio”. La derechización en la propia base social del gobierno hace que el pueblo desaparezca como actor de liberación y se constituya en competidor del poder espurio.
> continuarRodrigo Santillán Peralbo
Revista Siempre
El gobierno del presidente Rafael Correa Delgado y su Movimiento Alianza País que se definía de izquierda, forjaron la candidatura de Lenin Moreno Garcés a la Presidencia de la República del Ecuador. Ganó las elecciones que se realizaron el 19 de febrero de 2017, con el 51.16% de la votación nacional. La amistad y la “luna de miel” pronto se terminó al descubrir que “la mesa servida” que decía dejaba Correa a Moreno, no existía y más bien encontró las arcas fiscales vacías y una monumental deuda pública. La enemistad entre los antes íntimos amigos, se resquebrajó hasta un rompimiento total cuando comenzó a destaparse la olla podrida de la corrupción. El gobierno heredero de Correa se rebelaba cuando Correa y sus seguidores comenzaron a llamar a Moreno, traidor.
> continuarMiriam Lang
Alterinfos
En una victoria histórica, el movimiento indígena de Ecuador obligó al gobierno de Lenin Moreno a retirar un decreto de ajuste estructural impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como condición previa para un crédito. El paquete de ajuste incluía principalmente la liberalización de los precios del combustible y el diésel, anteriormente subvencionados, así como la pérdida de importantes derechos laborales. El gobierno cedió solo después de doce días de levantamiento popular en todo el país, con fuertes disturbios especialmente en la capital, Quito. La situación se complicó aún más por los intentos de los seguidores del expresidente Rafael Correa de instrumentalizar políticamente la protesta. Las relaciones de fuerzas en Ecuador han cambiado: dejan especialmente fortalecido al movimiento indígena, quien lidero más visiblemente el levantamiento popular en el que también participaron sindicatos, mujeres, estudiantes, barrios y también sectores de las clases medias. Ahora, el país enfrenta el desafío de recomponerse, tras múltiples violaciones de derechos humanos y un fuerte brote de racismo y clasismo en las redes sociales. También se tiene que construir una política económica radicalmente diferente, que tenga en cuenta la plurinacionalidad.
> continuarLuiz Renato Martins
Revista Herramienta
Traducido del inglés por Santiago Gruber
A la memoria de Chico de Oliveira
¿Cuál fue el significado de las votaciones del pasado mes de octubre? El ascenso electoral al poder en Brasil de un bloque de ultraderecha trajo simultáneamente un enigma y un gran peligro para la clase obrera. Su confrontación requiere al menos tres tareas preliminares: la crítica radical del principio rector del PT de dar prioridad al crecimiento económico a través de un pacto con el capital monopolista, así como una crítica histórica efectiva de la falsa transición (1984-85) –de cuyo sistema político el PT es un derivado, no una negación–. La construcción de un programa político de clase por parte de los trabajadores, preparado para la resistencia y el combate, requiere también las críticas necesarias de la propia responsabilidad política del PT por su colapso.
> continuarVioleta Núñez y Alejandro Pedregal
Revista Contexto
El 2 de julio de 2018, tras haberse postulado como candidato en tres procesos electorales (2006, 2012 y 2018), Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó las elecciones a la Presidencia de la República de México al frente del Partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA). En las últimas décadas, los mexicanos habían sufrido diversos fraudes en las elecciones presidenciales cuando las perspectivas de cambio se hacían más presentes. En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas sufrió uno de ellos. En 2006, el propio AMLO experimentó otro en el que, con una supuesta diferencia del 0,56%, no se aceptó hacer un nuevo recuento. De este modo, cuando en julio de hace un año AMLO venció, a muchos mexicanos les parecía insólito que “permitieran” ganar a un hombre que había prometido en campaña una “Cuarta transformación”. Para AMLO, después de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, había llegado la hora de afrontar un nuevo cambio profundo, “pacífico y ordenado”, del sistema social imperante. La propuesta parecía aún más insólita ante la coyuntura latinoamericana, con el derrocamiento de gobiernos progresistas en Argentina, Ecuador o Brasil (y el ascenso al poder de la ultraderecha en este país), y el recrudecimiento de las embestidas imperialistas contra otros, como Venezuela, Cuba o Bolivia. Aún así, AMLO ganó con tanta holgura que su victoria tuvo que ser reconocida.
> continuarRoberto Pineda
CEPRID
Introducción
Una gran alegría estar con ustedes, un abrazo de saludo.(1) Voy a ser breve, y ojala podamos luego tener un diálogo o lo que sería mejor un debate, porque la verdad se construye mediante el intercambio de ideas, de visiones. Voy a intentar presentarles un cuadro más que de coyuntura, de lo que percibo como las principales tendencias de la situación política internacional y nacional, esta última a partir de los cambios provocados por las últimas elecciones presidenciales del 3 de febrero de este año (2), la llegada al gobierno de Nayib Bukele el 1 de junio y sus primeros cien días de gobierno. Estamos en un nuevo momento como izquierda y país, con sus respectivos reacomodamientos, desplazamientos, y el surgimiento de nuevas contradicciones.
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