CEPRID

Davos y la economía mundial que se derrite

Lunes 22 de enero de 2024 por CEPRID

Michael Roberts

Traducido por Observatorio de Trabajadores en Lucha

La juerga anual de la élite mundial rica, denominada Foro Económico Mundial (FEM), está de nuevo en marcha en la lujosa estación de esquí de Davos (Suiza). Asistirán miles de personas y muchos de los «grandes y buenos» líderes políticos y empresariales han llegado en sus jets privados con enormes séquitos. Entre los oradores figuran el primer ministro chino Li Qiang, la jefa de la UE, Ursula von de Leyen, Zelenski de Ucrania y muchos altos dirigentes empresariales.

El FEM pretende debatir los retos a los que se enfrentará la humanidad en 2024 y en adelante. Estos retos, sin embargo, se ven principalmente desde el punto de vista del capital global y cualquier solución política propuesta está impulsada por el objetivo de mantener el orden capitalista mundial.

Así lo revela el Informe anual sobre los Riesgos Mundiales del FEM (annual Global Risks Report), que realiza una encuesta entre los participantes en Davos. El informe explora algunos de los riesgos más graves a los que podemos enfrentarnos en la próxima década, en un contexto de rápidos cambios tecnológicos, incertidumbre económica, calentamiento del planeta y conflictos. A medida que la cooperación se ve sometida a presión, las economías y las sociedades debilitadas pueden necesitar sólo la sacudida más pequeña para superar el punto de inflexión de la resiliencia.

En cuanto a la economía mundial, el informe se muestra preocupado. Entre los diez principales «riesgos» para los encuestados en 2024 figura la crisis del coste de la vida y el estancamiento económico. El informe del FEM dice: “Aunque por ahora parece prevalecer un «aterrizaje más suave», las perspectivas a corto plazo siguen siendo muy inciertas. Hay múltiples fuentes de presiones continuas sobre los precios por el lado de la oferta que se avecinan para los próximos dos años, desde las condiciones de El Niño hasta la posible escalada de los conflictos vivos. Y si los tipos de interés se mantienen relativamente altos durante más tiempo, las pequeñas y medianas empresas y los países muy endeudados estarán especialmente expuestos a sufrir problemas de endeudamiento”.

El informe califica esta situación de «incierta», pero lo que es seguro es que el llamado «aterrizaje suave», es decir, la expansión económica constante sin desplome, se limita a la economía estadounidense, no a otras, al menos entre las principales economías capitalistas avanzadas.

Incluso las perspectivas de la economía estadounidense no son nada del otro mundo, a pesar de las palabras optimistas de muchas fuentes estadounidenses.

Una recesión el año que viene parece menos probable de lo que parecía a principios de 2023, ya que los tipos de interés tienden a la baja, los precios de la gasolina han bajado respecto al año pasado y los ingresos crecen más deprisa que la inflación, declaró Bill Adams, economista jefe del Comerica Bank.

Pero admitió que, por término medio, los economistas esperan que la economía estadounidense crezca sólo un 1% en 2024, aproximadamente la mitad de su tasa normal a largo plazo, y una desaceleración significativa desde el 2,6% estimado en 2023. Así que, en el mejor de los casos, no habrá recesión, sino un virtual estancamiento en 2024. «Esto es menos una recesión y más un parón del crecimiento», dijo Rajeev Dhawan, economista de la Universidad Estatal de Georgia.

En el resto de las economías del G7, las cosas pintan peor. La economía alemana retrocedió un 0,3% en 2023 y podría hundirse aún más este año, con la industria manufacturera alemana contrayéndose a un ritmo interanual del 6-7%. Tanto la economía francesa como la británica se han vuelto negativas en el último trimestre de 2023. Lo mismo ocurre con Canadá y Japón, mientras que Italia está estancada. Y hay otras economías capitalistas avanzadas que ya están en recesión: Holanda, Suecia, Austria y Noruega. En las llamadas economías emergentes, muchas se han ralentizado considerablemente desde cualquier estallido de recuperación en 2022 tras el final de la caída pandémica de 2020.

Las tasas de inflación están cayendo desde sus máximos de 2022, a medida que los bloqueos de la oferta y la debilidad de la industria manufacturera se recuperan un poco después de que la pandemia mantuviera bajos la oferta y el comercio internacional. Los precios de los alimentos y de la energía han caído bruscamente en 2023. Pero el daño ya está hecho. De media, los precios para la mayoría de la población del mundo capitalista avanzado han subido un 20% desde el final de la pandemia (y siguen subiendo). Es incluso peor para muchos países pobres y en muchas economías de renta media como Argentina (150%) y Turquía (50%). Como resultado, los ingresos reales de los hogares medios han caído desde 2019, lo que supone la mayor caída del nivel de vida en décadas. Además, la inflación podría empezar a aumentar de nuevo a medida que los recientes ataques a la navegación en el Mar Rojo por la destrucción de Gaza y sus 2 millones de habitantes por parte de Israel empiecen a extenderse por Oriente Medio, rico en energía.

El Banco Mundial lo resume en su último informe. Puede que no haya recesión en EEUU, pero «la economía mundial va camino de su peor media década de crecimiento en 30 años». Detrás de esta desaceleración, el Banco Mundial identifica la ralentización de la inversión productiva de las principales economías en empleos y rentas creadoras de valor.

Los marxistas añadirían que detrás de esa ralentización de la inversión está el bajo nivel histórico de rentabilidad del capital mundial (excluyendo a la ínfima minoría de gigantes tecnológicos y energéticos).

El Banco Mundial prevé que el crecimiento del PIB de la economía mundial crezca sólo un 2,4% en 2024, frente al 2,6% del año pasado (y eso incluye a India, China, Indonesia, etc., que crecerán al 5-6%). Sería el tercer año consecutivo en el que el crecimiento resultaría más débil que en los 12 meses anteriores. Sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas, declaró Indermit Gill, economista jefe y vicepresidente primero del Banco Mundial.

Se espera que el crecimiento del comercio mundial en 2024 sea sólo la mitad de la media de la década anterior a la pandemia. El comercio mundial de mercancías se contrajo en 2023, marcando el primer descenso anual fuera de las recesiones mundiales en los últimos 20 años. Se prevé que la recuperación del comercio mundial en 2021-24 sea la más débil tras una recesión mundial en el último medio siglo.

Se espera que las economías avanzadas registren un crecimiento de sólo el 1,2%, por debajo del 1,5% de 2023. Muchas economías en desarrollo siguen lastradas por «más de medio billón de dólares de sobreendeudamiento» y la reducción del «espacio fiscal» (es decir, la capacidad de los gobiernos para gastar en necesidades sociales). La inseguridad alimentaria saltó en 2022 y se mantuvo alta en 2023.

El informe del FEM señala el peligro que supone para el capitalismo lo que denomina «polarización de la sociedad», es decir, las crecientes divisiones entre ricos y pobres provocadas por el estancamiento económico que conduce a la pérdida de apoyo a los partidos del capital existentes y a sus instituciones políticas.

El informe no menciona el alcance de la desigualdad social en el mundo en 2024. Pero cada año, en Davos, Oxfam presenta su informe ‘alternativo’ sobre el estado de la desigualdad. Se trata de una asombrosa condena del fracaso del orden capitalista a la hora de satisfacer las necesidades sociales de la inmensa mayoría de la humanidad. En su informe de este año, titulado “La supervivencia de los más ricos”, Oxfam señala que la riqueza extrema y la pobreza extrema han aumentado simultáneamente por primera vez en 25 años. Mientras que la gente corriente hace sacrificios diarios para cubrir necesidades esenciales como la alimentación, los superricos han superado incluso sus sueños más descabellados. En tan sólo dos años, esta década se perfila como la mejor hasta la fecha para los multimillonarios: un boom de los años 20 para los más ricos del mundo, declaró Gabriela Bucher, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional.

Durante los años de pandemia y crisis del coste de la vida desde 2020, 26 billones de dólares (63%) de toda la nueva riqueza fue captada por el 1% más rico, mientras que 16 billones (37%) fueron a parar al resto del mundo en conjunto. Un multimillonario ganó aproximadamente 1,7 millones de dólares por cada dólar de nueva riqueza mundial que ganó una persona del 90% más pobre. ¡Las fortunas de los multimillonarios han aumentado 2.700 millones de dólares al día! Esto se suma a una década de ganancias históricas: el número y la riqueza de los multimillonarios se han duplicado en los últimos diez años.

Al mismo tiempo, al menos 1.700 millones de trabajadores viven actualmente en países donde la inflación supera a los salarios, y más de 820 millones de personas -aproximadamente uno de cada diez habitantes de la Tierra- pasan hambre. Las mujeres y las niñas suelen ser las que menos y las últimas que comen, y constituyen casi el 60% de la población hambrienta del mundo.

Oxfam cita al Banco Mundial y afirma que es probable que estemos asistiendo al mayor aumento de la desigualdad y la pobreza en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.

Países enteros se enfrentan a la bancarrota, y los países más pobres gastan ahora cuatro veces más en pagar las deudas a los acreedores ricos que en asistencia sanitaria. Tres cuartas partes de los gobiernos del mundo están planeando recortes del gasto público impulsados por la austeridad -incluidos en sanidad y educación- por valor de 7,8 billones de dólares en los próximos cinco años.

Como de costumbre, el FEM no ofrece en su informe ninguna solución política para invertir o incluso frenar este grotesco nivel de desigualdad, ni siquiera un impuesto sobre la riqueza. En cambio, el principal problema de riesgo para los encuestados por el FEM es el «clima extremo». Las consecuencias económicas del calentamiento global y el cambio climático son lo que preocupa a los dirigentes empresariales y gubernamentales de Davos. Significa daños a las empresas y a las infraestructuras, y tener que hacer frente a millones de personas obligadas a abandonar sus hogares y emigrar.

Sin embargo, como demostró la cumbre climática COP28, las empresas y los gobiernos no están cumpliendo los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero necesarios para evitar temperaturas extremas, inundaciones y sequías.

Como dice el informe del FEM “Muchas economías seguirán sin estar preparadas para los impactos ‘no lineales’: el desencadenamiento de un nexo de varios riesgos socioambientales relacionados tiene el potencial de acelerar el cambio climático, mediante la liberación de emisiones de carbono, y amplificar los impactos relacionados, amenazando a las poblaciones vulnerables al clima. La capacidad colectiva de adaptación de las sociedades podría verse desbordada, teniendo en cuenta la mera escala de los impactos potenciales y los requisitos de inversión en infraestructuras, dejando a algunas comunidades y países incapaces de absorber los efectos tanto agudos como crónicos del rápido cambio climático”. El capital no da abasto.

El mundo experimentó su año más caluroso en 2023, con «récords climáticos cayendo como fichas de dominó», ya que la temperatura media global alcanzó casi 1,5º C por encima de los niveles preindustriales, según la agencia europea de observación de la Tierra Copernicus. Las temperaturas medias mundiales durante 2023 fueron más altas que en cualquier otro momento de los últimos 100.000 años.

De hecho, si la élite de Davos mirara bajo la nieve de su lujoso complejo turístico, descubriría que la capa de nieve general en Suiza ha descendido casi 8 puntos porcentuales si se comparan las medias de tres años que abarcan las temporadas 2002-03 a 2004-05 con las temporadas 2020-21 a 2022-23. Según un estudio publicado en Nature el año pasado, el número de días de nieve en los Alpes ha descendido más en los últimos 20 años que en los 600 anteriores. El esquí de invierno en Davos está en peligro.

Los científicos han advertido de que los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes e intensos a medida que continúe el calentamiento global, y que deben tomarse medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en casi un 45% para 2030, con el fin de limitar el calentamiento a menos de 1,5º C. Ahora se va camino de casi 3º C.

Pero los participantes en el FEM no ofrecen ninguna solución a este desastre creciente, salvo repetir el llamamiento de la COP28 a «una transición que abandone los combustibles fósiles» y a más energías renovables y cooperación mundial. No se menciona la toma de control de las empresas de combustibles fósiles ni la planificación global para ayudar a los países pobres con sus desastres medioambientales. En lugar de eso, las empresas de combustibles fósiles están en Davos con fuerza para garantizar que «todo siga igual».

Hubo otros dos temas que preocuparon a los participantes en el FEM: la inteligencia artificial y el peligro de que surja una «desinformación generalizada» de las máquinas de IA generativa incontrolada; y el creciente número de conflictos armados interestatales en el mundo.

Al capital mundial le preocupan los perjuicios para el comercio, las inversiones derivadas de las rivalidades geopolíticas y la desilusión social causada por la «desinformación» sobre la desigualdad y el crecimiento económico.

Pero los participantes están menos preocupados por la pérdida de puestos de trabajo de la IA para amplias franjas de trabajadores o por la horrenda pérdida de vidas y miembros a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania o la destrucción israelí de Gaza; o los millones de hambrientos y desplazados en la guerra civil de Sudán; o el bombardeo de ciudades y personas en Yemen.

Pero, por supuesto, les preocupa que las tensiones sobre Taiwán se conviertan en un conflicto militar directo entre China y EEUU, lo que amenazaría todo el orden mundial.

¿Qué concluye el Informe de Riesgos del FEM de su encuesta a los participantes en Davos? “A medida que nos adentramos en 2024, destacamos una perspectiva predominantemente negativa para el mundo en los próximos dos años, que se espera empeore durante la próxima década. … Las perspectivas son notablemente más negativas en el horizonte temporal de 10 años, y casi dos tercios de los encuestados esperan un panorama tormentoso o turbulento”.

Nada bueno para el capital y aún peor para los trabajadores.

Michael Roberts es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.


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